Confieso que la he visto llevado más por la curiosidad ante la polémica que está suscitando que por verdadero interés, y eso que el anterior y único trabajo de Emerald Fennell hasta ahora, Una Joven Prometedora, no estaba exenta de algunas virtudes. Al final ha resultado lo que ya apuntaban las críticas, una especie de "quiero y no puedo" que bebe de muchas fuentes y que se queda medio camino de ninguna parte. Demasiado superficial en su conjunto, está especie de mezcla entre Retorno a Brideshead y El Talento de Mr. Ripley, como bien han apuntado algunos medios, no termina de funcionar a pesar de mostrar no pocas virtudes. El problema principal es sin duda la indefinición, porque ni te la puedes tomar en serio como comedia negra, ya que resulta demasiado absurda, ni te la puedes tomar como una sátira aguda de la alta sociedad porque carece de la inteligencia necesaria para ello.
Y sin embargo tiene muchas cosas a destacar, desde el notable apartado musical con un potente inicio de la mano de Haendel, hasta una fotografía sobresaliente a cargo de Linus Sandgrem que hace que muchas escenas parezcan practicamente postales de lo sugerentes que resultan ( la fiesta de disfraces, el laberinto por la noche con las inquietantes estatuas, los entierros en el camposanto, el puente sobre el agua donde lanzan la piedras, etc etc. ) junto con algunos encuadres muy bien pensados en la mansión hacen que visualmente sea realmente estimulante a pesar de un formato 4:3 que sinceramente no aporta absolutamente nada, y por ello todavía duele más que el guion y la dirección no estén a la altura. En cuanto a los personajes diría que en general los actores defienden bien sus papeles y no es culpa suya que no se sepa sacar partido de ellos, convertidos en auténticas caricaturas en un exceso de frivolidad que juega en contra del mensaje, si es que lo hay, y me refiero por supuesto al "eat the rich" tan presente en muchos títulos actuales, la mayoría sin demasiado acierto.
Resumiendo diría que la película, innecesariamente larga, que cuenta indisimuladamente la historia de la polilla que quiere acercarse a la luz, como echa en cara un personaje y cuyo dibujo incluso aparece en los créditos finales, empieza francamente bien, pero a partir de la mitad, con la llegada a Saltburn, empieza el descenso y a partir de ese momento va cuesta abajo y sin freno. Estoy convencido además de que situar la acción en 2006 no ayuda, hubiera sido más conveniente un tiempo pretérito.
En cuanto a las cerdadas que han generado la polémica, la escena de la bañera, la del encuentro nocturno y la profanación, prefiero no hablar de ellas. Y del bailecito final, tampoco. El que haya visto La Mujer de Tchaikovsky sabrá de lo que hablo.