Hace tiempo creé un hilo compartiendo mi impopular opinión de que el futuro de las consolas pasa por dejar de ser un hardware cerrado a ser plataformas de software con las mismas capas de abstracción que hay en cualquier PC y que facilitarán el desarrollo y la multiplataformidad, debido a que hoy en día existen herramientas que permiten exprimir cualquier hardware a un nivel muy cercano al de las consolas, sin tener que pararse a mirar sobre que hardware se está trabajando.
Las optimizaciones específicas de una máquina han pasado de ser una obligación para poder conseguir un rendimiento decente en consolas, a ser un capricho que añade gastos al desarrollo y que dificulta la mantenibilidad y la portabilidad del código, a cambio de un incremento de rendimiento poco notable.
Valve dio el primer paso con las Steam Machines, una máquina que ante el usuario funciona exactamente igual que una consola, la enchufas, compras, descargas y juegas. Microsoft ahora ha confirmado que va a seguir el mismo modelo con Windows 10 y Xbox, llegando incluso a comentar que tendremos nuevos modelos cada pocos años.
Falta Sony por unirse a la fiesta y apuesto a que lo hará con su próxima máquina.