fusco escribió:
Lo siento, pero son los vuestros unos razonamiento muy ingenuos, o es que no queréis ver la realidad. el nacionalismo catalán tiene una raigambre fortísima desde siempre. ¿Acaso no estudiasteis los nacionalismos en el colegio y el instituto? ¿La Renaixença del siglo XIX? Yo sí, y no soy catalán. Hablas de la oligarquía catalana, cuando es bien conocido que la burguesía catalana, en sus propias palabras le ponían un vela al dios y otra al diablo, porque tenían asumido que tenían que hacer ver su adhesión al régimen para favorecer sus negocios. Pero hasta ahí, en cuanto pudieron le dieron la patada. Mi tío abuelo de hecho me contaba anécdotas (años 50 y 60) que ya reflejaban el sentimiento independentista y la aversión a España entre los catalanes, acrecentada obviamente por la dictadura. Luego no habléis del café para todos como la causa del conflicto político actual; el "café para todos" de lo que sí fue responsable es de que los ciudadanos de las comunidades que no tenían tradición de autonomía como Murcia, Extremadura, etc..., (que no las habían proyectado siquiera durante la II República), llegaran a la conclusión -culturalmente extendida en la actualidad-, de que la misma no tenía ninguna relevancia y que en España no hay particularidades ni identidades nacionales algunas, propagándose una falsa idea de uniformidad. Recordemos que el origen estuvo en el reconocimiento que tuvo que hacer Suárez (por cojones, porque de lo contrario la Transición hubiera fracasado nada más echar a andar), de la legitimidad de la institución de la Generalitat de Catalunya, así como su presidente en el exilio, Tarradellas.
Aunque no me has citado a mi directamente permiteme que te conteste.
Razón no te falta en que el nacionalismo catalán no es de ayer. Ciertamente hunde sus raíces en el siglo XIX y en los regionalismos nacidos al calor del romanticismo. Pero la Reinaixenca no fue un movimiento político sino cultural que buceaba en la historia regional rescatando eventos como los "jocs florals". Una de las patas sobre las que luego se sostuvo el nacionalismo político, por otra parte. O un renovado interés por el uso del catalán, caído en cierto desuso e incluso despreciado por algún catalán ilustre como Antonio de Capmany.
Pero no fue un fenómeno popular sino más bien de la burguesía romántica. No es algo que calara ni llegara al pueblo. Pueblo que si que por entonces tenía un sentimiento patrio español al nivel de cualquier otra región española. Afirmación fácilmente demostrable a través de manifestaciones populares en momentos tan señalados como la Guerra de África de 1860, el conflicto con Alemania de 1885 o las convulsiones en Cuba que se dieron en las últimas décadas del siglo.
El catalanismo no es políticamente militante hasta las postrimerias del siglo XIX y aun sin contar con base popular. Existiero asociaciones catalanas nacidas al calor burgués y al calor eclesiastico/carlista y alguna que otra publicación de prensa como el diari de Barcelona de Vicent Almirall pero poco más.
El primer punto de inflexión se dio con la derrota final del carlismo en la séptima decada del siglo, a nivel eclesiástico. El segundo punto, el burgués, se hizo notar de forma muy evidente (y explicita, solo hay que acudir a Prat de la Riba) con la pérdida de Cuba en 1898, momento en que esas agrupaciones catalanistas se presentan a nivel electoral o se elevan propuestas como la Mancomunidad Catalana. Por no hablar de una fecunda proliferación de diarios, periódicos y otra serie de semanales afines al catalanismo con idea de llegar a las masas (¡toc, toc! ¿TV3?).
A la burguesía catalana no le bastaba con la fortísima influencia que ya tenía en Madrid. Quería más. Y para ello siguió con su secuelar y bien entrenado víctimismo. Adoptó la propaganda anti española de la Leyenda Negra. Y se revistió con las galas románticas de la Reinaixenca. Y para ello contaron con la complicidad inconsciente de presidentes como Canovas, Sagasta o Maura, cediendo ante un "monstruo" engordado a base de aranceles.
Y si, la Transición tal y como se hizo hubiese fracasado sin contar con los nacionalistas. Llevaban preparando dicha Transición desde finales de los años 60. Pero para ello también tuvieron que haber cómplices necesarios. Principalmente nuestro rey actualmente emerito, en el que Franco confió creyendole diferente a su papi Juan y al final este salió peor. Muchos piensan que esa traición a Franco fue poco menls que un acto heroico. Nada más lejos de la realidad. Lo valiente era haberle dado mando en plaza a alguien como Trevijano para hacer una Transición realmente democrática. En vez de eso lo hizo con gente que había participado del franquismo como Suárez pero que optaron por reunir a las mismas fuerzas vivas que protagonizaron los tristes episodios de la Segunda República y de la guerra civil y montarse esta "bonita" partidocracia donde están todos lls que eran pero no los que deberían estar.
Esto evitó convulsiones en su momento pero es el origen de los temblores actuales y de tener a España al borde de la ruptura y en con la soberania bajo mínimos.
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