Isco está para ser titular en cualquier equipo del mundo y no es una exageración. Cuando lo sigues partido a partido, minuto a minuto, te das cuenta de que en 50 partidos, en 45 de ellos es una absoluta barbaridad desde el día en que llegó.
No es ya que dé asistencias o se haya hecho goleador, es que baja a defender, se siente líder, motiva a los demás, y en el goteo del minuto a minuto es un no parar de superar al rival, marearlo, filtrar balones y mejorar jugadas con controles orientados y acciones en las que cambia todo.
Está más cerca del Isco prime del Madrid que de otras versiones.