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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
6 fotos |
¿Nunca habéis hecho un exámen de matemáticas en una clase con el aire enrrarecido debido al disolvente? Pues yo sí, hoy. En realidad fue una estratagema del Gangu para que supendiéramos todos, pero... Muhahahahaha!! La venganza se avecina... No bebas el agua de tu botella, pues el LSD es incoloro, inodoro e insípido. Para drogas no hace falta buscar mucho.. Seguro que tus bolsillos revosan, no hace falta ser un lince, se ve a la legua tu completa felicidad, tus ojos desorbitados. Así que ahora necesitas nuevas experiencias; prueba algo nuevo, tío, y vete ya, déjanos en paz a todos. Serían las clases mucho más divertidas si lo probases. Nunca te gustaron los Beatles?? Lucy in the sky with diamonds... Gran canción.
La nueva moda son las mechas en el pelo de pegamento de contacto...
Y esta tarde, con el rumor lejano de lo desconocido, un pianista tocará para nosotras, en medio del silencio de tus perros. -Jeje Hola, Topi. Jeje hola!- Cómo lo odias, verdad? Yo te entiendo... Los okupas de las heridas del pasado se agarran demasiado rápido a nuestros corazones... tanto, que a veces los desgarran como una sábana vieja.
Los Planetas se alinean tocando una canción en un idioma desconocido, llamado J. No son palabras, son sonidos. No son versos, son sensaciones. Son notas escapándose de entre sus labios como el humo deshilachado de un cigarro.
Saludos
Editado por Nylsa el 06-05-2004 a las 15:26
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06-05-2004 15:17 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
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Un punto rojo, un punto verde y nada más, en medio del blanco esponjoso y vacío. Dos electrones deslizándose a la velocidad de la luz, hiperturbo frenada!!! Un río helado se detiene ante ellos y los sostiene. El frío espabila. Como un papel blanco enorme, dejan sus huelas a modo de firma. I was here. Los árboles se retuercen doloridos sobre sí mismos y espectros de otras vidas se conservan en el blanco como garras. Los árboles también pueden ser hamacas y candelabros y ahora los cactus florecen en la Sierra.
Sinuosas sombras cruzan los troncos rojizos, perdiéndose en la lejanía de sus puntos de fuga. Los árboles se cruzan entre sí en una fatigada carrera; no son los electrones los que se mueven, sino los pinos. La luz del sol se filtra entre sus copas haciendo cerrar los ojos y esbozar una sonrisa.
Pocholo también juega a las enfermeras.
Son estelas de luces las que se quedarán en la retina, a veces rojas, a veces blancas. Son ríos de luz, junto con la quietud de la madrugada en mi ciudad. Es un objetivo que nos mira pensativo, él es como un francotirador, esperando el momento justo para disparar y robar un pequeño pedazo de eternidad a su víctima.
Son los electrones, con almas en forma de burbuja, los que cruzan ríos, los que caminan en la madrugada por el monte del cachirulo ocultos bajo un abrigo americano. Los matorrales de 6 piernas acechan en las sombras a las parejas. Un sombrero de paja da la nota de color al conjunto. El camino ya lo saben de memoria, y no temen caer despeñados.
Es una siesta con freno de mano incluido a las 3 de la mañana lo que hace que ahora sea capaz de escribir lo que escribo, aunque reconozco que me hubiera gustado dormirme del todo y despertar cuando los rayos del sol regresasen, pero mi madre hoy estaría esperando a un tal Sr Joe con una catana en la mano, y eso no es bueno...
12 horas otra vez de resistencia psicológica. Últimamente estoy progresando... de 16:00 a 4:00, es increíble!
Topi me esperará en las tinieblas del Ayuntamientoa las 17:00. Anoche todo aquello estuvo iluminado por flashes centelleantes y hoy lo recordaré con añoranza. Espero descubrir el Lunes qué parte inmóvil de la eternidad recogimos.
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08-05-2004 14:07 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
6 fotos |
Siento postear tres veces seguidas en este hilo, pero debo hacerlo...
Como un piano dolorido, golpeo las teclas del teclado, esperando que suene una melodía más hermosa que el traqueteo de mis dedos contra su superficie. Nada consigo, y es que mis palabras se las habrá llevado el viento y no habrá servido de nada todo mi esfuerzo...
Es la ignorancia lo que nos hace pequeños, es la ignorancia de sentirse como un guiñapo, de sentir que has perdido el tiempo toda tu vida en ver la televisión, en ver cosas tan insustanciales como la memoria permite recordar. Es la ignorancia lo que nos vacía, lo que hace que tengamos el corazón de plomo ante todo, de no saber. Para poder ver las cosas de una forma más poética que la mera realidad, primero hay que saber cómo son las cosas de una manera real. Si no, la poesía se convertirá en ignorancia. Yo veo poesía en mis pasos, sin saber de ciencias ni empirismos... Podría ver el mundo que se rige mediante en PIB de cada país, pero todo sería tan efímero e insustancial... Soy ignorante pero veo el mundo de una forma más bella. Pero la ignorancia nos vacía.
Y yo siento cansancio por dentro. Agotada de esperar a que llegue el tren de la última parada, agotada de que ocurra y no suceda. Y es que a veces me siento tan vacía por dentro... Tan impotente... Que veo cómo pasa el tiempo y nada ocurre. No es algo que me obsesione, pero me da rabia ver cómo me pudro como una manzana arrugada. Y veo a almas solitarias sentadas en los bancos de una plaza cualquiera, mirando cómo el tiempo se burla de ellos. El tedio se pasea por la acera evadiendo a todo aquel que lo mira.
Una risilla nerviosa, una mirada enferma, unas uñas carcomidas, unas manos consumidas, ojeras color malva, un corazón que siempre galopa.
Mis dedos son los que portan la tinta, los que la extienden y tienen el poder de dar vida. Aunque sea una basura, yo extiendo la tinta. Y como manchas sangrientas, se burlan de mí. Que mi alma mellada no se quiere escapar volando con mis alas de papel y de cristal. Basura-art son mis dedos. Ni siquiera soy capaz de dibujar un árbol en condiciones... Ignorancia, rabia, impotencia, desilusión.
Desilusión toma té a las 5, aunque a veces da igual la hora, pues siempre está dispuesta a charlar conmigo un rato, a recordarme que me recuerda. Como un enfermo esquizofrénico, compartimos largas horas de conversación. Un cortometraje, una claqueta, un maquillaje siniestro, me recuerda a ella. Desilusión me giña un ojo, fingiendo ser mi gran amiga, pero para qué nos vamos a engañar... Vendrá a tomar té otra vez, cuando quiera, y yo, tonta de mí, siempre tendré la puerta abierta para que entre quien quiera. A veces soy tan hipócrita que me doy asco.
Creeré que las notas que se deslizan por mis labios son sabrosas, consumiendo poco a poco mi tiempo de este modo. Como perfectas redondillas y claves de sol, todo tendrá diferente color. Pero la soledad seguirá acechando en las tinieblas.
Recuerdo todo el tiempo que he perdido, todo aquello que he perdido durante toda mi vida... Y veo que esto es solo el principio.
Un sobresalto de verde me hace sonreir. Me gusta cuando callas porque estas como ausente... O algo así. Un verde me vigila pensativo, leyendo mis pensamientos a través de mis pupilas. Y cierro los ojos, pero sigue ahí. Me gusta su calidez. Todo se difumina cuando cierro los ojos, veo como todo se desvanece en un segundo y los abro asustada. Aún sigue ahí.
Me gusta cuando duermo, cuando leo, cuando no pienso en nada y dejo que las notas de un piano me lleven donde quieran... Mañana inglés, mañana lengua, mañana economía, mañana las mismas miradas llenas de rabia de siempre, mañana las mismas palabras vacías de siempre. Por la tarde descubriré la inmovilidad de una vida que pasaba a 100Km/h delante de mí. Quizá eso sea más productivo para mí, más que la productividad de tu empresa de juguete.
¿No ves, alma solitaria, que el tiempo consume tu piel como un viejo cigarro? ¿No ves, mujer de rasgos duros, que los días entre verdes y lluvias del norte terminaron para tí? Viajarás sola, tomarás café sola, irás al teatro, a la ópera sola, como tantas otras. Y yo, detrás de una invisible barrera aprisionada como en un trinchera junto a la calefacción, observo atenta cada uno de tus gestos. Podría decirte palabras dolorosas desde mi torpe ignorancia, pero prefiero permanecer callada, pues supongo que tu alma suficientes jirones tiene. Prefiero admirar tus palabras atenta, fingiendo a veces que me interesa. Pero prefiero admirar cuando hablas añorando viejos tiempos entre bosques templados y casas de pueblo. Yo seguiré por siempre encerrada en mi jaula de metal cromado, de barrotes de ignorancia.
Camino al lavadero en busca de alimento, las luces tiemblan como en una discoteca y detrás de la persiana, unos cereales caducados y dulces odiosos para mí me saludan. Nunca me gustaron los huesitos, sin embargo, ahora los como cada día. Qué asco.
Edito: Encima, para colmo, se va la luz en pleno auge de creatividad mental... Gracias, luipermom, por haber fundido una bombilla!!
Tenía ganas de escribir otro oscuro-subidón mental
Buenas noches.
Editado por Nylsa el 09-05-2004 a las 22:54
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09-05-2004 22:22 |
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Alvfer
Habitual
Registro: 30-01-2004
Dónde:Alcala de Henares
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Nunca entendió un daltónico como puede ser eso de que la basura se reparte entre contenedores amarillos, verdes y azules. Por eso, siempre confundió los estantes y mezcló así cartones con vidrios y vidrios con cáscaras de mandarinas.
