Esta situación es una lástima que está causando quebraderos de cabeza a todos: a los compradores, a SONY (que aunque no se pronuncie, seguro deben estar preocupados) y a los no compradores que conocen la situación... como yo.
Si no me he comprado la PlayStation 4 es simplemente por este mal endémico de los mandos. No me merece la pena gastarme un pastizal sabiendo que un componente esencial está mal concebido porque el equipo de ingenieros de la compañía la han cagado.
¡¡Y mira que la tengo ganas, joder!! Pero no merece la pena ahora. Os acompaño en el sentimiento, chicos. Quién iba a decirnos antes de sacar la consola, con las penurias pasadas de la anterior generación, que lo que iba a "petar" en la primera hornada no fuese la consola... ¡¡sino el mando!!