Día 6 después del incidente
Me he presentado en su casa esta mañana. Vestía un elegante traje recién comprado este fin de semana que conjuntaba con una perfecta corbata italiana de Andrew’s Ties que ya tenía por casa. Piqué a la puerta y a los pocos segundos abrió ella. Su luz me iluminó, estaba radiante con aquel pijama de
Hello Kity y la melena al viento. Su cara angelical se posó frente a mí y sus ojos se fijaron en los míos, era el momento;
Lo siento mucho –empecé, no quería volver sobre mis pasos ni volver a excusarme por todos los errores cometidos en el pasado, solo quería presentarle mis disculpas por todo lo sucedido-. No era mi intención ofenderte ni ponerte en un compromiso, significas demasiado para mí. No espero que me perdones ahora, solo pasaba a decírtelo para que lo supieras.
Lo siento mucho –volví a repetir, mirándole directamente a los ojos-.
Llevaba los billetes en el bolsillo y aún no sé por qué sucedió, pero al verla abandoné la idea de pedirle que fuese conmigo a las islas Phi Phi. Ese no era el rumbo que debía tomar, lo único que podía hacer actualmente era presentarle mis disculpas y esperar a que el tiempo decidiese mi papel en la historia de su vida. Ya había dicho todo lo que tenía que decir, así que me dí media vuelta y comencé a caminar, me marchaba. Cuando llegaba a la escalera escuché un ruido, me giré para mirar por última vez hacía su puerta y ella se abalanzó sobre mí. Me estaba abrazando.
No estoy enfada –me susurró-.
Después de aquello me invitó a pasar a su casa. En su comedor había dos consolas conectadas al televisor; su PS3 y la Xbox 360 que le regalé. Me quedé observándola.
No funciona –me dijo- pero la he dejado conectada.
Sonreí, no podía hacer otra cosa. La situación era graciosa y el hecho de que todavía tuviese la consola era como una señal. No hablemos demasiado pero los dos nos mirábamos como si algo especial fluyese entre nosotros. Aún no se como ha sucedido, pero al final acabé en su habitación y allí es donde he aprendido como se hacen los niños. La verdad es que es toda una experiencia. Y ahora pues aquí me tenéis, sentado en el sofá de mi casa explicando a un montón de desconocidos como está siendo el día más feliz de mi vida, aunque hay una cosa que me preocupa; no sé donde están los billetes de viaje a las islas Phi Phi. Al volver a casa no los llevaba en el bolsillo. ¿Los habré perdido?
Solo espero no haberlos olvidado en su casa…
FIN.
PiratePila.