-Los mensajes borrados siempre despiertan mi curiosidad. Igual era alguien que iba a hacer público su amor por mí. Ains
-Hoy he vencido a la vangancia, al desánimo y a las ganas de quedarme en la cama. He hecho todo lo que me había propuesto. Mhuahaha.
-Que la trufa pueda ser tanto un hongo como una crema de chocolate es algo que me fascina y contraria a partes iguales. Especialmente cuando algo se llama mousse de trufa y no es dulce. Maldad absoluta.
-Este año he decorado y he hecho una cena temática de Halloween para mi merluzo. Es la primera vez que lo hago y ha sido divertido. Cualquier excusa es buena para celebrar cosas, yeah.
-Lo malo es que ahora queda mucho hasta navidad y las paredes se han quedado muy sosas. Tengo que improvisar algo.
-Soy quien soy. La que lleva años medicándose porque de lo contrario la depresión se le instala en las entrañas. La que a veces tiene momentos en los que se siente recaer y necesita ayuda de su pareja para hacer cualquier cosa básica. La que no sabe si volverá a encontrar trabajo y, más importante aún, si podrá mantenerlo. La de la salud de segunda mano. La que tiene a demasiada gente lejos.
-Pero también soy muchas otras cosas. La que nunca deja de luchar. La que siempre encuentra un motivo para sonreír. La que tiene la suerte de tener el apoyo de su familia y su pareja. La que ha aprendido que en la vida hay cosas más importantes que el hecho de tener o no un trabajo. La que sabe que, pese a la distancia, puede contar con gente maravillosa. La que hace lo que puede cuando la salud se lo permite. La que no pierde la esperanza y está segura de que, en esta vida, está condenada a ser feliz incluso en la adversidad. La que no deja de descubrir y de apreciar todo lo que tiene al alcance de su mano. La que se siente dichosa por las nuevas personas que están entrando en su vida.
-También soy la que siempre tiene frío y sueño.
-Y la que se cansa de hablar en tercera persona.
-Conocí a mi pareja como a un amigo más. Aunque en la peor de las circunstancias. Perdí su amistad. La recuperé años después. Gané su amor. Y una estufa viviente que va muy bien en las noches de invierno.
-Llueve. Antes de medicarme un día de lluvia me dejaba fatal. Me hundía el ánimo desde mi más tierna infancia (esa en la que jugaba con los Pequeño Pony y marginaba a uno por cursi). Pero ahora ya no me afecta de esa manera. Sigue sin ser lo más alegre del universo, pero tiene su encanto. Me gusta escuchar el repiqueteo de la lluvia contra los cristales mientras permanezco en el sofá hecha un ovillo.
-Hay mucha gente que solo comparte con los demás una faceta de su vida, sea la buena o la mala. Igual no quieren preocupar a otros. Quizás piensan que sus problemas son algo que no incumbe a nadie. Otros parecen hacer lo contrario, eliminar de su día a día cualquier atisbo de algo positivo y solo comparten sus quejas. Para mí, sin embargo, es de lo más natural mostrar todos los aspectos de mi persona. No pienso ocultar ni mis penas ni mis alegrías.
-Me paso la vida soñando despierta. Cuando me enfrento a tareas rutinarias, mi mente hasta se enfrasca en historias y diálogos de lo más absurdo. En ocasiones me sorprendo a mí misma preguntándome cómo diablos he llegado a estar pensando en una determinada situación.
-Lo mejor de tener pareja es poder estar todo el día bromeando y que hasta la hora de irte a la cama esté acompañada de risas. Reconozco que me pongo a hacer el tonto y no hay quien me pare... pero nos divertimos mucho, la verdad.
-Voy a dejar de comer kitkat o para cuando acabe este mensaje tendré que desplazarme al dormitorio rodando.
-Sigo teniendo piernas. Lo cual es bueno. A veces me desplazo a gran velocidad. Pero pocas.
-Hay un grupo de treinta palomas bajo la ventana. Han venido a adorarme. O a pedirme dinero.
-Tener dinero para caprichos, eso sí que lo echo de menos. Hasta que no vuelva a tener mi propio dinero no puedo volver a viajar o a comprarme tontadas. Tampoco es que lo hiciera mucho, pero ahora menos, ea.
-Lo bueno de esta ciudad es que hay mil cosas que hacer y descubrir. Y muchas gratis (o casi).
-Debería dejar de escribir y ponerme a estudiar. No, no debería. Pero es algo que podría hacer. El mundo está lleno de posibilidades, sí. La de que me encuentre un elefante pigmeo al abrir la puerta debería ser una de ellas.
-A veces me gustan las cosas bonitas, tiernas, adorables. Los animalejos monos, los vestidos y las canciones pop felices.
-A veces me gusta la oscuridad, la sangre, el cuero, las cadenas de pinchos y el death metal.
-Todo eso tiene como consecuencia que mis posesiones son un tanto eclécticas.
-¿Cómo se puede cansar la gente de descubrir cosas nuevas?
-Me hubiera gustado guardar algún recuerdo de mis abuelos maternos. Pero a mi abuela no llegué a conocerla y mi abuelo murió siendo yo muy niña.
-También me gustaría guardar recuerdos de aquella vez en la que el mundo se sometió a mí. Pero bueno, son recuerdos que aún están a tiempo de crearse...mhuahaha.
-Los murciélagos son adorables. Al menos los que no tienen el morro chato. Las mantis son elegantes. Y las serpientes. Y hay arañas graciosas. Pero soy una incomprendida.
-Los bebés humanos, por otro lado, no son nada bueno.
-Los padres humanos son igual de horribles. Reproducirse es el mal.
-El acto de reproducirse sin producirse la concepción, por otro lado, tiene toda mi aprobación.
-También apruebo el tacto del terciopelo. No así el del rallador de queso, es demasiado exfoliante para mi gusto.
-Los ecosistemas, gente, los ecosistemas. La clave de todo está en ellos.
-Y en el anís cristalizado siendo atravesado por el último rayo de luz solar un jueves día 16.
-Y creo que esto es todo.