Nunca jamás en la vida habría imaginado que vería con buenos ojos que siguiese jugando el equipo rival cuando un jugador está lesionado en el suelo, pero es que es de traca que Caicedo, estando lesionado y el árbitro recomendando su sustitución (y el chaval ya preparándose para el cambio), salga al campo para cuando la tenga el Barça tirarse. Increíble.