Lo realmente triste de todo esto es que hayan un par que justifiquen una serie de cambios que se hacen en base a una agenda. O mejor dicho, metiéndola (la agenda, quiero decir) con calzador. En realidad, pienso que la gente que hace estas cosas sabe la que se va a liar y que ganarán visibilidad con las polémicas (como está ocurriendo). Pero al final, mira. Con Death Note también la hubo y al final casi nadie se acuerda de ella.
Pero si hay algo realmente preocupante, y peligroso para la libertad creativa en el ámbito más comercial en todo esto es que este target también es que que ha presionado para censurar otras obras, el mismo que ha acabado imponiendo su moral a Sony Japón, por ejemplo. No se termina de ver (o no se quiere, directamente) el problema de fondo de todo esto, y entre la defensa a ultranza y la apatía, hemos terminado cediendo a detallitos a priori insignificantes por si solos, pero que han ido dando paso a la censura del S. XXI. Más sutil (en realidad, no) con una pátina de supuesta igualdad y ética. Pero al final lo que se está haciendo es justificar la censura.