Hombre, yo también estoy muy afectado por la muerte del Cebri, y estoy convencido de que la rosa sin él cambiará, pero joder, por una vez que hay un programa que se desmarca del amarillismo o del rosa que impera el periodismo de nuestro dias no nos carguemos el programa, demosle una oportunidad a sabiendas de que no será y no debe ser igual. No juzguemos a quien tome las riendas contraponiendolo a la inmensa figura de Juan Antonio porque eso sería injusto y poco realista. Queda muy épico eso de hacer una hoguera con la rosa y quemar en él el legado del Cebri, pero dudo que eso fuera lo que él quisiera ya que su intención ha sido siempre divulgar la cultura aunque con su peculiar y acertadísimo estilo.
Evidentemente las 4C ya no serán las 4C, además se va Carlos Canales, con lo que faltarán dos de los pilares de este espacio, pero no hay que olvidar que la rosa con sus colaboradores actuales se fue gestando poco a poco, desde los tiempos de turno de noche hasta ahora, y que muchos fueron los colaboradores y los espacios que fueron pasando por las manos del Cebri hasta llegar a lo que es hoy la rosa. En cuanto a los relatos con los que nos deleitaba Cebrián siempre pueden echar mano de vez en cuando de hemeroteca para emocionarnos de vez en cuando con un pasaje, un versus, un psicokiller, etc., para nuestro goce y el de los nuevos oyentes que siempre se van enganchando a la rosa, además Silvia Casasola ya está versada en la busqueda de documentación y la creación de estas pequeñas joyas y las ideas para crear nuevos relatos no faltarán gracias a la aportación incansable de todos los rosaventeros.
Tampoco olvidemos que Cebrián era un creador, un artista, y siempre buscaba lavarle la cara al programa introduciendo nuevos contendidos y quitándoles otros, a veces con mayor o menor aciertos según la opinión de quién estaba al otro lado de la radio escuchando, pero siempre con la inconfundible voz de nuestro amigo Cebrián. Esta vez toca un lavado de cara que nunca hubiéses querido que ocurriera, pero que hay que afrontar para que su legado no se pierda. Decía en una entrevista que al menos una docena de genios se van todos los días sin que separamos de ellos, pues bien, intentemos que no desaparezca de las parrillas radiofónicas un programa genial y que por tanto mucha gente permanezca ignorante de su existencia así como de lo que ha sido y supuesto para todos nosotros.
Por eso pienso que deberíamos darles una oportunidad y brindarles todo nuestro apoyo para que no se sientan, además de dolídos por la perdida de un amigo, frustrados por no poder llevar la rosa a imágen y semejanza de como lo habría hecho Cebrián. Ya no está Juan Antonio con nosotros, pero que la esencia del programa y su intencionalidad no mueran con él. No nos hundamos.
Una Rosa para la eternidad.
FUERZA Y HONOR.