Pues después de haber podido jugar de forma un poco más intensa con él, tengo que decir que me he llevado una desagradable sorpresa. Tanto que incluso me arrepiento de haber hablado tan bien de este juego.
Detrás de esa superficie de espectacularidad, graficazos y aparente conducción realista, se esconde una jugabilidad bastante normalucha. A medida que voy avanzando, y por tanto conduciendo mejores máquinas, me doy cuenta de lo irreal del paso por curva de los coches y de la dudosa propuesta de conducción que nos presentan con continuos derrapes...
He tenido que despedirme de la vista interior porque se me hacía cada vez más inmanejable. O juego con la vista externa para ir preparando con antelación a la curva el inevitable derrape, o no me entero del ángulo imposible que adopta el coche en los giros. Mucho me temo que incluso terminaré teniendo que jugar con mando en vez de con volante; cosa que para las, en mi opinión, totalmente prescindibles pruebas de drift, ya daba por hecho.
A pesar de la decepción no voy a decir que sea un mal juego, es simplemente cuestión de cambiar el chip, olvidar lo que pensaba que tenía entre manos, e intentar disfrutar de lo que en realidad tengo: un juego espectacular en su forma pero totalmente irreal en el fondo (y tremendamente arcade tanto en la conducción como en su concepción).