Os pondría el mio, pero contad de no tener que despejar la mesa y recoger todo, prefiero explicarlo.
No me gusta los RGB, me explico, no quiero decir que no sean bonitos y todo eso, es que a mi tantas luces me terminan por molestar y tenerlo en el suelo gastado todo ese dinero para luego ni mirarlo, pues al final no lo veo utilidad.
Realmente es una mesa de dos pisos con forma de 8 curvada la de arriba y ovalado la de abajo, haciendo una forma de cascada entre ellos, descubriendo parte del ovalo por la estrechez de la mesa superior (al ser forma de "8" y curvada).
En el curvado tengo dos monitores (también tengo los altavoces) y el volante y cambio de marchas anclados en el ovalado.
Lo bueno que tiene es que el ovalado puedes desplegarse haciendo una forma de "L" a la mesa y, con eso gano espacio para trabajar (al poder utilizar toda la mesa ovalada) o simplemente alejarme del monitor para jugar a los juegos de conducción.
En la parte inferior, a la altura de los pies, tiene una balda que es donde coloco el subwoofer y pedales, y ya no tiene nada mas, es muy simple pero funcional, que es lo que realmente busco. La semitorre la tengo en el suelo al lado de la mesa.
He visto los "chiringuitos" que los usuarios tienen, y algunos son impresionantes, pero la nostalgia es como una droga que aun sabiendo que es mala te empuja a ella y, si tuviera que hacer ese espacio/rincón para mi, si tuviera esos metros cuadrados ...
Uno de los recuerdos de mi adolescencia fue a un chico que tenia un trastero sucio, desordenado, viejo, lleno de polvo, con los disquettes tirado por todas partes, piezas de ordenador por doquier y ordenadores abiertos con infinidad de juegos. Su padre trabajaba en ese mundillo, no se si era profesor, técnico o yo que se, pero el chico siempre tenia juegos aburrir y piezas informáticas.
Si bien al principio me resultaba un tanto asqueroso, poco a poco, según iba yendo a su casa, empezaba a mirarlo con otra perspectiva. Era un lugar para el, era únicamente y exclusivo para jugar, era un pequeño taller con juegos infinitos por descubrir que ni el mismo podía terminar de jugarlos a todos, era una autentica aventura meter disquettes y averiguar que juego íbamos a descubrir... ERA UN TEMPLO.
Seguramente cuando eramos niños e íbamos a la aventura yendo por prados o lugares descocidos sentíamos algo en nuestro interior que nos llenaba el corazón, ese espíritu aventurero que nos impresionaba tanto que sentíamos verdadera felicidad, eso era lo que yo sentía cada vez que pisaba ese "templo" de polvo y el chico me enseñaba otro nuevo montón de disquettes que su padre había traído del trabajo, amigos o lo que fuera.
Si, es totalmente lo contrario a cualquier Setup, pero si alguien tuviera alguno de esos "templos" estaría agradecido de por vida ver otra vez algo así.
Un saludo