Pues otra vez me he pulido el Ys Celceta. Lo he alargado demasiado entre que me estaba sacando algunos logros (al final me quedan poco menos de la mitad, pero bueno, siempre nos quedará el New Game+) y que he dedicado buena parte del tiempo (demasiado, en realidad) a tocharme cada arma y armadura que llegaba a mis manos. Total para un juego cuya dificultad es un chiste incluso en el modo difícil. Así que aquellos que vayáis a jugarlo, ya sabéis, no os calentéis demasiado con el crafting al principio.
Por lo demás, el juego me ha dejado bastante mejor sabor de boca que la primera vez que lo jugué. Un buen port ayuda, claro, pero rejugarlo me ha permitido redescubrir las cosas buenas que el juego puede ofrecer, y refrescar ciertas cosillas del lore que en su día me pasaron desapercibidas o no recordaba, lo cual está muy bien. Gracias a los logros he descubierto que las aldeas siguen mandándote misiones hasta el final del juego. Pero son poquitas y ya hacia el final, lo cual es muy fácil que se te pasen si no estás atento. Por otra parte, como decía, he descubierto también más detalles que hacen que me reafirme en que el juego es un paso atrás con respecto al Seven en casi todos los aspectos, como que el aprendizaje de las skills sea prácticamente una cosa aleatoria, que el fijar a un enemigo no sirva de nada ya que la cámara no lo sigue (lo cuál te deja muy vendido contra cierto boss "secreto") o lo que comentaba anteriormente, de la dificultad absurdamente baja de la que adolece el juego.
Eso sí, me ha gustado atar cabos con el Seven a través de ciertos diálogos y recuerdos de Adol, así como también con el VI y con el I. También me ha dejado desconcertado e intrigado a partes iguales que
Y bueno, espero volver a toparme al menos con Duren, Karna y Frieda en siguientes entregas. Sobretodo si está Geis de por medio...