Confieso que jamás te echaré en cara nada que no sea tu culpa, si tengo que mudarme lo haré, no porque me lo has pedido, que nunca lo has hecho, sino porque he querido. No debes preocuparte por eso, has hecho mucho por mi, si algún día nuestra llama se acaba, sé que no habrá rencor entre nosotros, porque al menos lo intentamos, pusimos todo lo que estaba de nuestra parte para hacerlo posible. Somos tan sumamente parecidos en miles de facetas que estoy seguro de que nuestra amistad perdurará por encima, siempre.
Confieso que escojo siempre el camino más complicado, pero sin duda es el mejor, el camino cuyo fin es más satisfactorio y perfecto.
Confieso que me haces feliz, más feliz de lo que jamás lo he sido y solo espero estar haciendote a ti igual de feliz.