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seaman escribió:Bauer8056 escribió:DOÑA CayetanaYO DONA. Anda que...
Cayetana Álvarez de Toledo. Piénsalo. ¿De verdad vamos a tener que convertir el sexo en un interrogatorio? ¿Lo haces tú: sí, sí, sí?
Eso se lo preguntaste a María Jesús Montero.
La reforma del Código Penal que propone el PSOE es fantasiosa e injusta. Un no es un no, evidentemente. ¿Pero un silencio qué es? ¿Seguro que también es un no? ¿Siempre? Y en un juicio, ¿cómo se acredita el sentido del silencio? Ah, ¡que la palabra de la mujer va a misa! Literalmente... ¿Las mujeres siempre decimos la verdad? ¿Nunca mentimos? La reforma de Calvo destroza el principio jurídico básico de que un individuo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Invierte la carga de la prueba. Obliga a los hombres a demostrar que son inocentes, que ella dijo sí, sí, sí. Y, por cierto, un detalle sobre la reforma, que revela su misandria (perdona el palabro) y hasta su homofobia: ¿por qué la reforma solo alude al consentimiento expreso de la mujer? ¿Qué pasa con los hombres? ¿No son también víctimas de abusos sexuales?
Habrá que llamar a un notario... La desigualdad entre hombre y mujer también asoma en la Ley Integral de Violencia de Género. Lo has escrito en muchas ocasiones.
A ver. La Justicia debería ser igual para todos. ¿No? La presunción de inocencia no puede depender del sexo de una persona. Como no puede depender del color de piel, ni de la religión, ni de la lengua... En un Estado de Derecho lo que se juzgan son hechos, conductas, no rasgos identitarios. Esa es la gran conquista de la modernidad: la igualdad de los ciudadanos ante la ley al margen de cualquier consideración puramente arbitraria, de nacimiento, ideológica o cultural.
Esa misma posición que defiendes ya la sostenía un manifiesto que firmó Carmena en el 2006 pero cambió...
Yo me siento identificada con el feminismo de Camille Paglia. Las mujeres no nacemos víctimas ni merecemos que gobernantas condescendientes y coléricas nos traten como menores de edad. Como durante siglos han hecho los hombres, por cierto: con paternalismo. ¡Ahora maternalismo! Las mujeres merecemos lo mismo que los hombres: libertad y responsabilidad.
Hubo mucha polémica por un vídeo de Abascal que criticaba que se censuraran cuentos como Caperucita Roja. Él dijo que era porque Caperucita llevaba falda, iba a hacer recados y a ver a su abuelita y el héroe era un cazador. Pero la lección era otra...
¡Jaja! El cazador incorrecto... La lección de Caperucita es otra, me parece, y bastante sencilla: chicas, estad alerta; los lobos existen, tomad precauciones. Lo que no significa, lógicamente, que todos los hombres sean lobos. Ni que exista un heteropatriarcado lobuno, capitalista, opresor y machista. Esa es una abstracción absurda, que además impide afrontar correctamente el problema de la violencia que sufren muchas mujeres a manos de sus parejas.
También Paglia me dijo que el heteropatriarcado era una memez y que si para el hombre éramos el enemigo por qué nos iba a haber dejado progresar hasta el momento actual.
El nuevo feminismo es a la vez mojigato y vengativo. Busca un enfrentamiento identitario entre mujeres y hombres. Ellas: buenas, inocentes, víctimas. Ellos: malos, culpables, agresores. Es una visión simplista que falsea la fértil historia de colaboración entre los sexos y envenena la relación entre hombres y mujeres. Y ahora me gustaría añadir algo, que me parece importante: la izquierda se empeña en instrumentalizar el crimen. El dolor privado. Y la violencia de pareja no es un crimen político. No hay una ideología detrás del asesinato o la violación. Sí existen organizaciones que matan a infieles occidentales por el hecho de serlo: los islamistas. También hubo organizaciones que mataron españoles por el hecho de serlo: ETA, Terra Lliure... Sin embargo, no hay una organización de machos que se dedican a matar a mujeres por el hecho de ser mujeres. Insisto. No hay una ideología detrás del asesinato o el maltrato. Lo diré de forma clara en respuesta a las campañas callejeras: hermanas, la derecha no mata mujeres. Y por cierto: la izquierda tampoco.
https://www.elmundo.es/yodona/lifestyle ... b468d.html
Uffff, muy de acuerdo con esta tía y como ha dicho las cosas.
