¡Muchísimas gracias por todo, Castigador! La larga espera ha merecido la pena. Mis 400.000 bayas se han convertido en 2.200.000 (redondeando números). Emplearé 700.000 en mi casa y pagar la cafetería y el resto en el banco esperando la visita de Juana.
¡Qué genial es el comercio de nabos! ¡Y gracias de nuevo, Castigador!