Si me dieran cinco céntimos por cada vez que se ha dado el caso este año de que nuestra selección le empatan con el tiempo reglamentario y, tras cagarnos en ellos al extremo de considerarlos gilipollas de manual, acaban ganándolo en la prórroga tendría 10 - 20 céntimos. No es mucho, pero es raro que ese haya sido el mantra tanto en Eurocopa como aquí