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Primer Acto: Partido de los buenos. De ida y vuelta al principio, con un Madrid con la pretensión de aprovechar la velocidad de Ronaldo y un Valencia conjurado junto a su afición para ganar. Por la Champions y por fastidiar a un rival que, en líneas generales, no soporta. El Madrid, dubitativo a veces, imperial en otras con Zidane tirando del equipo, se adelantó con un gol de cabeza de Ronaldo. Posible fuera de juego y después de un probable penalti de Michel Salgado por mano. Mestalla se calentaba y a Pino Zamorano se le iba el partido de las manos.
El Valencia, con un Aimar muy activo y peligroso, empató muy rápido, en un zurdado de Fabio Aurelio. Era el premio al acoso che, con mil oportunidades no concluidas. El eterno problema del actual campeón de Liga. El Madrid, con Guti y Flavio en el medio pivote, se rompió también a veces por el centro de la zaga, como en una acción individual de Aimar. Y si los galácticos querían reaccionar, estopa de Marchena a Ronaldo y de Carboni a Figo. No es una buena plaza Mestalla para el Madrid.
Segundo Acto: Fenomenal Real Madrid. Con un encomiable cambio de actitud, más un hundimiento físico notable del Valencia, el todavía campeón de Europa se exhibió en la segunda mitad. En un arranque frenético, con hambre de ganar la Liga en un estadio complicado, desquició al rival. Ronaldo casi marca ya a los 50', Pino Zamorano perdonó después la segunda amarilla a Marchena, obvió un penalti de Pellegrino a Figo y gol de Ronaldo. Vivía el Madrid con la pelota en en su poder, intimidaba al Valencia como el acción del gol. Un paso en largo preciso de Figo (asistió los dos tantos madridistas) a Ronaldo y el brasileño que mostró su cara implacable, la del uno contra uno ante el portero que domina con un 'o rei'.
Tras el mazazo, el Valencia fue un equipo de más a menos. Mucha presencia arriba, con Kily y Rufete colaborando en la misión, pero pocas ideas. Ni una conexión buena con Carew o Aimar. Y casi siempre por el centro, donde la maraña azul se bastó para romper los ataques.