Después de pasar un fin de semana con el juego (apenas llevo un 20%), me gustaría comentaros mi opinión con respecto al tan cacareado apartado técnico.
A mi modo de ver, hay que hacer una doble lectura sobre el apartado gráfico. Por una parte, y de forma objetiva, parece evidente que el juego se mueve en unos niveles bastante justitos: los modelos, sin ser malos, no pasan de ser correctos; las físicas, más o menos lo mismo: no son un desastre pero sí bastante mejorables; y, en general, da la impresión de que ha faltado, o bien tiempo de desarrollo, o bien un mayor presupuesto para que todo quede correctamente optimizado y el juego se mueva como es debido, sin el efecto tearing ni esos molestos tirones que llegan a afectar a veces la jugabilidad (un tirón en mitad de un combate se traduce, la mayoría de las veces, en un golpe por parte del monstruo de turno) aunque, por lo que parece, este problema es más grave en la versión de PS3.
Ahora bien, ésa es la parte negativa. Por otro lado, creo que deberíamos tener en cuenta otras cosas a la hora de valorar el aspecto gráfico de este nuevo Silent Hill. Aquéllos que, al igual que yo, sean viejos seguidores de la saga, sabrán muy bien que Silent Hill nunca ha necesitado de grandes alardes técnicos para meternos el miedo en el cuerpo. La primera parte, considerada por muchos la mejor y más terrorífica, apareció hace ya 13 años en PSX y, aun sin ser ningún portento gráfico dentro del catálogo de la consola (es más, podríamos catalogarlo como un título de calidad media en cuanto a gráficos), sigue siendo poco recomendable para cardíacos en pleno 2012.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que quizá los amantes de esta saga estemos un poco "acostumbrados" a que, gráficamente, estos juegos no sean abanderados de las consolas en las que aparecen (con la excepción, quizá, de Silent Hill 3 que, en su momento, me sorprendió mucho por su calidad técnica y esos modelos y expresiones faciales tan conseguidas). Nosotros sabemos la calidad global que se puede alcanzar y los malos ratos que te pueden hacer pasar un puñado de polígonos amontonados con las texturas, la ambientación y el sonido adecuados. Cuando el seguidor y amante de esta saga pasa junto al cartel que anuncia la entrada a Silent Hill, lo hace con miedo y recelo, pero también con cariño y cierta emoción, y disfruta descubriendo con curiosidad la nueva recreación del pueblo maldito con un nuevo motor gráfico que, aunque esté lejos del techo gráfico de la consola, es más que suficiente para que el corazón se acelere cuando el óxido se come las paredes y las criaturas deformes aparecen.
Me pasó con Homecoming y me ha vuelto a pasar con este Downpour: a pesar de que no puedo negar lo evidente y que entiendo las críticas a la parte técnica del título, yo sigo sacando fotos con mi móvil al pasar junto a un ventilador oxidado que, al dejar pasar la luz entre sus aspas, proyectaba la sombra en movimiento de Alex Sepherd en la mugrienta pared de fondo. O al dirigir la cámara hacia un cielo nublado y neblinoso que filtra unos tenues y macabros rayos de sol que apenas llegan a iluminar a Murphy Pendleton.
Fácil de hacer con la tecnología actual, sí, pero perversamente poético.
P.D: perdón por el tocho