Uno de los problemas "colaterales" que acarrea esto es, no solo el mal ejemplo, sino la sensación de injusticia en el vestuario, así como que crezcan imitadores:
- Si él puede fingir lesiones y pintarse de fiesta, ¿Por qué yo no?
- No trabaja en defensa, la pide al pie, la mitad de días está en el gimnasio y sale de fiesta. ¿Debe cobrar 12 veces más que yo que si me esfuerzo, presiono, entreno y me comportó profesionalmente? Quizás yo no debería tomármelo tan en serio.
- ¿Por que debería esforzarme al máximo en el entreno si el no lo hace y lo ponen siempre, aunque no se esfuerce en el entreno y no siempre demuestre ser el que mejor está para ser titular?
- Hemos perdido y me he quedado en casa, él se ha marchado de fiesta y nadie le dice nada. Creo que la próxima saldré de fiesta yo también.
Y así innumerable serie de comportamientos que atraen ese mar de fondo y resta compromiso al resto de futbolistas.
El caso, inversamente proporcional lo tenemos con jugadores como Kross o el ya retirado Puyol... No son los mejores, pero si los más comprometidos a nivel profesional, y eso hace que aunque no siempre estén a tope físicamente, sean imprescindibles en un vestuario, por ese compromiso que contagian.