Conocida simplemente como Quick Charge para energía inalámbrica, esta nueva especificación busca acelerar la carga de dispositivos utilizando bases sin cables pero manteniendo total compatibilidad con el estándar Qi, cuyas especificaciones técnicas respeta en todo momento. Las bases Quick Charge inalámbricas funcionarán con los cargadores USB Quick Charge existentes (2.0, 3.0, 4 y 4+).
Según Qualcomm, esta nueva versión de la tecnología Quick Charge nace con el propósito de proteger los dispositivos compatibles frente a cargadores inalámbricos que pueden sobrecalentarse y asegurarse de que todas las bases inalámbricas que afirman ser compatibles con Quick Charge lo son realmente. Se desconoce si el teléfono interviene de alguna forma en el proceso, pero Qualcomm habla en todo momento de cargadores y no de smartphones.
Los detalles técnicos son bastante escuetos, y de hecho la nota de prensa no informa con claridad sobre mejoras introducidas más allá de que tratará de reforzar la seguridad de estos productos al tiempo que se normaliza el rendimiento de las bases. Que no es poca cosa si se considera que las diferencias entre un modelo y otro pueden ser drásticas tanto en tiempo necesario como en capacidad de transmisión.
En cierto modo, y leyendo un poco entre líneas, Quick Charge parece ser algo así como una serie de reglas para que los fabricantes de bases de carga Qi puedan proporcionar la máxima velocidad de carga posible mediante el estándar al tiempo que se mantiene un rendimiento más consistente y seguro en base a la homologación de Qualcomm. El primer teléfono que se beneficiará de la carga Quick Charge inalámbrica será el Xiaomi Mi 9, que viene con un cargador Qi de 20 vatios casi un 40 % más rápido que otras bases sin cables.