La compra de Xilinx tiene una gran importancia para AMD a nivel industrial y profesional. Aunque para los consumidores las FPGA no tienen mayor interés (salvo por su potencial como hardware de simulación de consolasretro), este tipo de aparatos son muy interesantes en la construcción de centros de datos, puesto que la capacidad de programar sus puertas lógicas les permite actuar como "pegamento" entre distintos sistemas.
Las FPGA, asimismo, están presentes en todo tipo de entornos industriales, desde robots en cadenas de montaje a satélites de comunicaciones, pasando por plataformas de conducción autónoma. Hasta se pueden encontrar en los monitores G-Sync, proporcionando la potencia de procesamiento y flexibilidad necesarias para gestionar las operaciones de control de refresco y tone mapping píxel a píxel que precisa la tecnología de Nvidia.
La compra de Xilinx, que recibió un golpe cuando el gobierno de Estados Unidos restringió las ventas de ciertas tecnologías a Huawei, permitirá a AMD competir con Intel en el mercado de las FPGA, donde el gigante de los procesadores ya está presente tras la compra de Altera en 2015 por 17.000 millones de dólares.
AMD pagará con acciones en lugar de con dinero
Tal y como suponíamos en su momento, AMD no tiene el dinero suficiente para hacer una compra de estas dimensiones. A pesar del éxito de Ryzen, sus ingresos son reducidos en comparación con otras empresas y los beneficios extraídos rozan lo ínfimo, así que no hay mucho dinero en la caja. Sin embargo, la popularidad de Ryzen ha disparado las acciones de AMD, proporcionando así los medios para la adquisición.
Según ha anunciado AMD, los accionistas de Xilinx recibirán el equivalente a 35.000 millones de dólares en acciones del fabricante de procesadores. Una vez finalizada la operación, los accionistas originales de AMD tendrán el 74 % de la compañía y los de Xilinx el 26 %.
Como detalle interesante, AMD espera que la compra de Xilinx le permitirá ahorrar costes operativos. Aprovechando la capacidad de compra conjunta y el uso de infraestructuras ya existentes, la compañía espera ahorrar unos 300 millones de dólares al año y medio de cerrar la compra.