Hace unos días que la perdí, los días más duros y difíciles de mi vida.
Vivo en una realidad ficticia, sin ánimos de respirar, donde el tiempo pasa, pero nada se hace más fácil.
Me he equivocado, pero mi orgullo no me deja crecer como persona, me siento delante de un espejo y no me conozco,
es como si me hubiesen arrancado el corazón. Su felicidad acosta de mi vida, quizás sea demasiado para soportarlo.
Sus ojos me muestran la ira y el dolor que le he causado a la única persona que se merece mi corazón,
a la única que he querido y querré siempre. Nadie sabe cómo puede sentirse mi alma,
he matado mi razón para vivir, mi corazón. Ella era mi reina… como así la llamaba.
Ahora tengo el deber de fingir que la vida pasa y que la sonrisa volverá a mi cara pero sé que eso no será así.
Mi corazón ya no late, ella era el sustento de mi vida, la razón para seguir luchando.
No me gusta el mundo de ahí fuera, me gustaba mi mundo, mi vida y ya nada volverá a ser como antes.
Si mañana me pasara algo y dejara de existir solo quiero que ella sepa la verdad, que la amo y la amare eternamente,
que cada segundo sin su amor me ahoga, que me he equivocado y que quizás debería ser valiente y suplicarle perdón
pero me da miedo, miedo al rechazo, miedo a que me odie, eso es lo que más miedo me da.
Debo dejarla marchar como me pidió, no hacerle más difícil el camino.
¿Y si su vida sin mí realmente fuese mejor? ¿Merecería la pena tanto sufrimiento y dolor por verla feliz?
El amor no tiene límites y por ella no me importaría perder mi vida, pero solo el hecho de pensar que otra persona que no soy yo la va a ser más feliz, que tocará su piel, que podrá olerla, saber que la besara y que compartirá toda su vida con ella, me parte el alma.
Hoy después de muchos años, vuelvo a sentir que no tengo ganas de vivir, no me siento valiente para morir,
pero realmente no sé si mi vida ya tiene sentido.
Todo acabara, hoy pienso que el tiempo no todo lo cura y que en la vida solo puede amarse una sola vez.