Que pena que sea una snob.
Bauer8056 escribió:seaman escribió:
Uffff, muy de acuerdo con esta tía y como ha dicho las cosas.
Que pena que sea una snob.
Bueno en las elecciones puedes votar a Carmen Calvo o a Irene Montero que son más cercanas
Noriko escribió:Ojo que ahora somos violadores por tener sexo con una mujer, pero tambien somos violadores por no tener sexo con una mujer
Resulta que ahora el feminismo se saca de la manga la "violacion inversa" que consiste en que si un craco o una loca del coño quiere tener sexo con nosotros y nos negamos pues eso...estamos incurriendo en una "violacion inversa"
Así que nada, hagamos lo que hagamos somos unos violadores
dark_hunter escribió:Noriko escribió:Ojo que ahora somos violadores por tener sexo con una mujer, pero tambien somos violadores por no tener sexo con una mujer
Resulta que ahora el feminismo se saca de la manga la "violacion inversa" que consiste en que si un craco o una loca del coño quiere tener sexo con nosotros y nos negamos pues eso...estamos incurriendo en una "violacion inversa"
Así que nada, hagamos lo que hagamos somos unos violadores
Eso si mal no recuerdo viene de una cuenta fake.
Sobre la totalitarización del gueto:
Del día en que me quise solidarizar y me hicieron prisionero de guerra.
Ayer, primero de junio, fuimos convocados un numeroso grupo de activistas en la okupa compostelana O Aturuxo das Marías. Se trataba de una "alerta feminista", nos dijeron, era muy importante que fuéramos los hombres de los movimientos contestatarios gallegos, pues las compañeras tenían algo grave que decirnos. Sabíamos que se habían producido algunas agresiones dentro del entorno e intuíamos que aquello sería una llamada de atención colectiva al respecto.
Allí aparecimos más de medio centenar de hombres relacionados de un modo u otro con el entorno activista. Muchos queríamos saber lo que había pasado y nos sentíamos comprometidos a tratar el tema y ofrecer algún tipo de respuesta. Otra gente que estaba convocada no pudo o quiso acudir. Tras una larga espera en la puerta de la okupa abrieron el paso y nos hicieron subir al piso de arriba. Allí, atónitos, nos encontramos con las ventanas y paredes empapeladas con nuestras fotos y nombres; al menos habría un centenar.
De repente irrumpieron las chicas, superaban ampliamente la treintena, venían muy serias y enfadadas. Repartieron rotuladores y nos dijeron que marcáramos un "sí" sobre nuestras fotos los que se reconocieran a sí mismos como agresores. También nos conminaron a denunciar a los demás. Poco a poco la gente comenzó a señalarse a sí misma, en medio de un clima cada vez más enrarecido por la presión grupal. Algunos señalaban también a otros; hubo quién marcó absolutamente todas las fotos, los conociera o no. Fuimos muy pocos los que nos negamos a participar de este proceso autoinculpatorio, el ambiente de condicionamiento colectivo era muy fuerte y opresivo.
Una vez terminado el rosario de denuncias y “confesiones” empezaron a marcar ellas a los que consideraban agresores. Caímos casi todos. No dieron explicaciones y a gritos nos dijeron que no teníamos permitido hablar. Algunos aún seguimos devanándonos los sesos tratando de saber el motivo por el que fuimos señalados. La tensión aumentó. Nos increparon, nos amenazaron, nos gritaron. Nos dijeron que todos éramos violadores, que ninguno era inocente y que, como hombres, encubríamos las agresiones de los demás (y yo que siempre pensé que eso lo hacíamos todxs, independientemente del sexo).
