... hace hoy justo año
escribía un mensaje quejándome de lo mal que me había ido 2014 y que trataría de esforzarme para que 2015 fuese diferente.
El año empezó tal y como terminó 2014 (¿por qué iba a ser distinto?, al fin y al cabo era la mismo individuo en el mismo estado), incluso con algunas pérdidas de personas a las que tenía en alta estima. Yo sabía realmente quien era el rival a batir y, a diferencia de antaño, no me compadecí de esas pérdidas, sino que las asumí y las superé con unas pequeñas dosis de estoicidad. Cambié otros hábitos y poco a poco los resultados iban floreciendo. Cambié mi actitud.
Los meses iban pasando y poco a poco iba limando ese bloque de mármol (por parafrasear a Miguel Ángel). En la madrugada del 21 de Agosto como producto del trabajo de los meses anteriores y por otras consecuencias tuve un salto cuántico que terminaron por romper los grilletes que me encadenaban a esas viejas "costumbres" y reencontrándome con mi yo. Pero no ese yo bonito, perfecto y lleno de máscaras para presentar a la sociedad, sino el auténtico ser que habita en cada uno de nosotros.
Desde ese instante mi vida dio un giro de 180 grados y supe cual era mi razón de ser y mi objetivo, dejándome llevar por la música que me iba marcando éste, alcanzando metas insoñables hace justo una vuelta al sol, no más que un ciclo cósmico de tantos. Perdoné a mis enemigos y, sobre todo, me perdoné a mi mismo.
Esto no lo cuento para vanagloriarme, sino más bien para transmitir que aunque todos estemos conectados la fuerza para cambiarte reside en ti y es infinita y que el único antídoto para el miedo es la valentía. El pasado y el futuro son conceptos, no existen como tales, no te aflijas por lo que pasó porque ya no tiene remedio, solo aprende, y ni temas por lo que puedas pasar mañana, porque ni siquiera sabes si estarás vivo para verlo. Es en el ahora donde tienes el poder, donde puedes elegir si ser feliz o no, y donde puedes ir a buscar el interruptor para encender esa luz que termine con la oscuridad que tanto te aterra y que te impide ver. No esperes que el mundo sea como quieres que tú sea... ¡acepta que el mundo es tal y como es y no le pidas nada porque simple y llanamente todo lo que necesitas está en ti!
No quiero olvidarme de aquellos que me ayudaron tanto positiva como negativamente a alcanzar estos cimientos, porque yo solo fui el motor, ellos fueron la gasolina que le dieron vida y es entre todos quienes hemos conseguido este cambio. Y son solo eso, cimientos, todavía sé que queda mucho camino que recorrer y deseando estoy de seguir paseando por este sendero y aunque me caiga (que lo haré sin lugar a dudas
) tengo la total certeza de que me volveré a levantar.
Gracias a todos, compañeros, y os deseo una feliz entrada de año 2016
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