Curiosamente descritos en la web estadounidense de la firma como simples televisores OLED (Samsung no parece querer confusión alguna con su gama QLED; el asunto del branding va a ser complicado) el SB95B estará disponible inicialmente en versiones de 55 y 65 pulgadas, ambos 4K. Como buen televisor de panel orgánico, es una pantalla emisiva, por lo que sus 8,3 millones de píxeles se iluminan por sí mismos sin necesidad de un sistema de iluminación independiente, generando un color negro profundo y realista.
La auténtica diferencia con un televisor OLED tradicional reside en el filtro de color con quantum dots. El panel OLED utilizado por Samsung solo genera luz azul, dejando que estas partículas plasmen el rojo y verde para mostrar imágenes con color RGB. Esta aproximación varía de forma significativa con respecto a los paneles OLED blancos con filtro de color tradicional de LG, y en teoría debería proporcionar un colorido más rico, así como una mayor luminosidad y una estabilidad química superior, redundando en una mayor durabilidad.
Lamentablemente, Samsung no indica en su sitio web el brillo máximo de sus nuevos televisores y tampoco podemos encontrar una nota de prensa con esta información. Tan solo sabemos que el televisor incorpora el mismo chip de procesamiento de la imagen que el resto de sus televisores de gama alta para 2022, sonido con Dolby Atmos y refresco a 120 Hz. Las especificaciones no indican la versión del estándar HDMI utilizado.
A falta de conocer sus precios para España, en Estados Unidos el Samsung S95B de 55 pulgadas ya se puede reservar por 2.399 dólares, mientras que el de 65 pulgadas se queda en 3.499 dólares. Unas tarifas elevadas si se comparan con las de los modelos de LG, por lo que su rendimiento será sin duda inspeccionado con lupa por la prensa especializada en A/V.