Una de las cosas más divertidas de la política española (y seguramente en cualquier país) es la absoluta incomprensión acerca del votante con ideas políticas diferentes a las propias.
El que no cree lo mismo que yo es poco menos que un idiota o un adoctrinado, como si fuéramos especies totalmente diferentes o algo así. Y en realidad no hay mucha diferencia entre como vive o se informa alguien que vota al PP, al PSOE o al BNG, por ejemplo.
Pero bueno, es evidente por lo que se lee por aquí, igual que en las redes sociales, que en España nos encanta vivir en nuestro bunker y escuchar solo lo que queremos oír.