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aaalexxx escribió:Más que problema de educación veo doble rasero del tamaño de un castillo. Pitar al himno mal, pitar a Piqué bien, y después mil y una excusas para decir que es diferente.
Dicho esto, a mi los pitos a Piqué me parecen perfectos, como lo del himno, cada uno que pite lo que quiera, o que aplauda lo que quiera, pero sin hipocresía.
santousen escribió:[qmparto]
Ahora tengo que creérmelo, y no se me reporta porque sería absurdo, no estoy faltando el respeto a nadie, ni insultando, habría que ser muy lerdo para reportar algo así.
Y te vuelvo a repetir que me la pela, pero sólo por ver como os ponéis se nota que es por eso. ¿Antes de lo de Roldan se le pitaba? Pues eso.
https://www.youtube.com/watch?v=C5GU1sdcqck
Lo vuelvo a poner, para que en esta pagina también este el vídeo.
eR_XaVi escribió:Rasha escribió:eR_XaVi escribió:Para la gente que esta culpando a Pique de que el partido no se juegue en Madrid.
http://www.marca.com/2015/09/07/futbol/ ... 25525.html
Vamos que no le van a dar ningun partido al Madrid por no dejar el campo para la final de copa. Al final es mi campo y se lo dejo a quien quiera, le va a salir caro a los madrileños que quieran ver en directo a España.
Los madrileños que quieran ver en directo a España solo tienen que acercarse a Las rozas, muy complicado no es.
Sabes que me referia un partido.
santousen escribió:...
Wikipedia escribió:Un flame —a veces traducido al español como desahogo, puñal o flamazos—1 consiste en un mensaje deliberadamente hostil o insultante enviado sin ningún propósito constructivo;2 en consecuencia, flaming (a veces castellanizado como Flamear) es el acto de publicar usualmente en el contexto social de un foro o una lista de correo electrónico, y aquel que los envía, recibe el nombre de flamer. A veces se publican como respuesta a un cebo (en inglés "flamebait"), un mensaje provocativo, pensado especialmente para generar respuestas insultantes.
VozdeLosMuertos escribió:Nota del moderador: Os recuerdo que para hablar de pitidos sí/pitidos no al himno ya hay un hilo dedicado y aquí será considerado offtopic.
Hatake-Kakashi escribió:Cancelan un partido en Madrid para "proteger" a un jugador de 4 pitos.
Señor Ventura escribió:Se supone que hay un hilo para hablar de esto, pero yo no lo veo.
Hatake-Kakashi escribió:Cancelan un partido en Madrid para "proteger" a un jugador de 4 pitos. No se qué me hace pensar que si fuera un jugador del Real Madrid se estaría hablando del poder de Florentino.
A los que estemos en Madrid y queramos ver a la Selección que nos jodan, que hay que proteger los tímpanos de un jugador.
PD: Estoy esperando los mil programas, especiales y portadas dedicados a la fiesta de Piqué, pero igual como no se llama Cristiano Ronaldo se mira sin bufanda y lo ven como algo normal.
shinigamizanp escribió:Es que es una vergüenza ya veras tu en Alicante le van a pitar mas todavía.
Hatake-Kakashi escribió:Cancelan un partido en Madrid para "proteger" a un jugador de 4 pitos. No se qué me hace pensar que si fuera un jugador del Real Madrid se estaría hablando del poder de Florentino.
A los que estemos en Madrid y queramos ver a la Selección que nos jodan, que hay que proteger los tímpanos de un jugador.
PD: Estoy esperando los mil programas, especiales y portadas dedicados a la fiesta de Piqué, pero igual como no se llama Cristiano Ronaldo se mira sin bufanda y lo ven como algo normal.
Game Cube escribió:...
Defcon Norris escribió:El moderador se refería a los pitos al himno. Pido disculpas por decir que los que pitan son 4 "monos", que estamos muy sensibles pero luego ponemos fino filipino a Piqué sin razones de peso...y al que se ponga por delante.
Cuando el equipo vuelve a bajar y Alés te quiere de director deportivo has declarado que a él no le podías decir que no a nada.
Alés era muy entrañable, por la forma de plantearte las cosas veías que iba de corazón. Por aquel entonces yo vivía en el club. De mi hijo mayor, Alejandro, me acuerdo de su infancia, pero de la segunda, María, no. Un día me llamó Alés a su despacho y me dijo que querían que me involucrase más en el tema técnico. Si me hubieran dicho que me involucrara más en la pintura del estadio habría dicho que sí a ser pintor. Porque entonces para mí la secretaría técnica era lo mismo que pintar el campo: no tenía ni idea. Y eso no es todo: además, me hicieron cobrar la mitad. Había renunciado como jugador a dos años de contrato, perdoné la ficha de mis dos mejores años, que tenía un buen contratito. Como delegado estuve bien pagado, no te voy a engañar, pero como secretario técnico ya era la mitad.
