Parece irónico que los legisladores de un pais tan poco dado a mirar por los derechos civiles como los Estados Unidos, estén interrogando a la industria discográfica en relación con la distribución masiva de CDs de música con protección anticopia. Estas compañías, no sólo imposibilitan la creación de una copia de seguridad legal por parte de los propietarios del disco, además estarían cobrando unos derechos por un disco que el usuario no puede reproducir en la mayoría de los lectores. Del mismo modo, la tasa de los CDR/RWs vírgenes en concepto de derechos de autor debería ser revisada, ya que la industria estaría cobrando ese dinero mientras que por otro lado, evita que el usuario pueda realizar sus copias.
Y por si con los legisladores republicanos no hubiera bastante, Philips, una de las empresas que crearon el disco compacto, no está nada contenta con la forma en que está siendo utilizado (deformado) su estándar CD Audio (definido en el Libro Rojo) y quiere que los CDs de Audio protegidos, tengan una etiqueta visible que rece: "Este producto no es un CD y no da la misma calidad que un CD, dado que no será reproducido en todos los lectores de CD".