Este es el segundo trimestre consecutivo que PS5 sufre una caída de las ventas interanual. Sony culpa de esta situación a la falta de suministros y afirma que la demanda no satisfecha es lo suficientemente fuerte como para volver a encarrilar las ventas de la consola y que esta se convierta en la más rápidamente vendida de su historia. Está por ver qué pasará cuando la compañía japonesa logre distribuir las mismas PS5 que pide el mercado, pero los datos de NPD Group, la compañía de análisis de referencia en la industria del videojuego en Estados Unidos, afirman que en durante los últimos meses Xbox Series ha superado a PS5.
En cuanto al software, los números son mucho más positivos. Durante el último trimestre las consolas PlayStation lograron vender 70,5 millones de juegos, que se comparan con los 61,4 títulos vendidos hace un año. PS4 y PS5 cierran el año fiscal traspasando 303,2 millones de juegos, de los cuales 43,9 millones son first-party. Respecto al canal de venta, el trimestre se cerró con un 71 % de los juegos despachados mediante la PlayStation Store, ocho puntos menos que hace un año. Sony ha terminado el año fiscal vendiendo el 66 % de los juegos en formato digital, un punto más que el pasado ejercicio.
Por último tenemos los números de PlayStation Plus, un servicio de suscripción que en junio vivirá una renovación. Durante el cuatro trimestre del año fiscal PS Plus tenía 47,4 millones de suscriptores, 200.000 menos que hace un año, mientras que el número de usuarios activos de PlayStation Network bajó hasta los 106 millones, tres millones menos que durante el mismo periodo del año anterior. Desde el lanzamiento de PS5 los clientes de PS Plus se han mantenido más o menos estables, pero PlayStation Network ha perdido usuarios cada trimestre.
PS4 ha sido una de las consolas que más unidades ha vendido en la historia, así que PS5 tiene un duro rival cuando se comparan los números. Uno de los grandes objetivos de Sony con PS5 es lograr que los usuarios que en su día compraron una PS4 salten de generación sin cambiar de ecosistema, una meta complicada cuando la oferta no cubre la demanda.
