Miguel Rico escribió:Ni de Rosell ni de Laporta
Jordi Monés no es, como se ha dicho, un hombre de Sandro Rosell. Es un hombre. Un hombre decente. Un médico, especialista en oftalmología, que no lo ve claro –o acaso lo ve clarísimo– y que llegó al Barça de la mano de Jaume Farré, Toni Rovira, Xavier Cambra y Josep Cubells. Al vicepresidente deportivo le conoció justo antes de las elecciones. En cambio, su relación con Joan Laporta viene de mucho más atrás y, sin embargo, ahora no le reconoce.
Su dimisión, por tanto, no debería responder a una campaña orquestada por Sandro Rosell para desacreditar al presidente, sino a una postura coherente propia de quien sabe distinguir, perfectamente, entre la discrepancia, la disidencia y la deslealtad. Tres palabras que empiezan igual pero que significan exactamente todo lo contrario y que sólo pueden ser confundidas por quienes no aceptan más verdad que la suya.
En todo caso, la valoración última sobre la dimisión del máximo responsable de los servicios médicos del FC Barcelona queda a juicio de los barcelonistas. Entre ellos, por supuesto, el vicepresidente plenipotenciario Ferran Soriano, a quien estas cosas de la discrepancia y de la sensibilidad le parecen pura anécdota, cosa que, por cierto, no deben compartir los medios de Barcelona.
Y es que si la honesta postura del doctor Jordi Monés fuera puramente anecdótica, los periodistas no le habrían interrogado durante una hora sobre el particular. Hubiera bastado con escucharle educadamente durante la lectura de su carta y pasar, directamente, a los canapés en vez de preguntarle, machaconamente, por los detalles de su decepción con quienes han traicionado al proyecto.
