Las torres tienen un diseño bastante personal y unas dimensiones más compactas que gigantes, muy al gusto japonés. Inicialmente habrá tres modelos: el Arespear C300, con un procesador Core i5-9400F, gráficos GTX 1650, 8 GB de RAM y una SSD de 512 GB PCIe NVMe/M.2; el C700, dotado con un Core i7-9700 refrigerado por agua, una tarjeta RTX 2070 Super, 16 GB de RAM y 512 GB + 1 TB de almacenamiento (SSD y disco duro); y finalmente el C700+, que toma la base del modelo directamente precedente y añade iluminación LED programable.
Si bien las prestaciones no tienen nada de llamativo, las torres en sí mismas tienen algunos detalles curiosos. Por ejemplo, la parte trasera está cubierta con una tapa perforada que cubre los puertos, haciendo más estética la instalación del PC en mesas que no den a la pared. También tienen la peculiaridad de montar una tarjeta de sonido dedicada (concretamente una Asus Xonar AE), cuando la gran mayoría de las torres para juegos de hoy en día se limitan a ofrecer las opciones que vienen en la placa base
La familia Arespear se completa con accesorios como unos auriculares de diadema de aspecto bastante corriente que cuentan con el sello de Bemani (de hecho, Konami los vende como apropiados para su uso en arcades musicales) y dos teclados (completo y tenkeyless) con interruptores capacitivos programables, de forma que el usuario puede determinar el punto de actuación en 1,5, 2,2 o 3 mm. Al parecer los teclados son una versión remarcada de los comercializados por la firma japonesa Realforce.
Por ahora parece que Arespear y sus productos se quedarán en Japón. Curiosos y coleccionistas pueden estar en cualquier caso interesados en saber que las tarifas están comprendidas entre los 184.800 y 338.800 yenes por los C300 y C700+, respectivamente (1.500 y 2.740 euros al cambio).