Con ese ánimo, le tienes que montar a Caparrós un equipo a coste cero. Cuenta la leyenda que viajabas en tu coche por los estadios, pagándote las dietas de tu bolsillo.
En mayo empezamos a preparar el equipo de segunda. Teníamos que vender todo porque estábamos en quiebra técnica. Vendimos a Marchena al Benfica, Jesuli al Celta, Tsartas al AEK y Juan Carlos al Atlético de Madrid. Sacamos de ahí unos tres mil millones que era más o menos lo que necesitábamos para respirar porque Hacienda nos lo tenía todo bloqueado. Así me tuve que poner a montar un equipo. La única ventaja que tenía era estar seguro de que estaríamos en segunda. Con Pepito Alfaro, que me enseñó mucho y ha muerto el pobre, cogíamos y nos íbamos un sábado por la mañana a Madrid o Barcelona, en coche o en tren, más en tren que en AVE, y veíamos todo lo que podíamos. Yo cuatro partidos y él otros cuatro. En un mes y medio hicimos algunos informes y con Joaquín Caparrós ya diseñamos la plantilla, que salió de la nada. Fichamos diez o doce jugadores creo que por cuarenta millones de pesetas. Pero tuvimos una ventaja: la marca. En el mercado en el que me he movido siempre he sido dominador por mi marca. Estábamos muertos, pero éramos el Sevilla. Le decías a Pablo Alfaro, a Loren o a Notario, oye, que soy el Sevilla. Y escuchaban. Porque nosotros siempre le hemos peleado los jugadores a equipos normales, menos una vez que pujamos con el Milan por Poulsen y ganamos, nunca hemos rivalizado con el Chelsea y estos.
Con un equipo diseñado para no descender se sube arrasando.
El equipo era para ascender (risas) lo que pasa es que con los fichajes la gente empezó a decir «Con Roberto Alés, a 2ªB». Traíamos a Notario de Granada, a Puli del Ceuta, a otro del Athlétic de Bilbao B, César. David Castedo del Mallorca, donde no jugaba. Pablo Alfaro, que estaba dando vueltas por el mundo. Con esos nombres la gente pensaba que no íbamos a llegar muy lejos.
Explotó Reyes.
Ya había debutado conmigo de delegado, pero en primera pegó el salto. Era un prodigio de la naturaleza. Un portento físico. Reyes es muy bueno técnicamente, pero entonces lo que rompía era su capacidad física. Podía jugar con un nivel de intensidad altísimo constantemente. Hacía esfuerzos una, dos, tres, cuatro, veinte veces. Eso era lo que le hacía distinto. Un jugador así nace una vez cada diez años y tuvimos la suerte de que naciera aquí.
¿Y en lo que respecta a su personalidad?
Hay que quererlo. No es un mal tipo, pero tiene su forma de ser. No le da trascendencia a las cosas, vive su día a día, es feliz. Yo lo quiero mucho y posiblemente las broncas más grandes que le han echado en la vida se las he echado yo. Y me veo con capacidad para echárselas porque lo quiero y él lo sabe. Pero tienes que quererlo. Los que son artistas son artistas. A Camarón de la Isla tenías que aceptarlo como era, pues igual a Reyes.
Perdisteis la UEFA en el último partido de liga, en Sevilla se recuerda como «el amaño».
No digo que fuese un amaño para no ofender a nadie (risas). Lo importante fue que, vamos a ver, hicimos un equipo que creció paso a paso. Fue un proyecto que se cimentó desde la base en todos los ámbitos, el deportivo y el estructural. El club fue creciendo de manera concéntrica.
La caída al pozo tan dura fue buena en ese sentido, os hizo aprender.
La gran virtud de Roberto Alés fue decirle a la gente «somos el Sevilla, somos muy grandes, somos muy buenos, pero estamos en segunda, arruinados, con una plantilla mediocre y sin nada; así que vamos a darnos cuenta de lo que somos realmente». Él fue capaz de verlo y de transmitirlo, que es lo más difícil. Luego con Del Nido el equipo fue creciendo y José María fue capaz de atreverse poco a poco a subir los objetivos y las ambiciones.
El Sevilla de Caparrós tuvo fama de ser muy duro, no había jornada en la que no lo recordaran los periodistas.
Más que duros, éramos fuertes, intensos, agresivos en cuanto a contundencia, pero matamos una vez a un gato y nos llamaron… ya sabes.
¿Lo de estar a punto de matar a Arango?
Ya venía un poco de atrás. Nosotros lo que intentábamos era sacarle partido a nuestras virtudes y no matábamos a nadie, éramos duros, pero honestos, leales y varoniles.
En la 2002-2003…
¡Te has olvidado de mi anuncio! La primera campaña de publicidad del Sevilla la hice yo. Llegó Manolo Vizcaíno como director de marketing e hizo una campaña de publicidad para los abonos, y me utilizó a mí como actor. ¿Cómo era el eslogan? No me acuerdo. Yo salía con una chica embarazada, como si fuéramos una pareja. Ella va al ginecólogo a hacerse una ecografía y cuando vuelve a casa le pregunto: «¿Es niño o niña?». Y dice: «Sevillista». Entonces se veía la ecografía y salía, en lugar de un corazón, un escudo (risas).
