"Se me sigue poniendo la piel de gallina con el fútbol"Andrés Iniesta es un futbolista atípico, y más en los tiempos que corren. No es un crack mediático ni un personaje llamativo. Discreto y natural fuera del campo, habla el lenguaje del juego, tanto en su club como en la selección, con un talento sublime, como así se lo reconocen los seguidores de todos los equipos. Su carrera es un ejemplo de amor al fútbol desde la niñez.
En la intimidad, Iniesta es socarrón y curioso. De hecho es el único universitario (INEF) de la plantilla del Barça, un estatus que no casa con ser futbolista de élite. Un paseo por su sitio en internet (
www.andresiniesta.es) desvela un álbum de fotos de lo más divertido: comiéndose un bocadillo tras un partido, investigando en la plantación de champiñones de su tío o con su novia. No todos los jugadores la enseñan.
Una tasca madrileña, llena de cabezas de toros y fotos borrosas de toreros legendarios autografiadas o no. Fue el 25 de marzo del 2007. Andrés Iniesta reflexionaba sobre su nuevo estatus futbolístico, cercano al estrellato pero muy lejano, nimio, comparado con el que ha alcanzado dos años y medio después. Ante un plato de alitas de pollo, la mitad dulces y la mitad picantes, y otro de oreja de cerdo frita y crujiente, el jugador se veía en el lugar más privilegiado de su larga carrera de fondo con su segunda Liga, su primera Champions y su titularidad indiscutible en la selección española. Un año y medio antes sólo era un joven banderillero del Barça que llevaba una estela de futbolista único, cabal y disciplinado, que aún no había madurado del todo y que era tan obediente que no sólo no protestaba nunca sino que jamás mostraba su enfado.
En aquella comida torera, Iniesta, que no era uno de los capitanes del Barça, que no había ganado la Eurocopa, que no había sido elegido entre los diez mejores jugadores del mundo por la FIFA, que no había marcado el gol en Stamford Bridge que pasará a la historia del fútbol, detectaba ciertos comportamientos en su equipo que no cuadraban con la profesionalidad exigida, pero no intuía que su equipo que aquel año aspiraba a seis trofeos no sólo no iba a ganar ninguno sino que iba a sumirse en una poza de derrotas acompañada del deterioro de grandes jugadores que le dio al Real Madrid un oxígeno y unos títulos inesperados.
El año pasado todo fue distinto, Iniesta y su equipo tocaron tantas veces el cielo que hasta les dieron ganas de quedárselo en propiedad. La consecución de la tercera Liga de Campeones ha forjado un espíritu que trata de perpetuarse sin quiere caer en errores pasados. Lo explica uno de los jugadores más queridos en toda España, uno de aquellos futbolistas que no caen mal a nadie y que hermanan a todas las aficiones, algo que en la Liga de las grandes rivalidades, de las aficiones enfrentadas durante décadas, muy pocos jugadores han conseguido.
Después de la final de París no se sabe si el Barça jugó con el destino o el destino jugó con el Barça, lo que sucedió es que llegaron dos años de sequía y muchos problemas. ¿Y ahora?No hay ningún riesgo de que pueda volver a pasar lo del 2006. No. Pondría la mano en el fuego. Todos somos ya mayores y hemos aprendido de cosas así.
¿Qué es lo que recuerda más de la victoria de Roma?Antes de empezar el partido, cuando nos hicieron la foto de la formación titular. Fue un partido muy bonito. Quitando los diez primeros minutos, lo disfruté hasta el final. Cuando me cambiaron sentí que era campeón. Por suerte, tantos años después, se me sigue poniendo la piel de gallina con el fútbol, me pasa muchas veces, en París, contra el Chelsea…
¿Cuando salió de titular en Roma se acordó de que no lo había sido en París?No, la verdad es que entonces no pensé ni en París ni en la semifinal contra el Chelsea ni en nada, sólo en recuperarme. Cuando me lesioné en el partido de Liga contra el Villarreal tenía 17 días para recuperarme y trabajar duro para jugar y lo jugué. Luego sí pense, pero ya era cuando estaba con mi gente. Me acordé de que no fui titular en París, pero también del primer día que llegué al Barça. Lloré cuando me lesioné y tras ser campeones también lloré, pero por la emoción y del esfuerzo por haber llegado a tiempo.
De usted se dice que es uno de los mejores del mundo. Ante eso, ¿huye?, ¿se ríe?, ¿no hace caso?No me voy corriendo, porque depende de quien vengan los elogios… me motivan. Ojalá que todos los años me pregunten si ese es mi mejor año, eso es bonito, significa que la gente del fútbol ve tu evolución y ve que eres mejor.
