Resulta estimulante que una serie que en principio basa toda su atracción en su sorprendente personaje principal sea capaz de prescindir casi por completo del mismo y no solo mantener el interés, sino que me atrevería a decir que este último episodio - hay quien dice que con ecos de Rosemary Kennedy - ha sido el mejor de lo que llevamos visto. Era un poco reticente a verla porque personalmente detesto todo lo que tiene que ver con el mundo del que proviene, si bien para mí absoluta sorpresa en su momento la película no me desagradó en absoluto, pero me alegra que, por decirlo de algún modo, la serie sea perfectamente capaz de "volar sola" y navegar con rumbo firme por sus propios méritos.