Ese año ya se pudo ganar al Barça 0-3.
Con goles de Toedtli. En la 2001-2002 ya estuvimos a punto. Íbamos creciendo poco a poco, como te digo.
Pero este año llegó un chaval desconocido llamado Dani Alves.
Fue un año duro para mí porque murió mi padre. Le pillamos en invierno, junto a un griego del Ajax, Nikos Machlas. La noticia de que mi padre tenía cáncer, un cáncer galopante que se lo llevó en tres meses, me cogió en Ámsterdam viendo un Valencia-Sevilla en casa de un amigo. Con lo del cáncer no le pude prestar mucha atención al fichaje de Alves. Estuve mucho tiempo en San Fernando. A Dani la verdad es que le costó mucho trabajo integrarse. Venía de Bahía, medio perdido. Joaquín no le encontró mucha ubicación, sus primeros seis meses no fueron nada buenos. Antes de que explotase su calidad jugó en todas las posiciones. Lateral izquierdo, media punta, de todo. Al final sí que se le veían cosas distintas, Caparrós fue capaz de aguantarle y el resultado, pues mira.
La paciencia fue la clave y no solo en este caso.
No quiero quitarnos méritos, pero eso depende de la exigencia. Cuanto más se exige, menos paciencia puedes tener, y al revés. Nuestra presión entonces era menor. Así pudimos traer a Alves y esperar a que demostrara lo que podía dar de sí, a Baptista y esperar a encontrarle una posición donde explotara, lo mismo que Adriano, Luis Fabiano… En el caso de Alves hubo dos Danieles. Primero un tío que llega y no se entera de nada, que parece que se ha caído de un guindo, y otro Daniel que va ganando peso. Pese a todo, a mí lo que siempre me ha llamado la atención de él es su profesionalidad. Su capacidad competitiva, no solo en el campo, también en el entrenamiento. No se perdía uno. Hasta en los de recuperación él quería entrenar y había que decirle que no.
En la 2003-2004 fue el llamado «salto de calidad».
Ese fue el eslogan. Llegaron Baptista, Hornos, Aitor Ocio, Martí, Esteban, Darío Silva. Ahí hubo un cambio de registro. Veníamos de ascenso, dos años de permanencia, y la gente empezó a demandar algo más. Por eso se elaboró en el departamento de marketing el eslogan que anunciaba que íbamos a por otras cosas. Le metimos cuatro al Madrid de Queiroz en casa, con una noche apoteósica de Reyes y Alves. Así, después del nivel que mostró Reyes, lo pudimos vender al Arsenal y con lo que llegó tapamos agujeros y otra vez pudimos aspirar a un poco más. Y suma y sigue.
Además, se fue Reyes, pero apareció Navas, que por cierto le cerró el paso a su hermano.
Sí, Marcos Navas, que venía del filial también, jugaba en la banda derecha, pero su hermano tenía más calidad. De hecho, le pasa por encima.
Julio César Clemente Baptista, «la Bestia».
Tengo que confesar que a Baptista le llamaron «la Bestia» porque yo me confundí en la rueda de prensa. Él no era «la Bestia», le decían «la Roca». Me confundí, dije «la Bestia» y con eso se quedó. Su día clave fue en La Línea, donde jugamos un amistoso, nos expulsaron a alguien, no sé si a Reyes, se cambió el sistema, se le adelantó y metió dos goles. Dijo Caparrós: joder, este tío tiene gol. Lo empezó a adelantar, a jugar de segundo delantero, y vaya si tenía: veintipico goles cada año marcó.
¿Y Darío Silva?
Lo firmamos buscando ese delantero racial, pero no tuvo el rendimiento que todos pensábamos. No dio todo lo que pensamos que podía dar. No estuvo mal, pero no fue el del Málaga.
Más adelante se intenta recuperar a Jesuli. ¿Por qué?
Habíamos fichado a Renato, Makukula, Aranda, Sales… queríamos crecer, mantenernos. Ya nos metíamos todos los años en Europa. Incluso estuvimos a punto de entrar en Champions, que nos la quitó el Betis. Y trajimos a Jesuli porque estábamos buscando un jugador de banda. Negocié con el Chelsea por Gronkjaer y al final no pudo venir. Después pensamos en Riera y al final fuimos a por Jesuli. Había estado a muy buen nivel en el Celta. Apostamos por él y tuvo un buen comienzo pero luego no dio lo esperado…
En Vigo le criticaban que no es que saliera de marcha más de lo debido, es que no lo disimulaba.
