La cara es el espejo del alma.
Que verdad más grande. Con solo observar un rostro, puedo adivinar la personalidad de la gente, puedo saber cómo es y cómo me va a responder. Solo hay que observar detenidamente aquellos gestos que nos delatan.
La sonrisa es fundamental. Una sonrisa amplia, que muestre la dentadura y parte de la encía, y que suelte una leve carcajada, da la sensación de persona sana, de persona que muestra lo que lleva por dentro, que no se encoge ante la adversidad, que enseña lo que piensa y por lo tanto está sana por dentro. Sin embargo, una sonrisa frenada, una sonrisa con boca cerrada, que casi no enseñe los dientes, una sonrisa solo acompañada por una exhalación de aire por la nariz, y que casi no conlleve una carcajada, esa es una sonrisa que muestra respeto, que da a conocer la introversión de la persona, que te está diciendo que no muestra aquello que siente, que se guarda muchas cosas por dentro, una persona que se guarda la maldad por dentro para que vaya echando raíces. Estas personas suelen ser buena gente, simpáticas y demás, pero después en el fondo tienen una maldad que en el peor momento la sacarán, y entonces te llevas una sorpresa muy grande con ellas.
La mirada es otro punto importante. Los ojos azul cristalinos dan sensación de desconfianza, me dicen que la persona es lista, inteligente, y que en cualquier momento podrían engañarme sin que yo me diera cuenta. Unos ojos verdes mate, en cambio, transmiten relajación, transmiten franqueza, bondad, y te dicen que puedes confiar en esa persona. Sin embargo, más que el color de los ojos, lo más importante es la mirada. Una mirada brillante, semi-llorosa, que transmita frescor, vida, movimiento. Una mirada rasgada, hiperactiva, atenta a todo, una mirada que te dice 'Quiero ser el centro de atención', mirada de superioridad.
Ya por último, son las cejas las que dan el último toque de personalidad al rostro. Sin embargo, debido a que pueden ser modificadas por distintos métodos de belleza y maquillaje, pasaré por alto este punto.
Sin más, solo decir que todo esto no vale de nada porque cada persona es un mundo, y que la mayoría de las veces me he equivocado a la hora de juzgar a la gente por su rostro.
Tenía ganas de escribir, que vamos a hacerle.