Final femenina. Rybakina reina en el caos de Roma
El WTA 1000 de Roma será recordado por una final que terminó con la grada prácticamente vacía más allá de la madrugada del domingo por culpa de la lluvia.
Lo que nadie esperaba es la surrealista ceremonia de premiación, que pasará a la historia del tenis por la cantidad de errores cometidos por parte tanto del protocolo como del speaker del torneo.
Para empezar confundieron a la campeona Elena Rybakina con la finalista Anhelina Kalinina en varias ocasiones ante la cara de incredulidad de Rybakina, que no sabía dónde meterse.
Después, en un clamoroso error, presentaron a la vencedora y se olvidaron de la finalista, cuando el orden es siempre a la inversa. Todo ello acompañado de pitos a los dirigentes del tenis italiano, que desaparecieron de la escena.
Eso provocó que Rybakina tuviera que ir a por su trofeo, que le entregó una azafata de la organización. La cara de Steve Simon, CEO de la WTA, era un poema. La jueza de silla, que era italiana, tuvo más protagonismo en la entrega de premios que las dos finalistas.