No sé. Nunca he sido policía con este asunto. No sé si es virtud o defecto. No me gusta seguir a los jugadores. Yo les digo: tú verás lo que haces, estás en Sevilla, aquí se sabe todo, siempre va a haber un testigo. Si te cuidas, bien, si no, jugará otro. A mí la gente, los aficionados, me mandan wasaps, me escriben mails contándome lo que hacen los jugadores por la noche, pero no creo en eso. No sé si es bueno o malo, pero como no creo en fiscalizar a la gente no lo pongo en práctica.
Adriano fue suplente bastante tiempo.
Venía de un equipo pequeño, al igual que Alves, y aterrizar a un club de la dimensión del Sevilla les cuesta. Pero tenía unas condiciones increíbles. Un tren inferior tremendo, era un portento físico, tenía una potencia… Podía golpear con las dos piernas. Poco a poco su nivel se impuso.
Victoria en el Bernabeu 0-1 al Madrid de Raúl, Owen, Beckham, Zidane…
Gol de Baptista. Y Jesuli hizo un partidazo. Estábamos casi para ponernos líderes. Creo que ese año nos sobró temporada.
El destino os jugó una mala pasada ¿o buena? Cuando el Betis os quita la clasificación para la Champions y vais a la Europa League, que se consigue ganar, con todo lo que eso supuso.
Hubo un antes y un después. Sobre todo por la reafirmación del modelo. Cuando acabamos esa temporada, la 2004-2005, fue triste para nosotros. Aquí se mide, o medía todo mucho, por lo que hace el rival, el Betis. Ellos ganaron la Copa del Rey y se metieron en Champions. Al año siguiente era nuestro centenario, además. Entonces aquí se hablaba mucho de lo bien que trabajaba el Sevilla, pero el Betis sin tantas estructuras consiguió esos éxitos. De modo que a mí este año me lo acabaron planteando: «¿Merece la pena todo esto? El Betis sin eso mira lo que ha conseguido». Contesté: «Yo creo en esto, a la larga nos va a dar más éxitos que fracasos». Y Del Nido y el consejo de administración confiaron en mí y creyeron lo que dije. Luego vendimos a Baptista y Sergio Ramos, todo se complicó mucho más, pero precisamente ese verano, ante la adversidad, fue cuando se cimentó todo confirmando la fe en nuestro modelo. Fue muy importante.
Llegó Juande. Buen entrenador, pero donde brilló realmente fue en el Sevilla y luego no ha vuelto a dejar esa impronta.
La verdad es que es así. Había estado bien en el Betis, no tanto en el Málaga, estaba en paro cuando lo fichamos, pero era el entrenador que creíamos que podía coger al equipo después de Caparrós, con la huella tan profunda que había dejado Joaquín. Misión que no era nada fácil y él la hizo muy bien, hubo una transición hacia un equipo más ofensivo que no perdió la personalidad que ya tenía.
Con Enzo Maresca, fichaje de ese verano, tuviste suerte, fue un tío importantísimo, pero era la segunda opción.
Cierto. La primera era Camel Meriem. Pero tengo un montón de jugadores que triunfaron y eran la segunda opción, Enzo no fue el único. Kanouté tampoco era la primera opción, era Fred.
Sí, que cuando llegó la gente alucinaba, sobre todo por el nombre.
El nombre hacía más gracia en Cádiz que aquí (risas).
Y con Dragutinovic alucinaron nada más llegar también pero con su gancho de derecha…
El caso de Drago es especial. Se salió de nuestra estrategia, fue suerte.
¿No te lo recomendó Arrigo Sacchi?
No, no fue así. Era el último día de mercado. Florentino pagó la cláusula de Ramos. Tuvimos que buscar un central para poder reemplazar a Sergio. Sí es verdad que hablé con Sacchi, pero los nombres que me dio ya los había barajado yo quince veces. Una de las noches que he llorado como director deportivo por impotencia fue esa. Pero José María Cruz, director general, a última hora de la noche se acordó de que Pedja Mijatovic había estado hacía unos días en las oficinas del club ofreciéndonos un central que jugaba en Bélgica. Yo no lo conocía, pero llamamos por teléfono a gente que dominaba el fútbol belga, Drago jugaba en el Standard de Lieja, y lo fichamos así. Era un millón y pico, no era un gran riesgo, pero nos salió muy bien. Aunque fue el factor suerte, no otra cosa.
Cuando doy conferencias sobre mi profesión lo dejo claro. A pesar de que nos funcionó, nunca volvimos a dejarnos llevar por el azar. No cedí a la tentación de volver a tratar de hacer algo así. Me mantuve en mi línea. Y así también me equivoqué, y muchas veces, pero al menos lo hice con mi propia forma de trabajar. Lo de Drago fue un tanto que se apuntó la suerte, no yo, y seguí planificando las plantillas como hasta entonces.