Nunca entendí, como puede ser eso de que ciertas personas tiendan a ser imán para otras. Yo por ejemplo, soy imán para los basureros, ellos me persiguen, lo sé, no me dejan tranquilo ni en mis dulces sueños. Siempre acosando, con su camión ruidoso, que engulle la basura como un gordo guloso a un plato de espaguetis.
Siempre están ahí, no me olvidan, ni yo a ellos. Están esperándome en la calle más estrecha, para que no pueda pasar y tenga que respirar el hedor que emana de lo más profundo del contenedor. Parecen sonreír a mi paso, como regocijándose de mi desesperación por no poder continuar mi camino. ¡Si!, ¡los puedo ver!, se ríen, no cesan sus mofas y burlas. Pero de nada sirve calentarse, ellos son más fuertes que yo, 15.000 kilos lo atestiguan; no soy tan fuerte como para apartarlos.
Siempre he pensado que están compinchados con las hormigoneras, éstas siempre me cierran el paso, aparecen en lugares de líneas continuas, como de la nada, asegurando así que no puedas adelantarlas. Mientras minuto a minuto el depósito gira sin cesar, repleto de cemento, blandito y viscoso, dispuesto a saltar por la abertura anterior, de la que se desprenden pequeños fragmentos que puedes ver saltar por los aires, directos al capó. Mi coche, yo le llamo Golfo, porque en realidad lo es, se estresa, parece tiritar y me pega tirones. Tiene miedo, su pintura azabache peligra, no quiere convertirse en una cebra. Yo le calmo, con caricias, pero el turbo se enerva, ¡es la rabia que se manifiesta en forma de turbo!, ¡quiere darle su merecido a la hormigonera!. Pero es una batalla perdida, hay que resignarse ante sus 16.000 kilos.
A veces, soy amigo sin quererlo, de pequeños desgraciados. Unos lo son por ser cortos y lelos, otros por no tener cambio, otros por no saber el idioma y hay otros que lo son simplemente a secas. Me refiero claro está, a todos esos gañanes que forman grandes colas en los peajes de la autopistas, por ponerse a contar el dinero justo en el mismísimo instante en el que llegan a la cabina, después de haber estado media hora esperando en una cola. Y así, mientras uno espera en la cola, ve como otras de los alrededores avanzan rápidamente, y tú, sigues ahí parado, viendo como aquello no avanza ni a la de tres, y es que, es ley matemática, que todos esos desgraciados se juntan en la misma cola, esa a la que siempre voy a parar yo. Cabe preguntarse si por tanto yo también soy un desgraciado, ¡pues por supuesto que si!, pero no por tardar en pagar, que a mi modo de ver lo hago bastante rápido, sino por el hecho de tener el sino de terminar ante semejante cola, compuesta por lo más incompetente de cada casa. Que se le va ha hacer, es mi sino.
Pero no solo de peajes estoy hablando, el problema es mayor de lo que pensamos, se extiende como un cáncer por toda la sociedad. Es el “incompetencismo gafe”, algo que nos acosa por momentos. Por ejemplo, en un supermercado, cuando llegas a la caja con una sonrisa de par en par, por a ver tenido la suerte de coger una que tan solo queda un cliente por atender. Las demás están abarrotadas, y el cliente que tienes delante, tan solo va ha comprar unos donuts, -no tardará-, piensas. Pero el muy capullo lo va ha pagar con tarjeta y para colmo ésta parece dar problemas. La cajera, que es nueva en el empleo, lía una de aquí te espero. El tiempo corre, mientras uno comienza a desesperarse, pero no cambias de caja, porque sabes que si lo haces, como acto reflejo, la tarjeta funcionará y el cliente se irá, justo en ese momento, llegará otro cliente y te quitará el sitio y vuelta a empezar. Por lo que te armas de paciencia y decides esperar. Minuto a minuto, observas a la gente. La señora de los tres carros repletos de comida en lata, que se encontraba en la cola de al lado, ya ha pasado hace quince minutos. Y tú, te preguntas por qué coño no te has puesto en esa cola. No te preocupes, es tu sino, si lo hubieras hecho así, hubiera ocurrido lo mismo en la otra caja.
Como veis, la vida de un gafe no es fácil. Los gafes deberíamos cobrar un sobresueldo por la paciencia que día a día derrochamos. Últimamente estoy pensando en formar un club de gafes, juntos podríamos ayudar a otros muchos que se encuentran en la misma situación. Todos los gafes necesitamos de ayuda psicológica, terapia en grupo y un poco de sexo. Esto último para desestresar, que dicen que viene muy bien. Y es que el estrés diario es jodido, sobre todo si al levantarte por la mañana, te das cuenta de que el camión de la basura ha abollado tu coche, una hormigonera lo ha sepultado, y cabreado decides ir al taller de un tío tuyo, que vive en Alcalá. Por lo que coges la autopista para evitar atascos y todo el tiempo que has ahorrado lo pierdes en una cola de desgraciados, de donde por el paso de las horas, te entra un hambre del carajo. Así, cuando llegas a Alcalá, ves un Carrefour, con sus rótulos azulados, y decides ir corriendo, para comprar algo con lo que llenar el buche. Y como no, ¡cómo no iba a suceder!, ¡la cajera Torcuata!, ¡la inigualable!,¡la que siempre monta los follones!, junto con su amigo del alma, el cliente Torcuato, que no tiene suelto y paga con tarjeta, ésta del año 85, más rallada de lo que está siendo de por sí este hilo. -¡Paciencia, paciencia, paciencia...!-
¡Buenas noches queridos desgraciados!
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11-05-2004 15:16 |
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luipermom
Karaoke lover! D
Registro: 04-02-2002
Dónde:Alcalá de Henares
5 fotos |
Hola Betty Boop!
Extraños rizos al son de la zambomba resuenan entre ecos de mermeladas de cerezas mientras los cocodrilos muerden con fuerza cables con apenas un par de amperios circulando.
Los días cada vez son menos cortos, abducidos con trozos de realidad someramente enrasada al ras con un papelñ de lija del 14, arrás. Curva a la derecha, curva a la izquierda; coño! pero si la carretera es recta!! ¿qué pasa entonces? Bombos a mi izquierda suenan graves y potentes, un 23 purificado y emperifollado se aparece de vez en cuando por aquí cerca, no lo puedo evitar, hay cosas que destacan por si mismas cuando hace frío y llueve por la ventana de al lado.
Soniquetes cantarines regulados por métodos integrales y derivativos, Sexy Sadie me dice que la vida no vale una mierda, pero yo creo que sí, que sólo por dar una vuelta a las 9 de la tarde con el sol escondiéndose tras las montañas ya merece la pena pagar impuestos. La gasolina sube, y nosotros seguimos dando vueltas como molinos de viento, que no gigantes; para gigantes las montañas que cada día subimos camino de las praderas y a la par que refulgentes. No han sido limpiadas con Mistol, es sólo una forma de ver las cosas.
Las casas bajas me saludan con alegres destellos de color naranja, naranja, el color más odiado por Jose, y todo por culpa de la ley de la gravedad, que en unas personas debe actuar más que en otras y dejarlas el cerebro con tan poca sangre que ya se llegan a creer las increibles historias que a menudo me cuentan.
Y poco a poco, una noche más, dentro de un rato, volveremos a ser engullidos por las calles de la ciudad en busca de un poco de luz que poder capturar para así guardar un pedazo de eternidad para siempre jamás.
Buenas noches tengan ustedes!
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13-05-2004 22:41 |
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Necane
CDP
Registro: 19-09-2003
Dónde:Vivo en Madrid
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Vuelta al medievo por una noche
pero no pude disfrutar de sus ojos (tus ojos)
El encanto se hallaba en la luz,
tal vez en el vestido
cubría a medias mis hombros
dejando entrever mi corazon
Todo acaba en pensar
o en imaginar (quien sabe)
La luz tenue ilumina la niebla
que ha bajado a besar mis tobillos.
Hada vuelta escondida en el vestido
brillando por el pueblo perdido.
Necane
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14-05-2004 01:46 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
6 fotos |
Un segundo premio me canta a mi izquierda que espera sentado a que le llame. Un recuerdo de percusión y fuego en medio de la noche, en medio de un gentío postrado fentre a la historia de la ciudad de los tesoros ocultos. Una lágrimas ruedan por tus mejillas sonrosadas, unas lágrimas tiemblan en tus párpados, en el iris verde de tus ojos. Debí llamarte anoche, pero no lo hice porque fue él quien me lo pidió. Yo te llamaré cuando lo crea conveniente. Unas lágrimas contrastan con las sonrisas de la tarde, entre juegos de cartas, DVD's, pizzas cocidas y tus preciosos perros. No te preocupes, pequeña. Desilusiones hay millones rondando por el mundo. Yo también te pienso.
Línea 1 se despide de mí, mientras pasan los trenes de la desilusión con vuestras manos agitándose en las ventanillas. No sé si es a modo de despedida o de socorro. Veo algunos ojos desorbitados, bocas abriéndose en un alarido, manos tornándose en garras. Nadie acudirá a vuestro auxilio.
La inspiración acudió a mí, y se posó como una paloma que desciende en busca de comida. Inspiración picotea dentro de mi cabeza, pues le atrajo su nuevo habitante en un mundo de cristal, tan bello y tan frágil. Todo lo ocupa el habitante.
Dejaré que los sonidos del piano y violines me lleven donde quieran, que me hablen de otro sitio, pues necesitaré cariño cuando venga de luchar con los demás. Quizá las notas sesgadas me hagan más fuerte.
