Desarrollados sobre la base del monovolumen Chrysler Pacifica, estos automóviles cuentan con un sofisticado (y voluminoso) conjunto de sensores que se extiende sobre toda la carrocería del vehículo para que un sistema de inteligencia artificial pueda monitorizar las condiciones del tráfico y reaccionar acordemente. El propósito de este programa piloto es "aprender cómo conduce gente de todas las edades, formas y tamaños de grupo", permitiendo a Waymo perfeccionar la tecnología de cara a su lanzamiento comercial.
Cabe señalar que la antigua división de Google no parece estar interesada en fabricar sus propios vehículos. El antiguo plan para crear una red de coches compartidos sin conductor ha dado paso a un programa piloto en el que Waymo proporciona la tecnología y Fiat Chrysler pone los coches, pensando ahora en convertirse en un proveedor para la industria como pueden ser Bosch, Delphi o Magna. Es una situación extremadamente beneficiosa para el grupo automovilístico italoamericano, puesto que Fiat Chrysler no posee la pujanza tecnológica necesaria para acometer en solitario el desarrollo de vehículos autónomos.
Según han señalado Waymo y Fiat Chrysler, los monovolúmenes ya han sido puestos a prueba en varias instalaciones estadounidenses, incluyendo 200 horas bajo "clima extremo" para evitar posibles complicaciones durante su circulación en carreteras públicas. El propósito de ambas empresas es lanzar un servicio de coche compartido autónomo que podría comenzar a funcionar a finales de 2017, rivalizando con firmas como Ford y Volkswagen.