La semana pasada durante la conferencia Build, Microsoft llevó al escenario una nueva demo de sus gafas de realidad aumentada, Hololens.
Pensaba que, sobre el escenario, los ingenieros encargados de la demostración usaban una maqueta, actuando como si de verdad estuviesen usando una unidad funcional. El pasado mes de enero, cuando Microsoft enseñó por primera vez Hololens, estas gafas necesitaban estar conectadas a un PC para funcionar. Pero no. En apenas tres meses Microsoft tiene ya prototipos funcionales completamente autónomos de Hololens.
No pude probar la primera versión pero sí he tenido oportunidad de ponerme estas gafas autónomas en una pequeña demostración durante la conferencia. Microsoft no permitió a ningún medio grabar o tomar fotografías de la experiencia pero puedo resumirla fácilmente en unas pocas palabras: Hololens está más cerca de ser un producto final de lo que esperaba y el potencial es enorme.
La demsotración, de unos 20 minutos, estuvo centrada en mi caso en cómo se usarían las gafas en aplicaciones de arquitectura y construcción, permitiendo ver e interactuar con los edificios en 3D finalizados o realizar cambios sobre la estructura virtual antes de comenzar la construcción.
Hay varios puntos en esta nueva versión de Hololens que funcionan bastante bien. Las gafas no son muy pesadas, por ejemplo, no tuvieron problemas para detectar los comandos gestuales (fundamentalmente uno, un "click" virtual que se hace moviendo el índice) y el sistema de sonido direccional funciona sorprendentemente bien.
La única parte negativa, y algo que se omite en las recreaciones sobre el escenario, es que el campo de visión en el que se pueden mostrar los objetos virtuales es limitado. Mi estimación es que equivale al de una pantalla de unas 42 pulgadas vista a un metro y medio de distancia. Fuera de ese recuadro Hololens no puede crear hologramas o ventanas flotantes. En mi demostración, por ejemplo, era imposible ver la maqueta del edificio completa, salvo desde ángulos muy concretos, y al interactuar virtualmente con otro supuesto arquitecto o ingeniero tenía que elegir entre mirar lo que me mostraba o mirar su avatar.
Hololens es todavía un prototipo, así que es difícil saber si la versión final contará con el mismo campo de visión o si Microsoft conseguirá ampliarlo. Por lo que he leído entre los colegas que estuvieron en la demostración de enero, ese prototipo tenía un área de visualización más grande, así que puede ser algo que aún estén tratando de arreglar en la versión autónoma. Este modelo, por cierto, también requiere como la anterior ajustar las gafas para la distancia interpupilar del usuario que las lleva puestas.
Hay otras incógnitas. Microsoft, por ejemplo, no ha dicho cuál es la autonomía de estas gafas o en qué rangos de precio podrían venderse. Tampoco hay todavía un lenguaje gestual extenso o unificado. Parece que será un producto de la gama Lumia, pero eso tampoco eso está claro aún. En el fondo da igual. Lo interesante de Hololens es el potencial que tiene la realidad aumentada para abrir una nueva era en la forma de aprender, trabajar o comunicarnos. Este es un excelente primer paso.