psicopompo escribió:@coyote-san @emerald golvellius @icecaapNo sé cómo estará el tema ahora, pero, cuando yo vivía en Japón, me dijeron muchas veces que la
yakuza colaboraba con el gobierno japonés, y que, hasta cierto punto, eran bastante responsables del bajo índice de delincuencia del país.
Por otro lado, que apenas se les vea no significa que no estén. En algo más de seis años yo no los vi más de tres o cuatro veces. Una de ellas, de hecho, fue en uno de los barrios en los que viví,
Sakura Shin-Machi, un tranquilo barrio residencial muy conocido allí por ser el lugar donde se desarrolla el manga
Sazae-san, cuyo anime es el más longevo de la historia, y el más querido por los japoneses, por encima incluso de Doraemon. El caso es que, yendo a comprar al
convini (tienda de 24h.) vi aparcado un coche negro —tan largo como un autobús— con dos
yakuzas apoyados en él, vestidos de negro y con tatuajes hasta en las cejas. Recuerdo que quien iba conmigo me advirtió que ni se me ocurriera mirarles a la cara, porque a la mínima saltaban para liártela. Yo seguí a lo mío sin mirarles, pero noté que uno de ellos dio un paso hacia mí con la cabeza inclinada y el cuello estirado, como intentando provocarme. A mí es fácil tocarme los cojones, pero tampoco soy gilipollas, así que me hice el loco, y no pasó nada. Son unos chulos y unos garrulos, pero también son peligrosos, por eso hay que tener cuidado con ellos.
Eso sí, verlos, como ya he dicho, es muy infrecuente, y más aún en un barrio como el que he mencionado. De hecho, ni siquiera en zonas céntricas como Shibuya, Harajuku, Omotesando, etc. los ves. Quizá en zonas como Shinjuku, cuyo ocio nocturno es muy de bares y prostíbulos, sea más común, o también en ciudades próximas a Tokyo y Yokohama, como Kawasaki, que es una ciudad muy industrial y con mucho
yanki (los macarras japoneses con tupé a lo Kunio-kun). A estos macarras, que muchas veces tratan con la
yakuza (y no me refiero a simples macarras, sino a los que van en banda y están organizados) sí que es muy común verlos.
Yo una vez me encontré con una banda entera de
yankis, de unos veinte o treinta miembros (todos con tupé o con la cabeza rapada, cejas hiper depiladas y uniformados), en la entrada principal de la estación de Kawasaki. Estaban saludándose entre ellos de un modo un tanto militar, levantando los puños y gritando al unísono. Mi ex y yo seguimos nuestro camino, pasando muy cerca de ellos, pues no nos quedaba otra, pero, al verme, se nos acercaron todos vociferando y riéndose —como si yo fuera un alienígena—, y comenzaron a saludarme en «inglés»:
«Haro~!» (hello). Yo les devolví el saludo sin hacer ni un microgesto, y ellos comenzaron a reír como retrasados mentales, satisfechos de haber obtenido resultados de su uso del inglés. En fin, aquello debía de ser una reunión para debatir sus mierdas, no una simple quedada entre amigos.
Perdón por la chapa, pero es que estoy desvelado y me hacéis recordar cosas, mamones.