Destinado a equipos todo en uno, portátiles de perfil reducido y altas prestaciones, ordenadores de sobremesa compactos y prácticamente cualquier clase de aparato que deba combinar potencia gráfica y bajo consumo, estos procesadores familiarmente conocidos como Kaby-G no son el típico chip suelto, puesto que integran en un mismo producto (o "solución", como prefiere Intel) una CPU, una GPU integrada Intel (iGPU) y una GPU de alto rendimiento RX Vega en el package (pGPU) con acceso a 4 GB de memoria de alta velocidad HBM2.
Inicialmente Intel lanzará cinco procesadores con gráficos Vega, utilizando las denominaciones i7-8809G, i7-8709G, i7-8706G, i7-8705G e i5-8305G. A pesar de sus nombres y de que Intel los incluye en su gama de procesadores de octava generación, estos nuevos productos utilizan en realidad un diseño de CPU basado en Kaby Lake (séptima generación) con algunos retoques.
Todos los nuevos chips con gráficos Vega tendrán cuatro núcleos y ocho hilos de procesamiento, con un TDP máximo de 100 vatios. Las principales diferencias estribarán en la velocidad de reloj y el apartado gráfico, con 1536 procesadores stream y 24 compute units en el caso de los i7-8809G e i7-8709G (RX Vega M GH) o 1280 procesadores stream y 20 compute units en el resto (RX Vega M GL). El único procesador con soporte para overclocking será el i7-8809G.
Potencia gráfica de tarjeta dedicada con un consumo modesto
Esta extraña colaboración entre Intel y AMD resulta positiva para ambas compañías, puesto que la primera logra plantar cara a Nvidia y sus tarjetas gráficas para portátiles, mientras que la segunda no tiene por ahora intención aparente de competir con sus propias APU portátiles de 100 vatios. AMD, además, suministra la tecnología gráfica a Intel tal cual, de forma que sigue siendo responsable de su desarrollo.
Comparativa de rendimiento de los nuevos chips de Intel frente a las soluciones gráficas de Nvidia.
Las cifras de rendimiento facilitadas por Intel son intrigantes. Estaríamos hablando de unas prestaciones gráficas que duplican las conseguidas en un sistema de hace tres años con una tarjeta gráfica GTX 950M, o si se prefieren datos algo más actuales, unas cifras comparables (cuando no ligeramente superiores) a las obtenidas por un ordenador portátil moderno dotado con gráficos Nvidia GTX 1060 Max-Q.
Considerando que estamos hablando de hardware principalmente diseñado para ordenadores portátiles, estamos hablando ya de palabras mayores. Intel, de hecho, se atreve a hablar de portátiles para juegos finos y ligeros, pero capaces de mover títulos modernos en Full HD a 60 FPS y con un nivel de detalle elevado. También de ordenadores de sobremesa ultracompactos muy competentes. Sea como sea, habrá que esperar a los primeros benchmarks independientes para conocer mejor su rendimiento.
Según ha señalado Intel, los primeros ordenadores con sus nuevos chips estarán disponibles esta misma primavera.