Pura lógica. El árbitro noruego es el símbolo de la desinformación cavernaria, que tan bien explica la surrealista situación actual.
Aquellos que consideran a Øvrebø el artífice de todos los éxitos del mejor equipo de la historia, incluyen a Stark entre los ángeles de la guarda blaugranas, ignorando que el propio Stark masacró al Barça en la ida de la famosa semifinal de Champions de 2009.
Lo ignoran porque la prensa deportiva nacional ha preferido perpetuar los "cuatro" penaltis que el platinato se encargó de perdonar a un equipo al que "teoricamente" deberían apoyar en Europa, ha recordar que el mismo árbitro que expulsó a Pepe por entrar en plancha a Alves a la altura de la rodilla, dejó de señalar un penalti de Ballack a Iniesta y otro de Bosingwa a Henry en el partido de ida de aquella semifinal de 2009. En ese partido, Ballack se libró de una más que merecida expulsión, mientras que Puyol se perdió el partido de Stamford Bridge al ver una tarjeta amarilla por protestar. Acciones como un fuera de juego inexistente señalado a un Eto'o que se quedaba solo ante Čech o un tercer penalti de Terry sobre Iniesta, no pueden más que considerarse como simples lances de un partido en que el Barça fue clamorosamente perjudicado.
¿Alguien se acuerda de aquello? Más bien no. Lo que la gente cree recordar es que, en el partido de vuelta, Øvrebø dejó de señalar cuatro penaltis en el área del Barça. Esos cuatro penaltis fueron en realidad un desmayo de Malouda en pugna con Alves, un piscinazo de Drogba corriendo con Abidal, un sobacazo de Eto'o y, eso sí, una clarísimas, unas clamorosas manos de Piqué dentro del área. La injusta expulsión de Abidal por no tocar a Drogba es otra de las jugadas clave en contra del Barça que han quedado en el limbo del olvido cavernario.