Pública y expresamente nos declararon la guerra, así nos lo dijeron, y manifestaron que querían romper las relaciones con nosotros (los hombres de su entorno). Nos dijeron que ninguno se salvaba, que éramos armas de destrucción masiva, que tendríamos que cortarnos las pollas y meternos cactus por el culo. Leyeron varios manifiestos absolutamente delirantes en un clima de hostilidad creciente. Nosotros, sumisos, agachábamos la cabeza.
Fue entonces cuando comenzaron las agresiones. Primero de forma más localizada, contra gente concreta. Insultos, gritos, bofetadas, escupitajos. Ninguno hicimos ni dijimos nada. Luego vinieron las patadas y los puñetazos. Entiendo que aún se centraban en venganzas concretas por hechos especialmente graves, pero pronto las agresiones se volvieron gratuitas y arbitrarias: una chica le dijo a alguien mientras lo abofeteaba que no sabía quién era pero que no le gustaba su mirada. Ninguno hacíamos nada mientras arreciaba la violencia. El que más hostias llevó fue uno que había pintado un interrogante sobre su foto, parodiando el proceso autoinculpatorio; recibió una auténtica paliza mientras un cordón de mujeres, en actitud chulesca, defendían la agresión. Nunca en mi vida había visto un abuso semejante salvo, quizá, en los lúgubres sótanos de alguna comisaría.
Una vez se hubieron despachado a gusto, nos obligaron a marcharnos, pero antes las chicas formaron un pasillo en la puerta. Según íbamos saliendo comenzaron a repartir golpes: collejas, empujones, bofetadas... Gratuitos, por la cara. Incluso a gente que no había sido señalada como agresora y con un comportamiento escrupuloso e intachable. Daba igual, eran hombres. Esa misma mañana los saludaban con sonrisas y ahora les cruzaban la cara a bofetadas.
Salimos como zombis, las bocas abiertas y la mirada perdida. Apenas hablábamos, incrédulos, tratando de digerir lo que acababa de pasar. Nuestras amigas, nuestras compañeras de lucha, para algunos incluso sus novias, de golpe y porrazo nos trataban del mismo modo que lo haría la policía. Nos acababan de humillar, vejar y torturar de la forma cruel y gratuita típica de los antidisturbios. Puede que alguno lo mereciese, pero la mayoría desde luego que no. Habíamos asistido inermes a un linchamiento público.
Y aún por encima la mayoría de nosotros quedamos marcados como agresores. ¡Sin ni siquiera saber por qué! Una condena sumaria de la que no tenemos derecho a conocer las causas. Ni el propio Kafka habría podido idear un sinsentido tan terrorífico.
No pude evitar acordarme de los procesos autoinculpatorios en las purgas estalinistas, con antiguos revolucionarios asumiendo falsas culpas de camino hacia el cadalso. De las asambleas de “autocrítica” maoísta, basadas en la destrucción del ego de quién cuestionara al partido. De los juicios farsa de Sendero Luminoso, en los que los acusados pedían perdón por sus crímenes y desviaciones antes de ser ajusticiados públicamente con sadismo y crueldad.
En una sorprendente pirueta del destino nosotros nos vimos convertidos en las brujas y ellas en los inquisidores. Aquello fue un auténtico auto de fe, asumiendo culpas que no nos pertenecian bajo el opresivo peso de los dogmas. Tragando inmerecidas humillaciones confundidos por absurdos anatemas ideológicos. Castigados colectivamente en una persecución basada en nuestra condición física y nuestra orientación sexual. Lo que, de toda las vida, se denominó como una auténtica caza de brujas.
Es cierto que las agresiones sexuales merecen un castigo, un rechazo colectivo y la elaboración de análisis y protocolos que permitan reconocerlas y atajarlas. Pero cuando permitimos que la indignación por un hecho horrible provoque respuestas abusivas e indiscriminadas contra colectivos enteros por su condición física o sexual, creamos el caldo de cultivo que desemboca inexorablemente en la creación del discurso totalitario.