En cuanto al puñetazo que le dio al moranco mira, Drago sigue viviendo por aquí y está muy integrado en Sevilla. Me considero muy amigo de él. Eso fue una anécdota, aunque el moranco no lo vea así evidentemente (risas), pero hay que entenderla en su contexto. Un tío que llega aquí sin tener ni papa de español, que ve entrar en el vestuario a un tío que no conoce de nada, que le lanza un beso, que todo el mundo se ríe, pues… Recuerdo que llegué a la ciudad deportiva un poco tarde, entré al vestuario del utilero y me encontré a César Cadaval con una bolsa de hielo en la cara, pregunté y me dijeron: «Nada, que Dragutinovic le ha dado un puñetazo». Y yo: «Espera, espera, rebobina. ¿Qué ha pasado?». (Risas). Hablé con Drago después del entrenamiento, los dos nos entendíamos en francés, y lo que me llamó la atención es que él estaba convencido de que tenía razón, que había hecho lo correcto. «Un tío que conozco de nada entra al vestuario me gasta esa broma, pues le doy una hostia». Lo tenía claro (risas). Pero aquí siempre fue muy buen profesional y gran amigo de sus amigos.
Ese año, el gol más importante del Sevilla fue el de Puerta al Shalke 04 en las semifinales de la Europa League. En el centenario, el gol de la victoria en el minuto 100.
Ese es el gol que nos cambia la vida. En ese momento yo estaba a punto de irme del Sevilla, había firmado ya por el Almería. Mi mujer tenía un problema por depresión y necesitábamos irnos de Sevilla. En marzo de 2006 firmé, y con todo hablado con el club, de hecho fue Del Nido el que revisó mi contrato con el Almería. Pero cuando fuimos a jugar la eliminatoria del Shalke… Ay. Decidimos dar la rueda de prensa el Miércoles Santo para que tuviera menos repercusión la noticia de mi marcha, pero el Domingo de Ramos cojo varicela y la suspendo. Entonces fuimos a jugar contra el Shalke, pero acudí ya como aficionado, con mi cuñada y con mi hijo. Me senté en la grada y los cinco mil sevillistas que había se dieron la vuelta hacia mí para cantarme «Monchi quédate, Monchi quédate». Terminó el partido, empatamos a cero. Y fui a ver a mi mujer a Chiclana y le dije que ella se iba a curar de una depresión pero que a mí me iba a dar otra, que no me podía ir. Y en la vuelta llegó ese gol, el que digo que nos cambia la vida. Llegamos a una final europea y nada volvió a ser lo mismo. Para mí como lo de Eindhoven no volverá a haber nada igual. Cómo se ganó, cómo lo celebramos y lo que supuso… fue irrepetible. Luego hemos jugado no sé si once finales más, doce con la del martes [Supercopa de Europa con el Barcelona en Tblisi. NdR] pero ninguna ha sido igual.
Al año siguiente, este equipo que has ido construyendo desde segunda división y sin un duro, está a punto de ganar todo lo que juega.
Es que nos centramos en ganar todo, pero no llegamos. Si hubiésemos dado menos importancia a la Copa igual sí hubiera caído la Liga, pero lo veíamos todo con tanta facilidad que intentamos ir a por todos los títulos. De hecho, llegamos muy justos al final, la Copa la ganamos con la lengua en el suelo.
Esta vez fue el gol de Palop. Otro tanto, gol del portero en el último minuto, inenarrable.
Otra vez la suerte. Mi trabajo es intentar acortar el factor suerte, pero luego te ocurre algo así: que con todo perdido salga el portero de su área y le meta un gol de cabeza al rival en el último minuto. Eso es suerte. Aunque para que ese gol valga luego tienes que poder afrontar los cuartos de final con algo más que suerte.
La inercia del equipo era increíble, ganando todas las finales que se ponían por delante, y entonces ocurrió lo de Puerta.
Fue muy duro. El peor momento de mi vida como director deportivo y como sevillista. Lo vivimos todos en primera persona, la muerte de Antonio nos cogió en Atenas y yo tuve que decírselo al grupo. Había estado todo el año peleando conmigo por un contrato, de septiembre a junio, muy duro. Aguantó, aguantó y consiguió lo que quería. Tenía mucha personalidad. El día que murió yo no estaba en el campo, se casaba un amigo en Chiclana. Vi el partido por televisión, cogí el coche y salí disparado.
¿Se puede decir por qué Juande abandonó el equipo semanas después?
Pregúntaselo a Juande (risas). Yo estaba en Londres viendo un Tottenham-Getafe de UEFA cuando Juande se va al Tottenham. Me había ido a ver a Rakitic en un Chelsea-Schalke 04 y me quedé unos días más a ver al Getafe. Estando allí, empezó a sonarme el móvil ¡que Juande se iba al Tottenham! Le pregunté al director deportivo del Tottenham y me dijo que sí, que efectivamente lo tenían. La gente se pensó que yo estaba allí vendiéndolo, pero no. Fue casualidad.
Aquí se abrió un paréntesis, empieza una época menos buena. La afición critica algunos fichajes y tú contestas: «Vendrán más Romarics», en referencia a un jugador que había llegado fuera de forma.
