Frente al mar (By the sea)Angelina Jolie le ha cogido el gusto a escribir y dirigir. Desde su debut en 2011 con
En tierra de sangre y miel ya ha rodado tres películas, y a eso hay que sumarle sus dos próximos proyectos que se estrenarán en principio a finales de este año y en 2017. A diferencia de la estela de otros actores que han tenido la oportunidad detrás de las cámaras y en el guión, Jolie aun no ha tenido la suerte de haber sido reconocida por su trabajo. El año pasado, con
Invencible, se habló de su posible candidatura a los premios, pero lamentablemente tendrá que seguir esperando. Lo que no hay duda es que año a año se confirma como un nombre a seguir, pues con cada trabajo, sigue creciendo. Precisamente en Invencible ya mostró una gran madurez situando la cámara, con elegancia y dándole su identidad a un trabajo puramente academicista Una pena que el guión firmado por los hermanos Coen no le acompañara. Frente al mar sigue situándose en una época lejana pero este supone su trabajo a priori menos ambicioso, aunque más intimista. Tras relatar dos hechos crueles -Segunda Guerra Mundial y Guerra de Bosnia-, ahora se centra en el amor y sus problemas.
Vanessa y Roland llevan 14 años casados. Donde tendría que haber cariño, hay frialdad; y donde tendría que haber susurros, hay silencios. Juntos se van a pasar el verano a la costa francesa. Allí, frente al mar, Roland espera recuperar la creatividad que ha perdido para escribir su nuevo libro. La página en blanco no es la única que le tormenta, puesto que con su mujer vive una situación tensa. ¿Qué es lo que ha pasado para llegar a vivir de esta manera? No lo sabemos. Roland tampoco ayuda con sus escapadas al bar para tirarse todo el día bebiendo mientras que Vanessa contempla desde su balcón el pueblo. Tan cerca, tan lejos. La llegada a la habitación de al lado de una pareja que se acaba de casar les llama la atención. Y esa envidia que va creciendo primero en ella y después en él se transforma en un espionaje a través del agujero de una pared. ¿Será esta obsesión la que reavive el amor que se esfumó mucho tiempo atrás?
Dicen que el francés es el idioma universal del amor. No sabemos si será por su acento, por el carácter de sus habitantes o por la belleza de su paisaje, pero lo que es cierto es que Angelina Jolie ha decidido que sus dos protagonistas (Brad Pitt y ella) hablen en la lengua de Molière. Y no resulta cuanto menos anecdótico que haya utilizado dicha lengua con el fin de plasmar los problemas sentimentales. Es decir, todo lo contrario a lo que representa. Quizá haya sido por el carácter rebelde de Jolie y las ganas de tocar las narices a los franceses o, simplemente, porque quiere alejarse de las producciones americanas que se han hecho sobre estos temas; porque de destrucciones de pareja, Hollywood sabe un rato. Desde el cine mudo con
Amanecer hasta
Un tranvía llamado deseo o
La gata sobre el tejado de Zinc. La californiana no ha parado de incidir en todas las entrevistas que su película es muy “europea”. Y es que su película es todo lo contrario a los filmes de Richard Brooks o Elia Kazan. Donde en las dos primeras encontramos a Marlon Brando y a Paul Newman al borde del asesinato, y a Kim Hunter y, sobre todo, a una Elizabeth Taylor cerca de la locura, en Frente al mar, tanto Brad Pitt como Angelina Jolie prefieren guardarse sus rencores en el interior y combatir con ellos de manera silenciosa. Y es por eso que Jolie dice que su película se acerca más a las europeas y, más concretamente, a Michelangelo Antonioni y a su fantástica
trilogía de la incomunicación.