Este año la Liga se ha puesto al rojo vivo mucho antes del inicio. ¿El equipo está mentalizado para asumir que todos van a ir contra los *tricampeones?Sí, con el grupo y los técnicos que hay, sin ninguna duda. Hemos aprendido. En el fútbol no hay más realidad que la que dice que si te duermes cinco minutos, te eliminan de la Copa del Rey, y si te duermes tres, estás fuera de la Champions.
¿Ha saboreado el triplete?Claro, ¿por qué no debería haberlo hecho?
Muchos aficionados parecieron olvidarse del histórico triunfo cuando el Madrid empezó a presentar fichajes.Yo creo que sí. Todo el mundo lo ha disfrutado, que el Madrid se haya reforzado es normal. Nosotros tenemos que mirar a lo nuestro, no a otro sitio.
El Madrid quiere imponer su estilo a base de fichajes millonarios; el Barça, en cambio, no.Yo prefiero nuestra apuesta, la de un equipo y un estilo consolidado, la de conocerse desde hace tiempo. En principio, todo eso te da una cierta ventaja, pero este es un deporte muy caprichoso, y tampoco tiene tanta importancia una u otra cosa.
Cristiano Ronaldo, Benzema, Kaká… menudo lío tendrá el Real Madrid si pierde un partido, ¿no? Seguirán siendo once y jugarán contra otros once. Los nuevos jugadores del Real Madrid son futbolistas de un nivel altísimo, pero de verdad que el fútbol es más que eso, y es mejor que siga siendo así; de lo contrario, este deporte no tendría mucho misterio.
¿En la Liga van a ir por ustedes y también a por los neogalácticos?Somos el actual campeón. Igual que el año pasado intentamos quitarles a ellos la Liga y lo conseguimos, ahora tratarán de devolvernos la moneda. Todos nos querrán ganar, pero es bueno para nosotros en nuestro intento de revalidar la Liga.
¿Pep Guardiola está distinto en su segundo año?No, está igual que el primer día, y por eso el equipo tiene una confianza ciega en él, y él en el equipo.
¿Lo ven como un jefe?No como un jefe, sino como el líder que siempre ha sido, como el entrenador que mira por nosotros. Todo ha ido muy bien desde que llegó. Creo, de todos modos, que tenemos que empezar a olvidarnos del año pasado y no ir a las comparaciones de si en la jornada tal llevábamos más o menos goles que ahora y esas cosas. Va a ser un año durísimo, con momentos buenos y malos.
Recuerdos del chico más queridoEncima de la tele del comedor familiar está su foto en la que aparece con Juan Pablo II en una recepción en el Vaticano. El niño, que tenía unos 15 años y una cara de angelito blanco como de mármol de Carrara, iba vestido con un traje gris claro, camisa beige y con un libro del centenario del Barça bajo el brazo. Es una imagen que merece ser explicada en mil palabras. De todos los chicos de la cantera barcelonista, Andrés Iniesta fue el elegido para representar al club en la recepción papal. Por algo sería.
Ya ha pasado mucho tiempo desde que el niño de la piel casi transparente jugaba con dos años en el patio trasero de su casa de Fuentealbilla con una pelota pequeña. Es otra foto, plastificada, vieja y descolorida, que certifica que Iniesta es humano, no viene de otro planeta, que no ha dejado de ser humilde, que saltó a la fama ya de pequeño por su fútbol y por su deseo de ganar dinero no para ser rico sino para retirar a su padre, que era albañil. Su padre, José Antonio, guarda esa fotografía como oro en paño en la memoria y en su cartera.
El niño ha crecido, incluso tiene ya su propia casa en el pueblo (con patio y piscina), pero siempre será el niño. Iniesta es un ejemplar raro que combina la profesionalidad hasta extremos radicales, un reconocimiento tardío y progresivo hasta que la evidencia de su calidad no podía ser más absoluta, y un carácter accesible, impecable por mucho que necesite aislarse y comportarse como un futbolista. La tercera instantánea resume las edades de Iniesta. Está en la retina de millones de personas –el gol al Chelsea en Stamford Bridge– y es la que resume años de sacrificios, lágrimas y paciente espera. La que vale la entrada al panteón de los más grandes y, sobre todo, los más queridos.
) tiene de las mejores prosas a la hora de elaborar cronicas deportivas. Jornada tras jornada, no tiene desperdicio. El y Ramon Besa hacen que lea el Pais antes que el Marca, o Mundo Deportivo u otro para las cronicas.
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