PD: luipermom, cuando hablas de Betty Boop te refieres a Elena?? Pillín...
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15-05-2004 11:23 |
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luipermom
Karaoke lover! D
Registro: 04-02-2002
Dónde:Alcalá de Henares
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Las pupilas archivadas en cajones de neón y terciopelo acaban de anunciar la llegada de una nave espacial camino de la panadería del barrio. Poco a poco acabarán llegando a un espacio sideral confuso y concurrente donde se den la mano las palabras olvidadas en algún lugar del tiempo al ritmo de las gaviotas.
Puede que mañana seamos libres, tal vez pasado, pero todo tiene su principio y su final. Necesito expresar de una vez que las maderas nobles tienen tanto de noble como los gases nobles, no hay lugar para el perdedor en la naturaleza, si eres el segundo te quedas fuera. Tal vez sea una idea descabellada, producto de la noche descarriada, pero es cierto y claro que un queso de bola no sirve para jugar al parchis.
Las noches se han vuelto cálidas y frescas, da gusto pasear siempre que se puede hasta desgastar las suelas de los zapatos, aunque parece que se me da mejor caminar por el sol que por la luna de Valencia; ¿alguien se ofrece a acompañarme?. Tal vez debería coger un mapa grabado en piedra bajo una catarata y seguir los pasos de Cristobal, a ver si así me hago famoso por algo, y no por huevos como él.
Necesito dormir un poco más, aunque cuanto más duermo más cansado estoy curiosa ironía esta... pero de todos modos, siempre hay algo, un motivo, una razón que me hace quedarme despierto hasta tarde; y cuando no es la carrera es EOL, que aunque te destroza la vista igualmente, es mucho más placentero que las ecuaciones algebraicas que nos resuelven los circuitos.
Hasta mañana!
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16-05-2004 01:02 |
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Tipoduro
Adicto
Registro: 13-02-2004
Dónde:Valencia
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Ola , si , soy yo, Tipoduro, Pablo para los amigos, pues nada....aki estoy , escuxando Mago de oz a las 2:16 de la mañana, la verdad eske no hay nada mejor que hacer, podria ir a viciarme a la Gamecube , pero me da pereza encenderla, siske soy un perro.
Ahora empieza la cancion numero 5 , La costa del silencio, una buena cancion, aunque algo comercial para mis gustos, pero es normal, es la que lanzaron como single, por cierto ! el 29 de mayo me voy al concierto de mago de oz con Xavillin, ya me pasare por el foro de musica para contaros mis impresiones. Pues eso, ke estoy aki, sentado en la cama, un plato encima del escritorio, ke me e tomao un trozo de helado, el pijama esta encima de la silla, no tardare en ponermelo... . Puff creia que iba a hacer un post larguisimo...y resulta que no se que poner.. . Esta tarde e ido a El immortal, un pub que hay por El Carmen, he estado con Jata, que tambien postea por estos lares. Y bien, tomando calimoxo y haciendo alguna que otra parida. Mañana tengo que hacer dos comentarios de texto de Lengua.. pero weno, el dia 11 de junio termina el curso , y esa misma noche al concierto de Marea!Supongo que tambien iré con xavillin, eso de ke nos lleve su hermano es buena excusa para acoplarme . Pues nada Eolianos, yo ..la verdad, todavia no me voy a dormir, Eolaré un poko mas, enga , salu2ss
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16-05-2004 02:20 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
6 fotos |
Sí, Evangelion está en mi poder... Rei is knock knock knockin' on heaven's door... Rei is knockin' on heaven's window. Shinji cree tener fantasías sexuales con un robot de juguete. Qué tristeza emanan estas páginas...
Un diario de cristal, de teclas, de monitor es lo que escribo aquí, cada día. Hilo para subidones mentales, hilo para Nylsa, hilo del diario de Nylsa. Tito Mendell siempre tiene razón, y la evolución se nos personifica conmigo.
¿Que me olvide de tí? ¿Que me olvide de todo? ¿Que me vaya de aquí? Jamás!! Jota, deja de joder! No pienso hacerte caso, como mucho cuando hablas de un rock chino... "Quiero ir a donde vives y quedarme un poco allí. Entre sábanas y espinas, busca un sitio para mí. Y volver contigo, prometo no decir el lugar en el que vamos a vivir". Descifrando tus palabras, con una machete en la mano, como aventurero nato, Bob descubre unas bellas palabras. "Háblame de otro sitio, donde pueda estar contigo, donde pueda retirarme a descansar..."
Evangelion está en mi poder. Shinji mira asustado a los ojos de Gendo. Rei se retuerce en el suelo como una serpiente. Los ángeles vienen a por nosotros!! Todo ha acabado, reza en el recuerdo, una pizarra roja.
Ahora seguiré estudiando inglés...
Sentado, esperando a que llames,
rezando porque des una señal.
Los días cada vez van más despacio
y solamente puedo esperar...
Saludos de Nylsa planetaria.
Editado por Nylsa el 16-05-2004 a las 13:49
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16-05-2004 11:31 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
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He perdido mi vida perdida entre dibujos que nadie entiende ni entenderá. He perdido mi vida perdida en reflejos de espejos deshechos como los de Dalí. He perdido mi vida perdida entre margaritas deshojadas. He perdido mi vida perdiendo el tiempo, deshilachándolo poco a poco.
Anoche, entre escalas de grises, entre luces que se alejaban cada vez más y más, rodeada de locos con camisas de fuerza, de un olor a caramelo, de un caballero andante armado con ramas olorosas, jugando a partidas de hockey sobre la mesa... Me dí cuenta que haciendo el tonto un rato dejo de perder mi vida.
Y es que es muy malo ser cronotímica...
Buenos días a tod@s. Ahora me perderé recuperando el tiempo.
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17-05-2004 10:01 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
6 fotos |
A veces me siento estúpida, sobretodo cuando confieso mis más recónditos pensamientos a un hilo condenado a morir en el olvido del foro, a los pocos habitantes que lo leen... A veces me siento estúpida, sobretodo cuando escribo con suavidad en medio del silencio de un martes por la noche y lo destruyo todo. A veces me siento estúpida, sobretodo cuando me hacen sentir mal, y mi reacción es enfadarme conmigo misma en lugar de con el protagonista de la historia. A veces me siento estúpida, sobretodo cuando una mujer de 60 años me llama ignorante. A veces me siento estúpida, sobretodo cuando un cinco se ríe de mí desafiante. A veces me siento estúpida, sobretodo cuando veo mis muecas estúpidas en las fotos y las jodo enteras. A veces me siento estúpida, sobretodo cuando el cámara me hace un primer plano, a pesar de ser un alter ego. A veces me siento estúpida, sobretodo cuando tengo que fingir una sonrisa estúpida. A veces me siento estúpida, sobretodo cuando enumero.
En realidad, me estoy dando cuenta de que siempre me siento estúpida... ¿Será que soy estúpida entonces?
Buenas noches a tod@s. Gracias por la paciencia de soportarme a estas horas...
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19-05-2004 00:45 |
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avadnc
Embolicat jo sol
Registro: 22-05-2001
Dónde:Calafell, Costa Daurada
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no es la cantidad de horas que duerma, sino la hora en que me levanto lo que me hace estar de mala leche por las mañanas
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20-05-2004 08:44 |
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luipermom
Karaoke lover! D
Registro: 04-02-2002
Dónde:Alcalá de Henares
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La noche de las luces
Luces en la oscuridad, entre la gente, entre los coches y las motos celebrando una victoria inexistente al son de los silbatos que resuenan entre las piedras talladas con saña y con cuidado al mismo tiempo.
Luces por todos los lados, luces de abajo a arriba; luces en la noche, luces en la oscuridad; somos luces, nada más, sólo luces; millones de personas son luces de colores; la gran mayoría rojas; luces hechas con bombillas, con LEDs, con proyectores (city color, qué caña, parece el nombre de un tinte)...
Luces y sonidos, murmullo amplificado sin necesidad de la electrónica, cabezas, pelos de colores, multitud de idiomas nos rodean; nunca he visto tanta cámara en tan poco espacio, la gente ha tomado las calles, nosotros también... creo que esto no es normal, algo tiene que estar ocurriendo; una camiseta me despierta, me dice que me he gastado dinero en algo que tengo que ver a lo lejos, gracias a los rayos catódicos...
Y al final, un último fogonazo nos despierta de golpe a todos, 140 - 80 = 60, putada para casi todos nosotros, el 4º se lo pasa por el forro; "me da igual, no me voy a amargar!". Joe, admiro tu optimismo, yo de mayor quiero ser como tú. Al menos espero que las luces que capturaste con tacto y con paciencia hagan bueno todo el esfuerzo.
Saludos!!
PD : Elena, jodeeeerr!!!, no hay quien se concentre tal y como vienes vestida; ¿cómo quieres que te ayude con la práctica así?
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20-05-2004 13:46 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
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Hoy llueve, no por las condiciones atmosféricas, sino porque Alvfer invocó al Dios de las tormentas. Oh, sí! Dios de las tormentas, desata tu ira sobre Madrid el sábado por la mañana. No volváis a creer en Jose Antonio Maldonado. Cuando queráis saber qué tiempo hará, preguntadle a Alvfer, y con un poco de suerte, si le caéis bien, os hará un favor e invocará al Dios del anticiclón.
Muhahahaha! Su venganza ha sido terrible!! Eso pasa por no habernos invitado...
Saludos
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22-05-2004 13:10 |
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Alvfer
Habitual
Registro: 30-01-2004
Dónde:Alcala de Henares
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¡¡¡¡OH DIOS DE LAS TORMENTAS, DESATA TU IRA SOBRE MADRID!!!!