La pareja se asemeja mucho a la que conformaban Marcello Mastroianni y Jeanne Moreau en
La noche. Antonioni exploraba el desinterés, el cansancio y la utopía del amor perfecto. La incapacidad de comunicación que terminaba surgiendo entre las dos personas y que provocaba distanciamiento. El director italiano no echaba mano de las palabras para contar este desengaño. Le bastaba con el juego de miradas, las metáforas y las sugerencias que te dejaba en cada plano. Y Jolie, precisamente, en todos esos pequeños detalles es en los que se ha fijado para armar su obra. Porque todo lo que vamos conociendo lo hacemos gracias a esos regalos que nos da. Con un plano corto de las gafas de Vanesa colocadas en una mesa, nos insinúa el desinterés de ella por todo; con la sonrisa de una niña pequeña, la tristeza que le invade; con un plano-contraplano de varias mujeres tomando el sol mientras hacen topless, a la vez que Vanessa está también tumbada en una hamaca pero vestida hasta el cuello, el poco amor propio que se tiene. No solo se asemeja a La noche, también guarda ciertos parecidos con
La aventura. Recordemos que en aquella película, la primera parte del metraje tenía lugar entre los barrancos de las islas sicilianas y con personajes desorientados y sin un rumbo fijo. En Frente al mar, Jolie parece situarse en la misma tesitura que tenía Lea Massari -por algunos momentos tememos lo peor-, pero con diferente resultado.
Angelina no solo cuenta el punto intermedio de la vida sentimental que se da en las personas. También nos quiere mostrar la etapa anterior y posterior, pero vistas las dos sin muchos matices. La pareja joven que aparece provoca en ellos una sensación diferente. Miran con envidia cómo dos personas se quieren. Sentados junto a la pared, no dejan de observar a través del agujero cómo hacen continuamente el amor, algo que se les ha olvidado. La mayor parte de las veces, vemos a los jóvenes gracias a ese pequeño orificio que nos sirve como puerta de acceso al pasado para comprender por qué ya no hay afecto entre Vanessa y Roland. Eso que observan sin cesar es lo que anhelan conseguir, pero mientras sigan siendo ellos mismos, nunca lo alcanzarán. Por el contrario, Niels Aresptrup representa a un anciano que acaba de enviudar y es dueño del bar de la playa. A diferencia del personaje de Brad Pitt, él sabe lo que significa amar (“
Si realmente amas a alguien…Quieres más para ellos de lo que quieres para ti“). La escena que mejor representa lo que sería este triángulo del amor es en la que Angelina mira a través de la pared a los jóvenes tumbados en la cama y, acto seguido, Roland se encuentra en un banco con una pareja de ancianos hablando de cómo se conocieron. Por ello, Jolie habla de cómo se enfrentan al dolor cada pareja. Desde la que aun no ha tenido la oportunidad de experimentarlo, pasando por la que no puede soportar dicha aflicción, hasta el que ha conseguido superarlo.
Brad Pitt y Angelina Jolie aprueban con creces en este drama romántico en donde en más de la mitad se lo pasan hablando en francés. Sorprendente lo que es capaz de hacer esta pareja de actores. Pero más lo es la valentía de Angelina por conseguir sacar adelante un trabajo muy arriesgado y que no es para todo el mundo, puesto que la lentitud y la reiteración de ciertos elementos puede causar desesperación en el público. Un trabajo que ha sido muy cuidado tanto a nivel fotográfico (Christian Berger, fiel colaborador de Haneke, ha sido el encargado de la fotografía), con unos paisajes preciosos y que son para enmarcar, como a nivel de banda sonora y de vestuario. La pena es el final que, aun teniendo todas las buenas intenciones, termina explicando aquello que nos estaba sugeriendo de manera muy inteligente.
Con Frente al mar, ha querido experimentar su total libertad como creadora -cosa que hay que aplaudir en estos tiempos que corren de crisis creativa- y lo ha hecho con una película muy digna, aunque la crítica diga lo contrario. Angelina Jolie ya supone para algunos, entre los que me incluyo, una directora a seguir muy de cerca por esa madurez que ha ido cogiendo en la dirección. No habrá que esperar mucho para saber qué nos trae de nuevo.
7/10