Romaric más allá de su peso o no peso, de su forma de ser o de su vida y tal, era el perfil de jugador que ficha el Sevilla. Uno que destaca en un equipo pequeño, en una liga más o menos competitiva y viene aquí. Así llegaron Kanouté, Escudé, Poulsen… Nuestro perfil de fichaje nunca es una estrella. Carriço vino del Reading. Romaric del Le Mans… Te puedo decir así veinte nombres. ¿Por qué dije más Romarics? Porque siempre iba a traer ese formato. Siempre alguien que viene de atrás y con hambre.
Ha habido años en los que has fichado hasta a catorce tíos.
Bueno, en la 2013 o 2014 sí que creo que fueron catorce.
Si fichas tantos no es tan difícil acertar con tres.
Juzgar el trabajo del director deportivo por el acierto de los fichajes es erróneo. Hay que valorar lo que ha hecho ese director durante un tiempo. Yo no me vanaglorio de haber fichado a Alves, a Adriano o a Baptista o Poulsen o Keita… lo que me enorgullece es tener una estructura que es capaz de lograr lo que ha conseguido el Sevilla estos últimos años. Cuando tú firmas quince es imposible que los quince triunfen, salvo que juegues al rugby. Pero hacer un examen puntual no vale, esto es mucho más profundo.
La Copa del Rey al Atlético salvó este periodo un tanto gris comparado con lo que se había alcanzado.
Es un título de los que más he celebrado. Tras lograrlo todo y atravesar una pequeña travesía del desierto, el titulo de Barcelona fue muy bonito. También porque había gran inferioridad de aficiones, al ser allí hubo menos gente de Sevilla. Además fue un título inesperado. La etapa de Jiménez había concluido, se le destituyó, la trayectoria no era buena. La pena fue luego no aprovechar ese impulso, pero bueno, con esa Copa volvimos a sacar pecho.
¿Y qué pasó en estos años de Manzano, Marcelino y Michel que ningún proyecto cuajó?
No fuimos capaces de encontrar el entrenador que le sacara partido al equipo. No era culpa de ellos, era de la dirección deportiva que no supo verlo ni por su parte ni por establecer un equipo que pudiera rendir al nivel necesario para que ese entrenador pudiera tener un grupo humano lo suficientemente compacto para lograr los objetivos. Pasamos de tener muy pocos entrenadores durante muchos años a muchos durante pocos. No hicimos las cosas bien, para qué nos vamos a engañar. Malos entrenadores no eran, tenían buen currículum, Michel luego tuvo una continuidad buena en el Olympiacos y Marcelino está rindiendo magníficamente en el Villarreal, pero no fuimos capaces de encontrarles las plantillas adecuadas.
Rakitic llegó aquí y se convirtió en un sevillano más.
Iván es un ejemplo de lo que es contranatura. Lo normal es que hubiese tenido muchos problemas de adaptación y fue todo lo contrario. Echarse novia aquí le ayudó y también enseguida pilló el idioma, lo que le vino muy bien con la afición. Soy muy amigo suyo, quizá es de los jugadores que hemos traído con los que más amistad mantengo. Siento devoción por él, por su profesionalidad, por su ayuda al club, por su implicación con el vestuario, por su rendimiento. Siempre le estaré agradecido y tendré pasión por él. De todos los que he fichado es de los que más guardo como algo mío.
Con Marko Marin, sin embargo, ocurrió al revés. Rindió muy bien en Alemania, lo había fichado el Chelsea donde dejó algún detalle, pero aquí nada.
Fue una de las operaciones de las que más orgulloso me sentía. Firmar a Mako Marin me parecía una epopeya. Me costó mucho, fue una odisea. Sin embargo, no dio. Creo que Marko tenía y tiene que cambiar el chip y no lo hizo. De la calidad que tenía no podía vivir. Se lo explicamos muchas veces. Tenía que adaptarse al fútbol actual, ser más competidor.
Otra sorpresa, Vitolo. Fichado de segunda, ahora internacional con la absoluta.
No. Fue una apuesta segura, lo seguíamos desde muchos años antes, pero tuvo una lesión de rodilla y no pudo firmar en su momento. Era muy difícil equivocarse con él, solo estaba pendiente por ver su adaptación a la península porque era canario, pero nada más. Y su adaptación fue muy fácil, es muy abierto, muy dicharachero. Muy amigo de Reyes (risas).
Otro hallazgo, la dupla Bacca y Gameiro, que también ha dejado unos millones con la venta de Bacca al Milan.
Hubo un momento difícil, cuando tuvimos que vender a muchos jugadores. A Navas, a Negredo, a Medel… Necesitaba gol. Ya quise fichar a Gameiro antes, cuando estaba en el Lorient. Siempre fue una gran aspiración tenerlo aquí. A Bacca, sin embargo, nos lo ofrecieron, empezamos a ir a Bélgica a verlo y nos dimos cuenta de que ahí había algo. Sustituir a Negredo nos pareció difícil hacerlo con un solo jugador, así que nos trajimos dos.
