Según defiende Biren, sus procesadores para IA fabricados por TSMC no cumplen los requisitos técnicos para ser sancionados. Por su parte, fuentes conocedoras de los hechos señalan al diario hongkonés South China Morning Post que TSMC aún no ha llegado a una conclusión al respecto, pese a lo cual ha decidido paralizar la producción. No hay declaraciones oficiales, salvo para decir que el fabricante "cumple todas las normas relevantes".
Benchmarks oficiales publicados por Biren.
Biren es una de las pocas compañías chinas que parecen haber sorteado la maldición de la industria local de los semiconductores, diseñando productos que al menos sobre el papel mostraban un rendimiento favorable con respecto a sus rivales occidentales. Su procesador BR104, diseñado para labores como visión computerizada y procesamiento del lenguaje, destaca de forma notable frente a A100 de Nvidia, y aunque los benchmarks no reflejan su escalabilidad real o los costes finales, Biren ya estaba dando más que firmas patrias como Tacoma o Wuhan Hongxin Semiconductor, que tras prometer la luna y las estrellas solo dejaron tras de sí quiebras catastróficas.
Se trata de un varapalo importante para numerosas empresas chinas implicadas en el desarrollo de sistemas de IA, que privadas de los chips de Nvidia por las sanciones, veían en Biren una posible alternativa local.
Por ahora no está claro si TSMC ha recibido instrucciones de Estados Unidos para cancelar la producción de Biren o si se trata de una decisión autónoma. Ambas cosas podrían ser ciertas si se considera el precedente de Huawei, pero también el interés de la firma taiwanesa para congraciarse con Washington durante un delicado proceso de deslocalización que le llevará a abrir una nueva factoría Estados Unidos.
Una elección simple: o tu trabajo, o la nacionalidad
La noticia del cese de producción de procesadores para Biren llega en un momento particularmente convulso, puesto que hace poco Estados Unidos promulgó una nueva ley por la cual los ciudadanos del país y los extranjeros con permiso de residencia permanente deben tener la aprobación del Departamento de Comercio para trabajar en la industria china de los semiconductores, que necesita de la experiencia de ejecutivos e ingenieros norteamericanos para desarrollar sus productos.
El resultado es que muchos directivos y técnicos altamente capacitados deberán elegir entre seguir siendo ciudadanos estadounidenses o buscarse otro empleo. Algunas empresas, tal es el caso de Yangtze Memory Technologies, ni siquiera les han permitido consultarlo con la almohada, puesto que este fabricante de chips directamente ha solicitado a todos sus empleados estadounidenses en posiciones troncales que abandonen la empresa.
Las ramificaciones de esta ley son importantes, puesto que compañías que no tienen fábricas en China pero proporcionan servicios a las mismas también se han visto salpicadas. Un claro ejemplo es ASML, el mayor fabricante de máquinas de fotolitografía del mundo, que ha tenido que pedir a todos sus empleados estadounidenses que dejen de dar servicio a sus clientes chinos mientras analiza la situación.