Lo invoqué a las 00:00 del 22, en compañía de Luipermom, en un lugar llamado el monte del Cachirulo. Eso por no haberme invitado, mira que les avisé, pues nada. Ahora ya sabéis porque en estos últimos años no ha habido sequía en España, incluso el rey de Marruecos me llamó el otro día pidiéndome por favor, que me desplazase a cierta región del Sahara, donde al parecer no tienen agua ni para regar los cactus, pero le tuve que decir que no, puesto que esta invocación solo resulta en lo alto del famoso monte del Cachirulo, antes mencionado. Este lugar, es único, creedme, allí, las antenas tocan el tambor, las luces terráqueas se mezclan con los ovnis, los campos de cultivo se iluminan extrañamente, e incluso, si eres afortunado, puedes ver como los meteoritos explotan al chocar contra la atmósfera.
Pero si extraño es el monte en si, lo son mucho más sus asiduos habitantes, y mucho más sus hábitos, pues yo no sé por qué tanto empeño en probar las suspensiones de sus vehículos. ¡Coño, si crees que están mal, pues llévalo al taller!.
El caso es que últimamente he descubierto la increíble repercusión que tiene todo lo que hago en la economía del país. ¡Gracias Nysa por hacer que me de cuenta!. Resulta, que desde que subo asiduamente al Cachirulo, han subido las acciones de Repsol, debido al gasto de gasolina, de aceite y demás...Pero no solo eso, sino que debido a aquellos que se dedican a balancear las suspensiones, también han subido las acciones de Durex, Control.... Yo no entiendo muy bien la relación entre esto y los amortiguadores, pero me aseguran que así es.
Sea como sea, lo cierto es que Telefónica siempre gana. Resulta, que por fuentes secretas, ha llegado a mis oídos que a esta multinacional le interesa que tengamos novias y novios, puesto que de esta manera las llamadas telefónicas se multiplican. Total, que desde que tengo novia, estoy contribuyendo a que también suban estas acciones. Anda, y yo sin darme cuenta!. Así que ya sabéis, la Celestina del siglo XXI, es.................ta chan!: TELFONICA MOVIESTAR, si va a ser por eso lo de msn con poemas amorosos y todos esos rollos....
Amigos míos, todo es Economía, lamentablemente el mundo solo piensa en el color del dinero, ya somos pocos los que subimos a ver ovnis a un monte lejano, con el único interés de sentirnos libres.
Buenas noches y hasta la próxima tormenta, en la que sin duda os acordareis de mi.
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23-05-2004 02:20 |
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Nylsa
Adicta
Registro: 08-12-2002
Dónde:Alcalá de Henares
6 fotos |
Bienvenidos al club de los tarados...
Una luces, esas que tanto me obsesionan, me vigilan en la lejanía, como antorchas paralizadas en un segundo. Son ellas las que siempre me observan y me recuerdan un puerto titilante. Con mis palabras deshechas entre mis labios, con el tiempo consumiéndose entre mis manos, soy capaz de renacer. Y sacar alas a una figura deforme, pero como ya dije, mi alma mellada no se quiere escapar con mis alas de papel y de cristal. Una vez intenté volar rodando cuesta abajo por una colina y no lo conseguí.
Lady blue se tiene que consolar con una simple grabación. Space Oddity es una obra de arte...
Me enfrentaré a miles de gráficas que apestan a Napalm y a superficialidad (a qué huele la superficialidad?), me enfrentaré a miles de definiciones con un simple portaminas como arma mortal. Podré herirte de muerte con él, dibujando miradas perdidas entre palabras vacías. Me enfrentaré a 300 páginas de movimientos mundiales, me enfrentaré a ti, quedándome tan solo... 19 días para librarme PARA SIEMPRE de ti. Oh! Qué hermosas palabras... Para siempre... Con un poco de suerte, el año que viene podré estudiar psicología, historia del arte, cosas mucho más humanas e interesantes. No es que no me interese tu asignatura, es que no me interesa tu persona.
Saludos
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23-05-2004 10:06 |
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_nube_
Tximeleta
Registro: 20-01-2004
Dónde: Barakaldo, Bizkaia
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Son las 11.50 y estoy harta, quiero salir, no quiero depender de tí, pero lo se que lo hago y tú sabes perfectamente que lo hago.
Estoy aqui en casa escuchando celtas cortos a todo volumen, tengo el cuarto todo desordenado, ayer según llegué de fiesta dejé todo en el suelo, ahora busco cosas y no las encuentro, me cambié de ropa y me metí en la cama apenas he dormido 3 horas llegue a las 6 pasadas y para antes de las 9 ya estaba levantada
Me apetece ir a la playa tumbarme en mi toalla cerrar los ojos y con la mano derecha tocar la arena y notar como se va resbalando poco a poco, escuchar el ruido de las olas, estar sola, quiero llorar, quiero gritar, pero no quiero que nadie me oiga, sobre todo eso que nadie me oiga.
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23-05-2004 12:20 |
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xavillin
You always walk alone
Registro: 02-09-2003
Dónde:València
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Y yo estoy aquí tan solo, tengo ganas de salir, pero no tengo nadie con quien ir, ayer fui a la playa...llovió. Hoy hace sol pero no voy a ir...
Siento como la monotonía invade mi ser. Todos los días lo mismo, no hay esperanza de cambiar. Si intento cambiar esto, la soledad se conviertre en mi compañera y me siento peor....¿quñe puedo hacer?, me siento atrapado en una maraña de hilos invisibles y no se como salir....
Con un poco de suerte en un mes acabaré las clases.... y que?
Si volveré a estar solo rodeado de gente. Soy así, cuanto más rodeado de gente, más solo estoy, y si estoy solo peor me encuentro.
Quizás soy un tío raro pero esque no se como salir. Parece que este depre, peor al verdad ni yo mismo se si estoy así, lo unico que estoy asqueado de todos los días los mismo. Quiero salir de la rutina y estar libre y divertirme de una p*** vez.
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23-05-2004 12:31 |
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luipermom
Karaoke lover! D
Registro: 04-02-2002
Dónde:Alcalá de Henares
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¡¡¡ Por el poder de Grayskull, yo tengo el poder !!!
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24-05-2004 06:28 |
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Alvfer
Habitual
Registro: 30-01-2004
Dónde:Alcala de Henares
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LA GRAN BUSQUEDA
Volábamos entre bosques de tréboles de cuatro hojas, eran inmensos. Los rayos de sol jugueteaban entre el ir y venir de tallos verdes, al compás de un viento que agitaba tu flequillo. Cogimos altura, casi nos salimos de órbita, Pekín despertaba entre calles estrechas abarrotadas de bicicletas, mientras ambos esquivábamos los rascacielos. Deseaba salir de aquella ciudad, era demasiado grande, demasiados ojos achinados nos observaban desde tierra, me daba vergüenza darte un beso, pero aun así lo hice.
Así fue como decidimos partir hacia el Himalaya, las cumbres se divisaban desde muy lejos, el viaje era largo, pero ameno a tu lado. Grandes campos de arroz cubrían el paisaje, bañados por caudalosos ríos, sombreros chinos que bailoteaban por doquier, un oso panda nos guiñó un ojo, -¡qué complicidad!-, pensé.
Estábamos llegando al Tibet, cuando el Dalai Lama nos saludo desde su templo, yo le devolví el saludo con mi mano, al tiempo que con la otra acariciaba tu pelo rizado; fue solo un instante, pues tan solo éramos una estrella fugaz para los habitantes de la superficie. Las blancas cumbres de la cordillera más alta del mundo nos desafiaban, pero no fue obstáculo, observé el pico más alto, escaladores sudaban la gota gorda por dar un paso más, sin embargo, nosotros dos nos posamos en lo alto en un instante. Hacía frío, pero no lo teníamos, estábamos abrazados y ese era el mejor abrigo. Tú cabello me protegía de la ventisca que se acercaba por el Norte, mientras los copos de nieve se posaban sobre nuestras narices en un saludo de nomos. En aquel momento sonó el móvil, -¡qué oportuno!-, exclamé. Era un vendedor de jamones, me dieron ganas de colgarle, pero teníamos hambre, así que nos tuvimos que ir a cenar, cada uno a su casa, aunque no pasaba nada, habíamos quedado una hora más tarde en la cima del Everest. Y allí estuvimos, puntuales como siempre, tomando un café en la cumbre, mientras un escalador nos daba las buenas tardes, ¡pero qué tardes, si ya son noches!, a veces pierdo la noción del tiempo, es la influencia de unos ojos que todo iluminan, la noche parece de día a su lado.
Al escalador le colgaban dos bombonas de oxigeno, parecía estar asfixiándose, y yo sin darme cuenta, -¿falta de oxigeno?, pensé, pues ni lo había notado, tú tampoco pareces advertirlo, puede que sean nuestros besos, no lo sé.
Te observo mientras miras el horizonte, es Nepal, alguien toca un tambor, no, no es eso, es algo que retumba más cerca. Tú cara está iluminada, de colores rojizos, y yo me extraño, -¡si era de noche!-, ¡qué va!, es atardecer, lo puedo ver reflejado en tus ojos. El sol cae lentamente, recorriendo el blanco, el verde y el castaño, hasta que se alinea con el oscuro de tus pupilas brillantes.
La noche es demasiado fría en aquellos lares, así que decidimos partir a las selvas monzónicas. Surcamos así ocultos entre nubes blancas, parecía una gigantesca cama de algodón. Puse el piloto automático, porque me apetecía besarte en aquel lugar tan curioso, no quería perder la oportunidad, así que dije: -Kit, conduce tú-, y entre abrazos, caricias y besos, nos fuimos aproximando a la jungla.