Dice José Lobo, el autor de Yonkis y gitanos, que Negredo es el único jugador sevillista al que la afición ha pitado en una final.
Sí, en la de Barcelona. Álvaro tuvo un inicio complicado en Sevilla. Tuvo que sustituir a dos monstruos como Luis Fabiano y Kanouté y no estuvo fino. Pero luego fue vitoreado a más no poder.
Recuerdo que Luis Fabiano también empezó muy mal. Vamos, no es que fuesen unos inicios complicados, es que casi llegó a ser un hazmerreír
Para mí es el mejor delantero que ha tenido el Sevilla en la historia. Luisfa era un tío al que había que conocer, darle cariño. Los futbolistas llegan pero luego tienen que tener un recorrido.
Te has justificado en su día con la frase «No hay malos fichajes sino malos rendimientos».
Lo mantengo, no es una excusa, es una realidad. Tienes malos fichajes si no sigues tu estructura, si ficho tirando una moneda al aire a cara o cruz. Pero si tú sigues la trayectoria al final no es un mal fichaje, sino un mal rendimiento porque no has sido capaz de adivinar que su adaptación no iba a ser la adecuada, o su acople al fútbol europeo, o que al final no es el perfil que necesita el entrenador.
¿Cuáles han sido tus mayores frustraciones?
Lautaro Acosta. Cuando fui a ficharlo estaba al cien por cien seguro de que funcionaria, le vi todo lo que quería ver, me gustaba mucho, pero no salió.
Keita estuvo jugando años en el Lens. ¿Por qué no vio nadie que era un jugador top?
(Risas) Keita tampoco era la primera opción, la primera era Kevin-Price Boateng, se nos cayó y fuimos a por él. Al final la clave es leer los perfiles del jugador. Juande buscaba un box to box, un jugador con llegada, con potencia, y en nuestra famosa lista de los elegidos estaba él.
¿Cómo es tu equipo para fichar y cómo funciona?
Mi segundo, que no me gusta llamarlo así, es Óscar Arias. Después está el coordinador de área que es Miguel Ángel Gómez y luego tenemos trece personas más divididas en función de los campeonatos. Cada técnico tiene distribuido una serie de ligas a las que sigue, son responsables de esos países y van aportando información a nuestra base de datos; luego tenemos reuniones mensuales. Este equipo de trabajo se compone básicamente de exjugadores, exentrenadores, psicólogos y educadores físicos. Hay de todo porque eso nos permite ver a cada jugador desde diferentes puntos de vista para aunar distintos criterios. La mayoría son gente de aquí de Sevilla, que normalmente han pasado por el club y son de absoluta confianza. Gente de perfil normal, nada presuntuosos y muy trabajadores. Ahora, por ejemplo, en verano, solo hacemos gestiones. Ya tenemos todo el fútbol visto. El trabajo de seguimiento hay que tenerlo acabado por abril o mayo. A partir de ahí, ponemos un nombre a cada perfil que pide el entrenador. En este momento estoy cerrando el contrato de un fichaje del filial y lo que hago es revisar y redactar el contrato, que está en inglés. Por cierto, que de enero a mayo de 2014 me fui a Inglaterra a estudiar inglés. Hablo francés porque lo estudié en BUP y COU y luego he tenido tantos jugadores que hablaban en francés que he perfeccionado. A Inglaterra fui fundamentalmente a aprender inglés, me fui solo, pero ya que estuve allí aproveché para investigar cómo trabajaban los clubes ingleses.
¿Y qué viste?
Muy buenas infraestructuras en todo lo que no es deportivo. En eso nos ganan mil a cero. Y en lo que es deportivo tienen buenas infraestructuras pero no las aprovechan. Hay una desconexión total entre la captación o scouting y la toma de decisiones. Tienen quince mil técnicos y medios, los mejores programas de seguimiento, los mejores software para procesar los datos, pero después hay una desconexión entre esa información y la toma de decisiones. Es como si tienes un buen departamento comercial pero luego no existe el departamento de ventas.
Estabas orgulloso de la trayectoria del Sevilla en estos últimos años porque es un club que tiene treinta mil socios en la comunidad con más paro de Europa, dijiste, y sin el dinero de un jeque árabe.
