Tal y como me imaginaba, salió al terreno de juego la versión mexicana que jugó contra Alemania. Durante los primeros 25 minutos México presionó a los jugadores brasileños y busco portería de manera constante, mediante el control del esférico y un juego de toque que combinaba momentos de pausa y momentos de rapidez. Cuando había que recolocar las líneas, México optaba por un juego de toque pausado y cuando veía una mínima fisura en la defensa brasileña, optaba por un juego directo buscando pases en profundidad a la banda y balones largos, sufriendo bastante Brasil, por un lado por la banda izquierda con Guardado y por otro en la banda derecha con Lozano, quién incluso le hizo algún que otro quiebro a Filipe Luis, que se dice pronto.
Sin embargo a partir del minuto 25, Brasil ha retomado la iniciativa y ha puesto en serios aprietos a una defensa mexicana nerviosa a la que le costó contener a Neymar por banda izquierda y William por banda derecha, quienes desbordaron en varias ocasiones a los laterales que les cubrían. Mismamente Neymar consiguió llegar en una jugada hasta la cocina después de sobrepasar a su defensor y sólo la atenta y oportuna salida de Ochoa evitó males mayores.
Con lo cual empezó muy bien el partido México, pero en los últimos 20 minutos ha sufrido para contener a unos brasileños que en cuento se pusieron el mono de trabajo, fueron muy peligrosos por las bandas, desbordando a los laterales mexicanos. Al final llegar al descanso con 0-0 le viene bien a México, para salir de esa espiral negativa y volver a retomar confianza del principio del encuentro.
¡Saludos!