Según señalan fuentes de El Economista, la decisión se hará efectiva este próximo viernes 30 de junio a las 23:59 hora peninsular. Con la llegada del mes de julio Terra dejará de existir en España. El epitafio de Terra estaba cincelado desde hace tiempo, y es que los portales de contenidos solo podían conformarse con reptar desde el estallido de la burbuja de Internet de finales de los años 90. La irrupción de Google y la explosión de las redes sociales terminó por darles la puntilla.
El lanzamiento de Terra no se comprendería sin la compra de Olé.
La historia de Terra comenzó a escribirse con mala letra. Engendrado durante la muy controvertida presidencia de Juan Villalonga, la futura filial de Telefónica terminó los últimos meses de su gestación con la compra del portal de páginas de entrada Olé por la nada módica cantidad de 2.000 millones de pesetas, a los que habría que sumar el 8% de las acciones de Terra cuando saliera a bolsa. Este porcentaje terminó por convertirse en una lluvia de millones cuando el día de su estreno las acciones subieron un 213,3% y pusieron en boca de todos eso del interné. El pelotazo se había digitalizado.
Los viejos del lugar posiblemente recordarán la campaña televisiva emprendida para promocionar la marca Terra antes de anunciar el lanzamiento del portal. Eran los años en los que la conexión a Internet venía con acompañamiento orquestal RTB y la posición de monopolio de la compañía presidida por Villalonga era incontestable. Poca gente comprendía la importancia que tendría la red de redes en los años venideros, pero nadie quería perder su parte del pastel.
En su momento álgido Terra llegó a valer en bolsa más que el BBVA. Pero la fiesta no iba a durar para siempre. El explosivo final de la burbuja .com fue seguido por la debacle económica del 11S y las llamas alimentadas por una serie de compras desastrosas como Lycos, adquirida en el año 2000 por 12.500 millones de dólares para asentarse en Estados Unidos y competir con AOL. No es necesario hacer un resumen de lo que sucedió.
Para entonces los españoles ya se habían familiarizado con términos hasta entonces extraños como aquellas famosas stock options que convirtieron en millonarios a un reducido número de ejecutivos con información privilegiada ante la desdicha de unos accionistas minoritarios que se dieron el chapuzón de sus vidas cuando Telefónica absorbió el portal por una ínfima parte de su valor inicial.
La trastabillante carrera de Terra dio varios giros antes de terminar de reinventarse con una mayor apuesta por los contenidos multimedia, pero ninguna de estas apuestas terminó por cuajar. Al final, todo fue en vano. Terra sobrevivirá solo en Brasil y en los recuerdos de unos internautas que algún día utilizaron el portal como página de inicio a Internet o salieron trasquilados de una de las mayores burbujas que se recuerdan en el panorama tecnológico español.