La virtud del Sevilla, el orgullo del sevillismo, es que este club es lo que quiere el sevillismo. Hemos pasado malos momentos, pero seguimos siendo el club de los sevillistas. Eso hay que valorarlo, el equipo ha crecido desde sus propias raíces. Siempre con gente sevillista. Los presidentes que yo he tenido, Rafael Carrión, Roberto Alés, José María del Nido o José Castro son todos socios del Sevilla desde hace muchos años, con número de carné por debajo del 500. Muchos años. Pero luego el director financiero es sevillista, el director general es sevillista, el director de marketing es sevillista, el director de la asesoría jurídica es sevillista y el director deportivo, que soy yo, es sevillista. Esto es algo que no podemos perder. ¿Puede parecer anecdótico? Vale. Pero yo creo que es una virtud, porque si sientes lo que haces, te esfuerzas el doble. En los demás clubes no sé si es así, no lo sé, pero sí sé que aquí todos son sevillistas y todos tienen carnés muy bajos. Quizá el que menos sevillista sea soy yo, que lo soy de adopción y no de nacimiento.
aaalexxx escribió:Ter Stegen ya tiene lo que deseaba, jugar también la Liga, espero que responda bien porque ya he visto en algún medio que está en el punto de mira. Putos panfletos.
Hatake-Kakashi escribió:Luego preguntan por qué la portería del Madrid es la más exigente... si un portero del Madrid se marca las cantadas que ha hecho Ter Stegen en lo poco que lleva aquí, lo corren a gorrazos
Bravo me parece de lo mejor de la Liga, pero Stegen está a medio hacer. Seguramente será muy bueno, pero para mi no tiene nivel ahora mismo para jugar en el Barcelona, se le queda enorme.
Hatake-Kakashi escribió:Luego preguntan por qué la portería del Madrid es la más exigente... si un portero del Madrid se marca las cantadas que ha hecho Ter Stegen en lo poco que lleva aquí, lo corren a gorrazos
Bravo me parece de lo mejor de la Liga, pero Stegen está a medio hacer. Seguramente será muy bueno, pero para mi no tiene nivel ahora mismo para jugar en el Barcelona, se le queda enorme.
Hatake-Kakashi escribió:Luego preguntan por qué la portería del Madrid es la más exigente... si un portero del Madrid se marca las cantadas que ha hecho Ter Stegen en lo poco que lleva aquí, lo corren a gorrazos
Bravo me parece de lo mejor de la Liga, pero Stegen está a medio hacer. Seguramente será muy bueno, pero para mi no tiene nivel ahora mismo para jugar en el Barcelona, se le queda enorme.
Hatake-Kakashi escribió:Luego preguntan por qué la portería del Madrid es la más exigente... si un portero del Madrid se marca las cantadas que ha hecho Ter Stegen en lo poco que lleva aquí, lo corren a gorrazos
aaalexxx escribió:Hatake-Kakashi escribió:Luego preguntan por qué la portería del Madrid es la más exigente... si un portero del Madrid se marca las cantadas que ha hecho Ter Stegen en lo poco que lleva aquí, lo corren a gorrazos
Es curioso, porque a Keylor en lo poco que jugó el año pasado le recuerdo varias cantadas, dando muy poca seguridad bajo palos, alguna de ellas hasta acabo en gol . Y no veo gorrazos por ningún lado.
TODOS los porteros fallan y cuando són jóvenes más, para que mejoren tienen que jugar y así ver de que pasta están hechos.
eRiKaXPiReNCe escribió:Y que tendra que ver el tocino con la velocidad. Ni que los 3 goles que le metieron en Alemania fuesen parables o cantadas suyas. Uno de corner muy bien rematado por Benatia, otro tras un jugadon del polaco al palo, y otro de Muller tambien bien lanzado hacia el palo.
Pero vamos, si vamos a basarnos en que un portero es mas o menos bueno por que le hayan metido 3 goles o no...
Zaira Morales es una niña de 14 años que quería ser árbitro. No jugadora, ni entrenadora, ni preparadora física. Árbitro. Lo decidió hace un año, cuando descubrió que le encantaba el fútbol y que quería ver el deporte desde otra perspectiva. Sin embargo, un incidente durante un partido le hizo pensar seriamente en dejarlo para siempre.
Sucedió en un torneo de alevines, en el estadio del Gijón Industrial, cuando ya estaba acabando la temporada. Zaira no señaló una posible mano porque se encontraba mal situada y no la vio. Desde la grada, un hincha le gritó, entre otras vejaciones, "que no valía para arbitrar, pero sí para trabajar en una casa de citas", cuenta la joven en 'El Partido de las 12'.
Aquello le marcó profundamente. Salió del partido con ganas de llorar, como en otros partidos en los que lo pasa mal a raíz de los insultos de unos cuantos individuos. Se ha pasado todo el verano dándole vueltas sobre si seguir persiguiendo su sueño de ser árbitro profesional o abandonar. "Si hago una cosa es porque me gusta. Y me gusta arbitrar, pero no pasarlo mal", explica Zaira en el programa de COPE, donde recibió el mensaje de apoyo de árbitros ilustres de la Liga como Undiano Mallenco, Velasco Carballo o Mateu Lahoz.
Arropada por su familia y amigos, que le animan a continuar, Zaira todavía no sabe si seguir luchando por miedo a sufrir las represalias que los árbitros aguantan durante toda su vida. Es el tormento e injusto precio a pagar por querer hacer lo que te apasiona.