Cuando llegamos, ¡qué mala suerte!, estaba lloviendo, pero aun así dimos un paseo, hasta que el barro nos llegó por las rodillas, teníamos el pelo empapado, pero lo único que sentimos fue no poder tumbarnos bajo un árbol y dar rienda suelta a nuestra imaginación. Bueno, otro día será, ahora debíamos volar rápidamente hacia mi casa, cambiarnos y partir de nuevo, que nos hemos saltado la Gran Muralla. Cinco mil kilómetros paseando a tu lado, bajo la luz de luna, de las estrellas, de los cometas, los satélites... Te quiero, te susurré al oído.
Creo que ni Paris es tan romántico como aquella Muralla en un atardecer a tú lado. El sol crece en tamaño, entre la sombra de árboles foliados, es China, todo es extraño y a la vez curioso, el misticismo rebosa por todos lados. De pronto oigo ruido, son disparos, intento protegerte con mis brazos, ambos nos ocultamos tras una piedra, te beso como si fuera la ultima vez que lo pudiera hacer. -¡Son los ingleses, vestidos de rojo, atacan a los chinos!-, pero no puede ser, van vestidos con un sombrero del más puro siglo XIX, ¿qué hacen aquí?, ¿de qué película se han escapado?. No, no es una película, somos nosotros, hemos retrocedido en el tiempo, el pasado siempre parece más romántico, que un futuro en el que tan solo gobierna el dinero y el poder. Me gusta más un atardecer bajo el eco de los versos de Bécquer, que bajo el sonido monótono de una hormigonera, aunque no sé explicar por qué, y tampoco me apetece hacerlo mientras los ingleses asedian China. Pero espera un momento, creo que nos han visto, ¡si, vienen a por nosotros!, -¡corre, corre, que nos cogen!-. Era evidente, no podíamos ir muy lejos, antes o temprano nos capturarían. -¡Somos europeos!-, gritamos, quizá así nos dejen, pero tú pareces china, con tus trenzas bífidas, tus ojos alargados, -¡Oh, no, piensan que eres una chinita!-, hablan de una tal Chun Li, te han confundido con ella, no me extraña, yo también lo hice. Los ingleses han prohibido que europeos y asiáticos puedan estar juntos, quieren cortarnos las alas, ya no podremos volar entre las nubes. A mi me es igual que seas china o que no, solo se que te quiero y que no me importa para nada esa estúpida ley social impuesta por seres superficiales. Pero te llevan consigo, el reloj marca las 21:30, tengo que irme, volveré a por ti, te llevaré conmigo, no te preocupes.
Surqué los cielos nublados del Sahara, y aunque allí casi nunca llueve, lo hacía a cantaros, la arena se volvió barro, la luz de las dunas se desvaneció en un marrón oscuro y el sol del atardecer permaneció oculto entre nubes negras. El viento, de factor norte, y el mar, con fuerte marejada, se embravecía al compás del descenso del barómetro, que caía empicado como mi imaginación, que ya no lucía como antes. Pero aun así hice un último esfuerzo y saqué el valor suficiente como para volar de nuevo a China, era en Honk Kong donde te escondían los anglosajones, hacía allí me dirigía.
Era un vuelo regular, de clase turista, en el que sobrevolé el humo del Vesubio, la fría brisa de los Cárpatos, la sequedad de una Turquía en ruinas y los tiros de un Irak en guerra. Por cierto, que no se me olvide, tuve la suerte de encontrarme con los soldados españoles que regresaban a nuestra tierra. Gritaban: -¡ZP, ZP, ZP,....!-, que contentos parecían. Venían en un avión de hélices, tuve que esquivarlo, ¡si es que está tan mal el trafico aéreo!.
Qué bonito hubiera sido sobrevolar la India contigo, pero no importa, después de rescatarte podríamos hacerlo. Un elefante me saludó con su trompa, mientras un faquir casi me quema el flequillo, pues mi vuelo era rasante, para evitar los radares enemigos. Hice noche en un hotel de mala muerte, tanto, que la cama era de clavos, pero en fin, dormí allí, siempre he confiado en la marca Pikolin. Y qué casualidad, que mi compañero de al lado era el célebre Dahsim, el contorsionista hindú del Street Fighter II, estaba de vacaciones, después de una dura etapa en el hospital tras una pelea con Ryu. Pero más sorprendente aún, era con quién venía, casi no le reconozco, era Gandí. Toda una institución en la India, había llegado en un tren de vapor, hacía ya algunos días, proveniente del pasado. Estuve mucho tiempo hablando con él, me desveló los misterios más asombrosos de un libro mítico, yo le escuchaba con entusiasmo, -¡qué curioso!-, pensé. Pero no pude estar mucho tiempo más, y aun con mucho pesar, me despedí de tan ilustres amigos; ellos me desearon suerte en mi cometido y yo agradecido, ascendí a los cielos, esquivando halcones suicidas y cuervos negros.
Qué frondosa la selva, me pareció ver a Mowgli subido encima de Balú, e incluso a Shere Khan, ese tigre malvado, al que lancé una piedra desde lo alto, je, je, que gracia, le di en un ojo y no tuvo que pasarlo muy bien, puesto que días después me crucé con unos gorriones que volaban en manada y me hablaron de que tuvo incluso que ir al oftalmólogo, le diagnosticaron ceguera temporal, adiós a la mirada del tigre.
Días después sobrevolé Tailandia y Vietnam, en éste ultimo, me encontré con un prisionero de guerra, todavía estaba encarcelado en una jaula de bambú, no sabía ni hablar, así que nos entendimos por signos. Me contó que lo habían capturado en el 67, yo le conté que en el 69 el hombre llegó a la Luna, y él me tomó por loco. Aun así me dio pena y le solté, le dejé dinero para un vuelo a Nueva York, aunque no tuvo mucha suerte el pobre, ya que lo enviaron a la guerra de Irak nada más llegar. Durante la breve conversación que tuve con él, le pregunté si llegó a conocer a Forrest Gum y para mi sorpresa, así era, habían estado en el mismo Batallón, -era un tío muy valiente-, decía, -no paraba de correr-. Incluso llegó a comer las famosas gambas de Buba, aunque me confesó que no eran para tanto.
Fue un día nublado, de madrugada, casi al alba, cuando llegué a Honk Kong, ¡qué ganas de llegar!, estaba agotado. Miles de luces, coches y rascacielos ocupaban el horizonte, -¡qué gran megalópolis!-, pensé. Un panel iluminado mostraba los dedos de la victoria de Maho, que posaba sonriente, con aspecto casi cómico, pero no lo hacía de manera fija, sino intermitente, como sacando la mano de la nada. Me dieron ganas de lanzarle un piedra, por presumido, pero desistí de ello, los chinos son buenos espías y seguro que a estas alturas me estaban observando, incluso vía satélite. Además eran los ingleses los que me habían quitado a la niña de ojos verdes, yo era aliado de los chinos, no me convenían enemistarme con ellos, son muchos y se reproducen muy rápido.
Anduve por las calles, perdido entre la multitud, alguna que otra se me acercó, -¡Chupa, chupa un dólar!- me dijeron, pero yo no hice caso, solo pensaba en encontrarla. Pregunté en los bares, pero nadie me entendía, así que desistí de ello y me dediqué a vagabundear por los barrios marginales. Y casi cuando ya lo daba todo por perdido, tropecé con las piernas de un mendigo, caí al suelo y al ir a levantarme, pude observar que se trataba de Bruce Lee. -¿Pero tú no moriste por una sobredosis de aspirinas?-, pregunté asombrado. -“No, no, yo no molil, yo fingil mi muelte, tú sel único ahola sabedlo”-, me respondió con su marcado acento chino. Nos hicimos grandes amigos, él demostró tener mucha confianza en mi y yo intenté convencerle de que volviese a dedicarse al mundo del cine, que se le echaba de menos. Dormimos en cajas de cartones y comíamos lo que encontrábamos en los contenedores, que grandes manjares, rollitos de primavera con salsa de espinacas, de marca Popeye por supuesto.
Juntos recorrimos los lugares más inquietantes de Honk Kong, aprendí un tal arte de un tal Marcial. Y aunque lo pasé bien al lado de quien yo llamaba mi maestro, nunca llegué a disfrutar del todo, faltaba algo, era su presencia, empezaba a pensar que nunca la encontraría. Bruce debió entender mis sentimientos y como buen amigo me confesó algo: -La pelsona que tu buscal, estal en la casa de la caja de celillas. Sel una tapadela, en lealidad es un centlo de inteligencia inglés, el MI6, donde James Bond está intelogando a tu amiguita-.
Tras escuchar esto, me quedé asombrado, no sabía ni que hacer ni que decir, pero Bruce me explicó que utilizaban un aparato llamado minituarilizador, mediante el cual convertían todo en tamaño mini, así era mucho más fácil esconder un centro de inteligencia, ya que podía estar en cualquier rincón de la ciudad. Pero había un problema, para entrar necesitabas ser minituarilizado. ¿Dónde encontraría el minituarilizador que me miniatuarilizase?. Una vez más, Bruce me echó un cable; al parecer conocía en Taiwán, a un tal Pi Chu Lin, doctor en física cuántica, que poseía una máquina de esas características. Así que anotó la dirección en mi mano, me despedí formalmente de él, al más puro estilo de Kun Fu, golpeando con mi puño derecho la palma de mi mano izquierda y en señal de reverencia, le di mi más sincero agradecimiento. Después nos fuimos a tomar unas cervezas y me dirigí hacía la isla de Taiwán.