Nadie puede negar el patriarcado, los privilegios que tenemos los hombres sobre las mujeres, las agresiones sexuales, la desigualdad estructural. Ni siquiera en lo tocante a nuestros micro-ambientes en el gueto. ¿Pero justifica eso la humillación y la violencia a la que hemos sido sometidos por el mero hecho de ser hombres? Es cierto que las mujeres han sufrido en silencio muchas injusticias durante muchos siglos, es cierto que sufren aún ahora y en nuestros propios círculos numerosas opresiones. Pero en mi opinión eso no justifica una venganza humillante y colectiva contra TODOS los hombres a los que consiguieron reunir. Justo los que acuden a una “alerta feminista”, o sea que muchos de ellos, en cierto modo, son de los pocos que en esta sociedad tratan de cuestionarse sus propios privilegios.
Querían dinamitar las relaciones con el entorno: lo han conseguido. De hecho ya no estoy muy seguro de que exista un “entorno”.
Querían que tuviéramos miedo: han triunfado. Pero aquí el miedo no ha cambiado de bando, solo de género. Y dudo mucho que se extienda más allá de los que simpatizábamos de un modo u otro con su discurso. Ahora sabemos que nuestra condición de hombres, independientemente de nuestros actos, puede acarrearnos venganzas ciegas e irracionales.
Y ahora me asalta una duda: más o menos todos sabíamos en nuestros ambientes las pautas por las que guiarse cuando un grupo de hombres humillaba y agredía colectivamente a mujeres solo por su condición. ¿Qué hacer cuando son ellas las que voluntaria y premeditadamente se sitúan en el papel del agresor?
Noriko escribió:dark_hunter escribió:Noriko escribió:Ojo que ahora somos violadores por tener sexo con una mujer, pero tambien somos violadores por no tener sexo con una mujer
Resulta que ahora el feminismo se saca de la manga la "violacion inversa" que consiste en que si un craco o una loca del coño quiere tener sexo con nosotros y nos negamos pues eso...estamos incurriendo en una "violacion inversa"
Así que nada, hagamos lo que hagamos somos unos violadores
Eso si mal no recuerdo viene de una cuenta fake.
Seguro?, la verdad es que suena a cachondeo, pero es que como ultimamente todo suena a cachondeo y es verdad....
Buscaré mas info de esto porque solo se lo escuche a un par de youtubers y lo mismo es fake tal como dices
dark_hunter escribió:Noriko escribió:dark_hunter escribió:Eso si mal no recuerdo viene de una cuenta fake.
Seguro?, la verdad es que suena a cachondeo, pero es que como ultimamente todo suena a cachondeo y es verdad....
Buscaré mas info de esto porque solo se lo escuche a un par de youtubers y lo mismo es fake tal como dices
Estoy seguro casi al 100%, de fotografía salía una chica gorda pintada a lo Femen.
En revistas científicas de estudios de género se han dicho cosas incluso más gordas, pero eso en concreto es fake.
También hemos denunciado la confusión interesada entre la defensa de las garantías penales y procesales con la complicidad con los autores de hechos criminales.
la respuesta feminista no debería incurrir en el error de defender la idea de que la forma de baremar el grado de compromiso con la defensa de la libertad sexual de las mujeres pasa necesariamente por la criminalización de más conductas, la elevación de las penas asociadas a esas conductas y el aumento de las tasas de condenas por dichos delitos. En múltiples ámbitos, las mujeres progresistas hemos denunciado la instrumentalización, el abuso del derecho penal o las reformas legislativas puramente simbólicas como vías de desresponsabilización política.
El actual Código Penal sanciona con penas altas los ataques a la libertad sexual. Su esquema básico parte de considerar que constituye un ataque a la libertad sexual el actuar sin el consentimiento de la víctima e incluso, en algunos casos, con el consentimiento obtenido bajo determinadas circunstancias. El Código Penal ya considera que la ausencia de consentimiento vuelve delictiva la conducta. Según la regulación ya vigente, sólo el "sí es sí".
En el actual esquema de delitos contra la libertad sexual se sancionan con más gravedad las conductas dependiendo de si concurre o no violencia o intimidación. No es que sea necesaria la existencia de violencia o intimidación, sino que en el caso de que concurran, la conducta se castiga más.
