Joan Laporta regresó a la presidencia del FC Barcelona en marzo de 2021 con más promesas que certezas. Con muchas ideas, pero pocas soluciones reales. A base de improvisación se fueron solventando algunas situaciones límite --los avales-- y se fueron empeorando otras, como la renovación de Messi o la situación del primer equipo con el Fair Play de la Liga, gravemente perjudicado tras la inflación de las pérdidas de 2021. Se refinanció la deuda con Goldman Sachs, se aprobó la financiación del Espai Barça elevando los presupuestos de 815 a 1.500 millones de euros sin mediar explicación del por qué del incremento, se modificó el proyecto arquitectónico para el nuevo Camp Nou y se alteraron las bases del concurso para abrirlo a empresas procedentes de horizontes más lejanos, no exclusivamente españolas o centroeuropeas. Fue entonces cuando apareció la constructora turca vinculada a Erdogan que en aquel momento era una perfecta desconocida: Limak Construction.
Tras ganar un concurso con mucha polémica, Laporta alegó que era la compañía que ofrecía los plazos más rápidos y los precios más reducidos. Nunca se aportaron datos a modo de comparativa, pero los nueve meses de retraso --como mínimo-- que ya se dan por seguros en cuanto a la reapertura del Camp Nou, llevan a pensar que, al menos en relación a los tiempos, la ventaja competitiva no era tal. La elección de Limak fue la causa principal que motivó la dimisión de Jordi Llauradó como miembro de la junta directiva y responsable del Espai Barça. Fue el primero en dimitir --con permiso de Jaume Giró, que lo hizo tras ganar las elecciones pero antes de la toma de posesión del cargo-- pero no el último. Eduard Romeu y Juli Guiu han seguido sus pasos, así como muchos otros ejecutivos de prestigio que han abandonado su cargo.
Retrasos iniciales por modificaciones Una vez oficialiazada la llegada de Limak y la incorporación de un modesto estudio de arquitectos de Terrassa llamado Torrella Ingeniería y Arquitectura, la empresa turca tomó el mando de la situación. Según pudo saber Culemanía en su momento, se llevaron muchas sorpresas negativas en cuanto a las estrictas medidas laborales de España en relación a las condiciones de los trabajadores y la prevención de riesgos. Otro aspecto que afectó fueron los permisos de obras. En primer lugar, se retrasaron mucho debido a la modificación del proyecto heredado por Bartomeu. En segundo lugar, también afectó la previsión horaria: la licencia original permitiría trabajar las 24 horas del día y muy pronto cambió la situación debido a las quejas de los vecinos.
Este es uno de los motivos que argumenta el Barça para justificar el retraso en las obras. "Si se hubiese permitido trabajar las 24 horas del día, se habría podido avanzar mucho más rápido", aseguran desde el club.
120 días de retraso El Barça acordó un contrato lleno de penalizaciones con Limak donde se imponía una sanción de un millón de euros por cada día de retraso en el regreso al estadio. Laporta la explicó al inicio de las obras, sacando pecho por haber conseguido unas garantías muy potentes para asegurar el objetivo. Sin embargo, Limak lleva ya 120 días de retraso en la entrega y no se le ha ejecutado ni medio millón. Desde el club siempre han defendido esta situación: "Los retrasos que se están produciendo no son imputables a Limak".
La última noticia en relación a los retrasos en las obras viene dada por una información a la que ha tenido acceso Culemanía y que ayuda a explicar que Limak no esté pagando las penalizaciones. La información es que cuando los turcos llegaron y analizaron exhaustivamente la estructura del viejo Camp Nou, en seguida detectaron el grave problema de deterioro de los materiales antiguos.
Aluminosis en primera y segunda grada
El Camp Nou, construido en 1957, presentaba muchas deficiencias derivadas del paso del tiempo. De hecho, la propia junta directiva publicó un informe donde se diagnosticaba un caso de aluminosis en el hormigón, que supone la porosidad del cemento empleado y provoca una pérdida de resistencia del edificio. En total, se habló de hasta 127 patologías.
Limak, cuando analizó la estructura que sujetaba las tres gradas --actualmente ya son solo dos, porque la tercera fue destruida del todo-- llegó a la conclusión que lo mejor sería derribarlo todo y hacer el estadio de cero. Era más fácil hacer un estadio nuevo que arreglar y reforzar la vieja estructura. Y en una conversación entre los técnicos se llegó a pronunciar la siguiente afirmación: "Si no se derriba ahora, se tendrá que derribar dentro de 10 años porque, en caso contrario, puede producirse una catástrofe".
"En 10 años hay que derribar"Por ahora, los obreros subcontratados por Limak trabajan a marchas forzadas para mejorar la primera grada. La segunda no la pueden alterar demasiado, ya que es patrimonio protegido, pero igualmente ha sido intervenida debido a su mal estado. Las pésimas condiciones de primera y segunda grada son el motivo por el que se alarga tanto el regreso al estadio. Porque surgen nuevas incidencias casi a diario. Y este es el motivo real por el que no se están reclamando las penalizaciones a Limak. El club entiende que con lo mal que estaban primera y segunda grada y con el trabajo que se tiene que aplicar para reforzarlas, no puede reclamar por los retrasos.
El gran peligro, insisten algunas fuentes, es que realmente queden bien adecuadas la primera y segunda grada de cara al futuro. Porque el aviso de Limak fue muy contundente: "En 10 años se tienen que derribar". Laporta es consicente de la situación, pero en 10 años no seguirá siendo presidente.
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