El vuelo fue movidito, con turbulencias y vientos de fuerza 4, de componente sur. Pero afortunadamente Taiwán despertó en una mañana radiante, en la que los rayos de sol iluminaron el horizonte, aunque duró poco, porque hubo eclipse. Aterricé en un descampado, que resultó ser un pantano cubierto por narcisos, aunque no me vino mal y así me refresqué un poco y de paso me lavé. Pensé que con la dirección apuntada en mi mano, todo sería coser y cantar, pero me equivoqué, caí en la cuenta de que no sabía interpretar la escritura china y que Bruce había escrito la dirección del tal Pi Chu Lin en chino mandarino. Gran faena, pero aun así me quedaba la esperanza de encontrar su nombre en la guía telefónica en inglés, ¿cuántos Pi Chu Lines podía haber en toda la isla?, pues justamente 200.000, y como la Ley de Murphy no falla, el verdadero profesor de física cuántica resultó ser el 199.999 preguntado. Tardé semanas en encontrarlo, era un trabajo arduo y costoso, desesperante en ocasiones, pero por el hecho de encontrarla todo merecía la pena. Aun así decidí descansar un fin de semana, en medio de aquella gran búsqueda, en la isla de Okinawa, más que nada para curarme del estrés.
¡Y qué gran fin de semana pasé!, dormí en casa del señor Miyagi y de su pupilo Laruso, que todavía tenía el tobillo jodido después de aquella patada de la grulla. Ambos acababan de rodar Karate Kid II y estaban un poco cansados de tanta pelea. El pobre de Laruso no paraba de dar y pulir cera, a estas alturas no debe quedar ni una sola casa sin pulir de toda la isla, ¡hay que ver lo que hay que hacer para ser un buen Karateka!. No comíamos más que arroz, cuando no era tres delicias (de marca Gallina Blanca), era paella y si no, arroz a la cubana con tomate Sofrís. No olvidaré nunca nuestras grandes tertulias sobre temas tan variopintos, como el precio de los pisos en Madrid, la desamortización de Mendizábal, el poder del Clero en el siglo XVII y de por qué los after shave sin alcohol, escuecen al contacto con la piel si no llevan alcohol. Con nuestras respuestas creíamos librar al mundo de los grandes enigmas de la humanidad, pero nadie nos escuchó, y como nunca segundas partes fueron buenas, el señor Miyagi se dedicó a vender cupones de la once, ya que Karate Kid II no lo vio ni el Tato. Antes de mi partida, me regaló una catana de cuerno de toro cornudo, muy manejable la verdad, pero tan oxidada que ni siquiera se podía desenfundar. Aun así le agradecí el detalle, me despedí de ellos inclinando mi tronco en señal de reverencia y ascendí a los cielos vuelta a Taiwán, dónde dos semanas después encontraría a Pi Chu Lin.
Pi Chu Lin era el típico científico chino con gafitas y bata blanca. No creyó en un principio que venía de parte de Bruce Lee, pero finalmente aceptó hacerme pequeñín. Ahora pienso que me utilizó como cobaya humana, pero bueno, es igual, era lo que quería, ser pequeño.
Me metió en una esfera de metal y aquello comenzó a dar chispazos por todos lados. Yo temía que explotase, y así fue, reventó por los cuatro costados y salí disparado, pequeñito y churrascado. Pero por suerte no pasó nada grave digno de mencionar.
En aquel instante, caí en la cuenta de algo en lo que no había pensado antes. Al ser pequeño, mi velocidad de crucero en vuelo, había disminuido drásticamente. Ahora no podía sobrepasar los 200 cm/h, velocidad insuficiente para cruzar el Mar Amarillo, tardaría meses, y moriría mucho antes de sed y de deshidratación. Menos mal que el gran Pi Chu Lin, era el auténtico inventor del cohete de Rocketer, así que lo minituaralizó, le echó aceite Repsol Elite 15/40W, un poco de anticongelante y llenó el depósito hasta la boca, lo minituaralizó y me lo puso en la espalda. Ahora me había convertido en un cohete humano, liliputiense, con una catana oxidada en el cinturón y unos brazos y piernas mortales por las enseñanzas de Bruce Lee, gracias a las artes del tal Marcial.
Ayudado por la acción del turbo, llegué rápidamente a Honk Kong, aunque mentiría si dijese que el viaje fue fácil, pues tuve que esquivar mosquitos, motas de polvo, enormes gotas de agua y partículas contaminantes llegadas del mismísimo Azuqueca de Henares. Una vez allí, decidí rastrear hasta el último centímetro de la ciudad y comencé por las galerías del alcantarillado. Enormes corrientes de agua se precipitaban velozmente, era un laberinto de cañerías de todos los tamaños. Durante semanas no encontré absolutamente nada, pero mi ánimo por encontrarla no decayó, y el que cayó en realidad fui yo, arrastrado por una cruel gota de agua que consiguió parar el motor del cohete y me arrastró corriente abajo, hasta que después de algunas horas fui a parar al mar, que por cierto estaba embravecido. Era de noche y temí que me ahogaría sin remedio, pero afortunadamente oí una voz que me era muy familiar. ¡Era Juancar!, ¡el rey de España!, y en pequeñito como yo. Navegaba en un barco de papel, que antes debía haber sido unos apuntes de filosofía, ya que se podía leer en grande: “Pienso, luego existo”. El barco al parecer se llamaba “Bribón” y Juancar se asomaba a babor, intentando lanzarme una cuerda en cuyo extremo había amarrado la punta de un palillo de dientes. Parecía un vaquero de Tejas agitando la cuerda.
Después de agradecerle lo que hizo por mi, me quedé perplejo, sin palabras, ¿qué hacía el monarca minituarilizado, en un barco de papel y en medio de la bahía de Honk Kong?. Él, me contó detenidamente su historia; todo ocurrió durante un viaje oficial a los EEUU, fue raptado por un grupo terrorista árabe, nada salió a luz pública por supuesto, crearía un incidente internacional, por lo que el gobierno americano trato de pagar el rescate, pero no pudo, las arcas del Estado estaban vacías de tanto gasto en defensa, por lo que Hollywood accedió a pagarlo. Pero con una condición, Juancar debía participar en la película “Cariño he encogido a los niños IV”, y así lo hizo, pero con tan mala suerte que la máquina minituarilizadora, que se supone que era de pego, funcionó y el pobre rey fue arrastrado por un tornado tejano hasta el mismísimo Missisipi, dónde gracias a Dios, un niño con grandes dotes de papiroflexia le regaló el “Bribón”. Desde entonces “muchos mares y muchas tempestades”, le condujeron hasta aquel lugar en el que me había encontrado.
Yo, por supuesto, también le conté mi historia y él accedió a ayudarme, ya que la reina de Inglaterra no le caía muy bien. Era aquella, época de monzones, y vientos huracanados unidos a intensas lluvias, que hicieron que la navegación fuera extremadamente peligrosa. Como no disponíamos de GPS, Juancar se guió por las estrellas, aunque de nada nos sirvió ya que el cielo estaba encapotado. Una ola nos arrastro lejos de la bahía de Honk Kong y la tempestad terminó por hundir el barco. A partir de ahí, no sé muy bien lo que pasó, solo sé que desperté una mañana soleada tendido sobre la fina arena de una playa paradisíaca. Tuve la sensación de que aquello sería una especie de isla desierta, pero no lo era. Se trataba de una playa turística, abarrotada de veraneantes, tías en topless, chiringuitos, sombrillas, toallas, etc... Hubiera estado bien, si no fuera porque yo era mil veces más pequeño que el resto y era un blanco muy fácil de pisar. Es curioso, pero me encontré con Ant, la hormiga de la película; una gran persona, digo hormiga, muy trabajadora, me contó que se acababa de casar y que su mujer estaba embarazada de 2000 larvas. Yo le di mi enhorabuena y le pregunté que en qué lugar me encontraba, y el me dijo que había llegado hasta la isla de Java. Hablamos largo y tendido, sobre muchos temas; inquietantes y duros de debatir. Por supuesto yo le comenté mi historia y a él pareció sobrecogerle la cantidad de vueltas que había dado. Me subió sobre su lomo y caminamos durantes horas bajo la sombra de gigantescos árboles tropicales. Por fin llegamos a su casa, un hormiguero de unos 100mm2, con dos baños y muy bien amueblado, con hojas de laurel y pétalos de tulipán. En el salón, una gran mesa, que en realidad era una pipa de calabaza, una foto de familia, con millones de hormigas y ricos platos a degustar, elaborados con el cariño de su adorable esposa. Ensalada de hojas de bambú de primero, de segundo unas migas a la hormiguera y de postre macedonia de frutas, recién recogidas de la sobras de un restaurante.
Ant me confesó que se encontraban en guerra con las hormigas de China. Al parecer habían tenido problemas con la reina de aquel país, que había instaurado un régimen de despotismo total. La ONU hormiguera había declarado un ultimátum a aquella nación y finalmente, ante el incumplimiento había decidido acabar con el régimen. Resulta que el ejército hormiguero chino, contaba con grandes plagas de hormigas de ala. Grandes escuadrones de la muerte, según decía Ant. Kamikazes dispuestos a sacrificarse por su reina, que asediaban de continuo las tierras de Singapur, Java, Malasia e Indonesia, con tal de explotar sus grandes reservas de pipas y frutos secos.
