Hijo mio, el día que naciste hasta los almacenes de Carrefour susurraron tu nombre, Ruperto.
Hijo, observé con orgullo como te convertías en un arma de información.
Recuerda, nuestro linaje siempre ha gobernado con sabiduría y fuerza. Y sé que mostrarás moderación en el ejercicio de tu gran poder.
Pero la verdadera victoria, hijo mío, es saber conmover el corazón de tu hilo. Te digo esto, porque cuando mis días lleguen a su fin, tú serás el Insider.