* El aparato bajó inesperadamente al tomar el ordenador el control del avión por un fallo
* Los pilotos pudieron recuperar el mando a tiempo pero no es una operación sencilla
Policías y agentes de la Gendarmería alpina se disponen a subir a helicópteros para seguir con las tareas de rescate, cerca de Seynes-les-Alpes, este martes. Un Airbus 321 de la compañía Lufthansa sufrió el pasado 5 noviembre un descenso brusco similar al experimentado por el aparato de su compañía filial, Germanwings. El avión había partido del aeropuerto de Bilbao con destino a Múnich cuando al acercarse a los Pirineos empezó a bajar a 4.000 pies por minuto, una velocidad de descenso idéntica a la experimentada por el Airbus 320 según los registros de los radares.
A diferencia con lo ocurrido hoy, cuando el aparato dejó de bajar mucho antes de acercarse las montañas. La investigación posterior y los testimonios de los pilotos llevaron a la conclusión de que el problema se había originado al tomar el ordenador de a bordo el control del aparato al interpretar que los pilotos se habían equivocado y podían causar que cayera en picado.
El origen del fallo fue la congelación de los sensores que miden al denominado ángulo de ataque. El ángulo con el que vuela el avión respecto a la horinzontal. Los sensores se quedaron congelados en la posición de despegue, señalando que el avión tenía el morro demasiado levantado para la altitud a la que estaba volando y podría entrar en pérdida, empenzar a caer en picado.
Entonces entró en funcionamiento un sistema, la denominada "protección del ángulo de ataque" que incorporan solo los airbús. Este mecanismo de emergencia arrebata el mando del aparato a los pilotos y al piloto automático hace bajar al aparato para evitar una supuesta caida.
En el caso de Bilbao, los pilotos recuperaron el mando salvando el aparato al conseguir desactivar el sistema pero según pilotos de Airbus consultados "es una operación muy compleja que no se entrena y no está alcance de cualquiera". Con los datos a la vista, los mencionados pilotos creen que está hipótesis debería tenerse en cuenta. Puede haber ocurrido que en esta caso los piolotos de Germanwings no hayan sido capaces de llevar a cabo esta operación.
Tras el incidente del vuelo de Bilbao, la EASA, la agencia europea de seguridad aérea, dictó el 9 de diciembre una directiva de aeronavegabilidad en la que daba las instrucciones precisas de cómo debían actuar los pilotos en caso de repetirse la avería. El Colegio de Pilotos de la Aviación Comerial (Copac) consideró ya entonces que no era suficiente con esas instrucciones sino que “los pilotos debían recibir instrucción específica que la mayoría de las compañías no han proporcionadao”