Ant, se enorgullecía al hablarme del ejército javateño, pues disponían de un arma ultramoderna y mortífera, que por suerte habían conseguido poner de su lado. Era el escuadrón de “libélulas de la libertad”. Fieles aliadas de las hormigas javateñas, pues tenían intereses comunes, salvar las reservas de pipas y frutos secos. Incluso las avispas y abejas, siempre reticentes al comportamiento de las hormigas, decidieron unirse a tan justa causa. Contaban aquellos insectos, que cuando menos se lo esperaban, aparecían escuadrones chinos, bombardeando con grandes piedras (en realidad chinas), hormigueros de pobres trabajadores honrados. Por eso estaban a punto de mandar una oleada de libélulas al país del Sol naciente, como escarmiento por tan atroces actos. Yo, gracias al bueno de Ant, iría en aquella oleada, así podría alcanzar Honk Kong y recuperar a la persona que tanto echaba de menos.
Nunca pensé que las libélulas tuvieran la capacidad de volar tan rápido, ¡qué velocidad!, ¡qué gran manejo del vuelo acrobático!. Yo no era capaz de volar con tanta celeridad. Iban escoltadas por lo que serían cazas ligeros, es decir hormigas de ala, muy ágiles y efectivas en el combate aéreo. Las libélulas, eran más efectivas como bombarderos, por eso iban cargadas con grandes sacos de piedras y vayas venenosas, yo me agarraba con fuerza a Ziempidour, la jefa del escuadrón de la libertad. Gran persona, digo gran libélula, de carácter muy militar, seca y cortante, pero en el fondo de una gran nobleza y amabilidad. Me habló de antiguas guerras, de cuando las charcas de Java era limpias y los bosques continuos e inexpugnables, de cielos limpios y azules, de mares turquesa y de playas desiertas. Podía notar la tristeza en sus ojos, denotaban la angustia de no poder volver al pasado, de impotencia ante una acción humana masiva, la deforestación y una contaminación cada día más acusada. Por todo ello, quizás, fuera un poco reticente en conocerme, pero pronto se dio cuenta de que todos los humanos no somos iguales y me aceptó como un ser más de este mundo cambiante. Yo hablé de grandes batallas en el ejército humano y a Ziempidour le pareció muy interesante escuchar las tácticas y estrategias tomadas por Napoleón, Mc. Arthur y Rommel. Le desvelé grandes secretos de la guerra de guerrillas, historias de cómo los españoles nos libramos de los invasores franceses con Curro Jimenez a la cabeza. Y como no, de mi ultima gran aventura, de la que dijo saber más de lo que yo nunca hubiera pensado. Para mi sorpresa, ¡conocía la ubicación de la caja de cerillas!, y estaba decidida a ayudarme a rescatar a quien yo tanto quería, si yo ayudaba a dirigir el ataque al ejército hormiguero chino. Por supuesto acepté de inmediato y juntos surcamos los cielos dispuestos a la batalla.
Entre tanto vuelo, me di cuenta, de que no sabía nada de Juancar, quizás hubiera muerto en aquel naufragio, pero me costaba creer que un ser tan duro de pelar, hubiera caído presa de las garras del mar. Aunque quizá no hubiera tenido tanta suerte como yo, al fin y al cabo, la esperanza de vida de un liliputiense no es muy elevada cuando hay tanto ser gigante a rededor.
El sol se asomaba tímido, entre nubes blancas que crecían como queriendo acariciar el cielo azul. Las alas de Ziempidour se agitaban a ritmo monótono y con un zumbido característico. Abajo, el mar, de un azul oscuro que parecía perlado por su brillar, a veces roto por el coleteo de las ballenas, de los delfines y de los peces voladores que nos saludaron a nuestro paso, deseándonos suerte en la batalla.
Tanto por mi derecha como por mi izquierda, podía observar el vuelo regular de miles de libélulas, entremezcladas por el vuelo ensordecedor de las hormigas, era un espectáculo dantesco, jamás me imaginé ante tal escenario, subido a lomos de un libélula capitana de un escuadrón, rodeado de un ejército decidido a invadir China, ¿qué futuro nos depararía?.
Una mañana, divisamos lo que nos pareció las costas del continente, la formación de vuelo, pasó a ser formación de combate y todos permanecieron alerta. Yo, sumido en el mando de consejero de Ziempidour, recomendé volar a baja cota, para así evitar ser detectados por los radares enemigos. Informé también de la posibilidad de que los chinos tuvieran defensas antiaéreas de costa, por lo que deberíamos extremar precauciones.
Ziempidour pareció tener en cuenta mis recomendaciones, ya que ordenó que los cazas ligeros, es decir las hormigas de ala, hicieran vuelo de reconocimiento hacia la zonas costeras. Y así empezó la batalla. El servicio de espionaje chino, compuesto por zánganos revoloteadores, había informado de nuestra llegada, por lo que nos estaban esperando. El cielo se cubrió de una gran nube negra. -¡Escuadrones de la muerte!- exclamó Ziempidour. Eran miles de ellos y se aproximaban rápidamente. Su número era desde luego mayor que el nuestro, pero de pronto, un mosquito, llamado Trompetero, tocó la corneta y todos los escuadrones de Java se dispusieron al ataque.
Pude observar, que desde tierra, baterías antiaéreas disparaban con sus canutillos afiladas pipas, que eran capaces de atravesar la más gruesa coraza insectívora. Fueron muchas las hormigas que cayeron a un mar embravecido y no pocas la libélulas, aunque cabe decir que en su intento de ataque, devoraron muchas Kamikazes chinas, en una muestra de valor y entrega por su patria. Pero debido a la fuerte resistencia costera, la victoria parecía inclinarse por el lado Chino. Ziempidour, parecía preocupada, esquivaba ágilmente cada una de las pipas asesinas, mientras devoraba con sus garras al enemigo alado. Su maestría en el vuelo, me dejó estupefacto. Yo a su vez, lanzaba piedras y con la catana del Sr. Miyagi, herí de muerte a más de una. Uno de las hormigas, se enganchó en la cola de Ziempidour, intentando capturarme con sus mandíbulas, a la vez que perdíamos altura. Ziempidour trataba de expulsarla con sus patas traseras, mientras yo intentaba asustarla con la catana. De pronto recordé una llave maestra de Bruce Lee y me lancé sobre ella en una patada del Dragón. Creo que no la llegué a matar, pero bueno, cayó al mar inconsciente, al tiempo que la capitán libélula remontaba el vuelo y disponíamos un nuevo ataque.
Al nuestro alrededor, la lucha era encarnizada, el aleteo constante, mientras cientos de hormigas caían en barrena, luchando cuerpo a cuerpo. Libélulas intentaban bombardear las baterías de costa, donde hormigas de tierra aguardaban sonrientes con sus cascos verdes.
Tengo que decir que todo parecía perdido, la superioridad china era total, pero algo cambiaría el rumbo de la historia. Abajo, surcando veloz, como el vuelo del halcón de Eleonor, un barco pirata desafiaba las olas. Era el barco de Playmobil, ¡no podía creerlo!, estaba gobernado por Juancar que me saludaba desde proa. Más tarde me enteraría que tras ser rescatado por crueles mercenarios que trataban de cobrar por su rescate, se desencadenó un motín a bordo que terminó de la forma más inusitada, ¡llevando a Juancar a ser capitán de un barco pirata!. Y allí estaba, con un parche negro en el ojo derecho, camisa a rayas y pata de palo. Dispuesto a echarme una mano, como me había prometido. Y con cien cañones por banda viento en popa a toda vela, empezó el bombardeo de la costa China, aniquilando todos los cañones de costa, lanzadores de pipas.
Valientes piratas se enzarzaron en una lucha atroz contra hormigas mandarinas que llovían del cielo. Hormigas javeteñas tomaron nuevas posiciones, para atacar después por oleadas. Las libélulas lograron sobrevolar tierra China y aniquilar la resistencia terrestre. La guerra había dado un giro de 180º, -¡Gracias Juancar!-, exclamé desde el cielo.
Tras un par de horas de asedio, los chinos se retiraron, su ejército fue diezmado hasta tal punto, que una crisis interna terminaría por destronar a su reina y a su despotismo. Java, no solo había ganado la batalla, sino la guerra. Ambos, Juancar y yo, seríamos condecorados por la medalla al mérito javeteño. Ziempidour ascendería a Comandante y Java sería un país paradisíaco durante mucho tiempo, el suficiente como para que sus habitantes olvidasen el significado de la palabra guerra. Pero todavía quedaba un asunto pendiente y Ziempidour no lo había olvidado, por lo que montado sobre sus lomos anillados y escoltados por varias hormigas, nos dirigimos en vuelo rasante hacía Honk Kong.
Cuando divisé los rascacielos, recordé el cielo de Pekín, en un vuelo sobre miles de bicicletas, hacía ya algún tiempo. Ella volaba conmigo y yo echaba de menos su presencia. Recordaba aquellos paseos sobre la Gran Muralla, aquellos cafés en el Everest, las nubes blancas en forma de camas de algodón y su mirada perdida entre las hojas que el viento agitaba en las selvas monzónicas. Todo aquella aventura había sido en su búsqueda, y ahora, estaba a punto de rescatarla.
Un silbido recorrió las calles de Honk Kong, era Ziempidour, con su mirada amenazante, sorteando las cabezas de los viandantes, amenazando con morder a quien en nuestro camino se cruzase. Yo agitaba al viento mi catana, mientras una lagartija, anclada a un muro de cristal, nos observaba estupefacta, sin llegar a creer lo que estaba viendo. Ziempidour seguía un rumbo fijo, parecía saber hacía donde se dirigía y yo no tardaría mucho en darme cuenta hacía donde me llevaba. Era el cementerio de la ciudad, rodeado de cipreses, como todo buen cementerio. Descendimos hasta que nos encontramos ocultos entre los tallos de un bosque de césped, que fue creciendo en altura hasta convertirse en un auténtico bosque de bonsáis. La capitán me advirtió de corríamos el riesgo de perdernos en aquel bosque, pero que gracias a un sexto sentido insectívoro encontraríamos la caja de cerillas. ¡Y así fue!, allí estaba, amarilla, de marca Titanic, -¡vaya nombre para un centro de inteligencia!-, pensé, parecía estar condenado a naufragar. De su interior salió un pelotón de Royal Marines, armados hasta los dientes, pero como sucedió en Roncesvalles, los aplastamos a pedradas.