El (mal) trago de pasar por un proceso penal es consecuencia de la necesidad de probar los hechos por los que se pretende la condena. Ello es así, y debe serlo, cualquiera que sea la redacción de los tipos penales en un sistema constitucional basado en la presunción de inocencia y en el derecho de defensa.
cuando todo el peso de la prueba recae sobre el testimonio de aquélla [la mujer], el único mecanismo que le queda a la defensa para negar la acusación es atacar el testimonio. Un sistema procesal que base en exclusiva la prueba de los hechos en el testimonio de la mujer es un sistema procesal que carece de perspectiva de género, porque ejerce una excesiva presión sobre la víctima.
Se ha reclamado que se proceda a equiparar los ataques a la libertad sexual con independencia de si se ha producido violencia o intimidación. Ello iría acompañado del incremento de los márgenes de pena disponibles, pues si todas las conductas son igualmente graves, las anteriormente consideradas menos graves (sin violencia o intimidación) tendrían idéntica pena. No compartimos que esa diferencia deba ser abandonada, pues objetivamente, o como mínimo, según el criterio aplicado a lo largo de todo el Código penal, son más graves los ataques en que el autor emplea medios violentos o intimidatorios.
La terminología actualmente empleada por el legislador define un tipo de ataque como agresión y otro como abuso, además de reservar el término violación para supuestos de penetración con violencia o intimidación. Se ha afirmado que ello parece relativizar la importancia de los supuestos definidos como abuso. Sin embargo, creemos que lo relevante deben ser las concretas conductas sancionadas y no tanto el nombre que a efectos de clasificación sea otorgado.
También tenemos experiencia en el uso de nuestra defensa para legitimar políticas regresivas contra la libertad. Como mujeres progresistas que creemos que la defensa de los derechos de mujeres es compatible con las garantías penales y procesales que merece cualquier imputado, nos preocupa especialmente que la reforma de una regulación sustancialmente adecuada, como la vigente, que sólo merecería una modificación de aspectos puntuales, pueda instrumentalizarse para debilitar el sistema de garantías penales y procesales.
mr.siniestro escribió:Setecientos veinte pavos.... igualdad y tal.
Plage escribió:mr.siniestro escribió:Setecientos veinte pavos.... igualdad y tal.
702€ para ella y para el pedía dos años de prisión, orden de alejamiento de 5 años y 7000€, justicia patriarcal lo llaman
CannonlakeEvo escribió:https://www.elmundo.es/baleares/2019/07/02/5d1b05affdddff52948b45e8.html
Vaya putada, ya es mala suerte! DEP.
Primer crimen pétreo machista.
Al hombre como era hombre que le zurzan, ¿No?
Cómo vea a alguna misándrica soltar algo así, es para, como decía su gerifalte, azotarla hasta sangrar.
Noriko escribió:dark_hunter escribió:Noriko escribió:Ojo que ahora somos violadores por tener sexo con una mujer, pero tambien somos violadores por no tener sexo con una mujer
Resulta que ahora el feminismo se saca de la manga la "violacion inversa" que consiste en que si un craco o una loca del coño quiere tener sexo con nosotros y nos negamos pues eso...estamos incurriendo en una "violacion inversa"
Así que nada, hagamos lo que hagamos somos unos violadores
Eso si mal no recuerdo viene de una cuenta fake.
Seguro?, la verdad es que suena a cachondeo, pero es que como ultimamente todo suena a cachondeo y es verdad....
Buscaré mas info de esto porque solo se lo escuche a un par de youtubers y lo mismo es fake tal como dices
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Por cierto aprovecho para poner esta noticia que creo que no se ha hablado de esto y es bastante fuerte:
https://latribunadeespana.com/espana/fe ... er-hombres
Feministas gallegas "apalean" a compañeros por ser hombres. Ni ser activistas de extrema izquierda les libró del aquelarre feministaSobre la totalitarización del gueto:
Del día en que me quise solidarizar y me hicieron prisionero de guerra.
Ayer, primero de junio, fuimos convocados un numeroso grupo de activistas en la okupa compostelana O Aturuxo das Marías. Se trataba de una "alerta feminista", nos dijeron, era muy importante que fuéramos los hombres de los movimientos contestatarios gallegos, pues las compañeras tenían algo grave que decirnos. