Cuando alguien sale a pasear por la noche, y un hombre, ya visible
desde lejos -pues la calle se empina ante nosotros y hay luna llena-,
viene a nuestro encuentro, no lo agarraremos violentamente, aunque sea débil y desarrapado, ni siquiera en el caso de que alguien corra detrás de él y grite, sino que lo dejaremos pasar de largo.
Pues es de noche, y no podemos evitar que la calle se empine ante
nosotros con luna llena; además, tal vez esos dos han organizado la
persecución para divertirse, o a lo mejor persiguen los dos a un tercero, tal vez persiguen al primero, que es inocente, tal vez el segundo lo asesinará y seríamos cómplices del crimen. A lo mejor no saben nada el uno del otro, y cada uno corre hacia su cama, a lo mejor son sonámbulos,quizás el primero lleva un arma.
Y, finalmente, ¿no podemos estar cansados, no hemos bebido mucho vino? Nos alegramos de que ya tampoco veamos el segundo.