Por momentos hubo un tiroteo incesante, entre las troneras de la caja y el lanzamiento de piedras de las libélulas. Aproveché la confusión para descender a tierra y acceder por una de las puertas al interior. Corrí tan rápido como me permitían mis piernas, con la catana empuñada al más puro estilo samuray. Algunos agentes del MI6 intentaron abalanzarse sobre mi, pero gracias a las artes de tal Marcial, enseñadas por mi gran amigo Bruce, conseguí deshacerme de ellos.
Las habitaciones del interior, estaban repletas de ordenadores y máquinas de alta tecnología, puertas que se abrían automáticamente y todo tipo de luces. De pronto, escuché el ruido de un motor, provenía de una especie de hangar y me desplacé hacía allí a toda velocidad. Cuando llegué pude observar como un BMW Z3, conducido por James Bond, salía haciendo ruedas por una compuerta que acababa de abrirse. A su lado, estaba ella, maniatada, observándome con sus ojos brillantes, mientras su pelo se agitaba acariciando los asientos deportivos del BMW. Corrí tras ellos, aprovechando el rebufo, utilicé mi poder de volar, pero ni aun así logré darles alcance. Aquel coche era demasiado veloz y se alejaba rápidamente por las calles de Honk Kong. Temí no volver a verla, que aquella mirada triste fuese la ultima que podría contemplar, pero de pronto, salido de la nada, apareció Ziempidour, con su gran alboroto de aleteo constante. Emitió un silbido y salté sobre su lomo. Volábamos a velocidades espasmagóricas, tras las huellas del terrible 007.
Aquella persecución fue tan intensa, que Hollywood rodaría dos años después una película basada en aquel suceso. El Z3, esquivaba los coches con un sistema de radar inteligente (SRI), por lo cual no podía ser aplastado por ellos. A mi me alegro saberlo, pues temí por la vida de la niña de los ojos verdes.
Ziempidour zigzagueaba entre los vehículos, y cuando estábamos justamente encima de ellos, y yo estaba dispuesto a lanzarme sobre él. Bond apretó un botón del cuadro de mandos y del maletero apareció un misil Tomahawk que se inició al instante, por lo que en vez de caer sobre el vehículo, aterricé de lleno sobre el misil, que me condujo a la mismísima estratosfera.
Desde lo alto pude ver China al completo, con la forma espiral de los ciclones, los cirros y los estratos. Incluso una línea continua, que recorría palmo a palmo la tierra, que era en realidad la Gran Muralla. Me estaba quedando sin oxigeno y tenía frío. Posiblemente no lo hubiera tenido si ella estuviese entre mis brazos, pero ahora estaba totalmente congelado. Sin embargo una de mis neuronas, debió salvarse del gélido clima de aquellas alturas. Y pensó en aprovechar la fuerza de la gravedad, para caer justamente encima del Sr. Bond. Así pues, desde aquellas altitudes, descendí cuan Halcón Peregrino, en un salto del ángel que duró unos cuantos minutos. La velocidad era impresionante, tanta que de haber abierto la boca me hubiera hinchado como un globo aerostático. Mi piel estaba tersa, por la fuerza del viento, mientras hacía un esfuerzo infrahumano por abrir los ojos y localizar, en aquella diminuta ciudad, aquel Z3 en el que el guaperas de James raptaba a mi compañera de vuelos.
Pocos minutos después los pude ver. Ziempidour seguía persiguiéndolos, aunque Bond seguía llevando la delantera, aproximándose al barrio marginal. Calculé el grado de inclinación, mediante la raíz cúbica de tres y la integral de su resultado multiplicado por 5 y dividido por 8, más los años que nos llevamos, que son 7,75, menos 19 que es la fecha de nuestros cumpleaños. Y así calculé la trayectoria para aterrizar encima del coche. Pero inútil de mi, nunca se me dieron bien las matemáticas y mucho menos la física, y así me fue, fui a caer por la pequeña hendidura central de una alcantarilla, sobre la que segundos después pasó el Z3 como una exhalación, seguido de Ziempidour, que como buen amiga no desistía en alcanzarlos.
Recuerdo como si el día se hiciese noche. La galería del alcantarillado olía fatal, y tuve suerte que no caí sobre cemento armado, sino sobre un plato de espinacas, de marca Popeye, que justamente estaba siendo degustado por mi buen amigo Bruce Lee. -¡Bruce, soy yo!- chillé angustiado, -¡no me comas, estoy aquí!-. Sorprendentemente escuchó mis gritos, y al mismo tiempo que sujetaba el plato con sus dos manos, llevó sus ojos hacia el centro del mismo, quedándose totalmente bizco. Aunque debió quedarse más sorprendido que otra cosa, pues nadie espera que aparezca un liliputiense con catana nadando en un plato de espinacas.
Sin más contemplaciones, expliqué rápidamente la situación a Bruce. Quien de inmediato se reincorporó y se dispuso a dar caza al vehículo en cuestión. Yo le seguí encaramado a la doblez de una de sus orejas, pues era más veloz que yo volando, debido fundamentalmente a su tamaño. Y entre carrera y carrera, llegamos casi sin darnos cuenta al puerto deportivo, donde pudimos ver que el Z3 se había convertido de una fueraborda que saltaba de ola en ola. Bruce, gran nadador, se lanzó al agua y empezó a nadar como un pez. Yo tuve que desencaramarme de su oreja, pues de lo contrario me habría ahogado. Por lo que decidí ir volando.
Jamás hubiéramos cogido al esquivo de Bond, de no se por la inestimable colaboración de Juancar. Una vez más me demostraría que la amistad va mucho más allá de unas simples palabras. Juancar siempre estaba ahí cuando le necesitaba. Su barco apareció entre la bruma marina, ondeando su bandera pirata. Al tiempo que uno de los cañones lanzaba un proyectil a modo de saludo. -¡Hey Juancar, eres cojonudo, como los espárragos que tú mismo nombraste!-.
El caso es que Bond no debió ver el barco saliendo entre la niebla y se estampó contra él. Gracias al airbag, no sucedió nada, pero el Z3 convertido en lancha, quedó convertido en chatarra.
Entre la tripulación pirata que capitaneaba Juancar, se encontraba el bueno de Dashim, que me guiñó un ojo mientras se contorsionaba y lanzó una bocanada de fuego, intentando quemar al señor Bond. Mientras éste intentaba defenderse con su hipermegaturbo reloj, lanzador de rayos láser.
La lucha entre los piratas y James, fue sangrienta. La tecnología ultramoderna del MI6, era aplastante en comparación con los métodos obsoletos de los corsarios. Pero aun así el gran número de estos, les permitía una férrea resistencia. Tanta atención pusieron en tan belicosas acciones, que la niña de los ojos verdes cayó al agua sin que nadie lo advirtiese, y maniatada se fue hundiendo poco a poco. A su vez, Ziempidour llegó a la zona, abalanzándose sobre Bond y arrancándole el peluquín postizo. En ese mismo instante llegué yo y buceé con el ánimo de encontrarla, pero no era fácil, las aguas turbias por la batalla, no me permitían ver nada. Quedaba poco tiempo, se ahogaría si no le daba alcance.
Al mismo tiempo, Bruce se unió a la guerra, y con la cata del mono, logró mandar a Bond y al Z3 a Singapur, que fue a caer sobre el cochecito de una montaña rusa y posteriormente fue detenido por la policía, por haber subido a la atracción sin tener la estatura mínima. Pasaría 20 años en prisión por tan mala conducta. Pero ahora lo que me importaba era recuperarla de las profundidades del mar.
Gracias de nuevo a Bruce, que para mantenerse a flote agitó el agua con sus piernas, la misma corriente impulsó a la niña de la mirada perdida hacia la superficie, encontrándola yo mismo, a unos dos metros de profundidad. Donde rápidamente la desaté y besé con efusividad. Ambos nos dimos cuenta de que no necesitábamos oxigeno cuando nos besábamos, por lo que decidimos seguir allí abajo durante algún tiempo para recuperar el tiempo perdido. Aunque tuvimos que salir a flote, para dar las gracias a todos nuestros amigos, que habían colaborado inestimablemente en aquella gran cruzada.
Pero después de disfrutar un gran banquete todos juntos, decidimos viajar, ella y yo solos, a la isla de Java, donde pasamos largo tiempo en un hormiguero, de paredes de madera, tapizado de laurel y cuadros de pétalos de flores. Con vistas al mar y todas las comodidades, aire acondicionado, cama de agua, graduador de intensidad de la luz, vistas al mar, etc. Ya no nos importaba ser pequeños, las cosas se veían desde otro punto de vista, era un mundo nuevo y lleno de oportunidades, seres grandiosos dignos de conocer y miles de hormigas amigas que nos brindaron la más calurosa bienvenida. Ant, entre ellos, nos invitó en más de una ocasión a comer a su casa, y nosotros aceptamos de muy buen agrado. Eran días felices, sobre todo estando junto a ella, pero como todo, llegó un día en el que el MI6 nos jugaría otra mala pasada, pero esa es otra historia que debe ser contada en su justo momento.
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24-05-2004 15:42 |
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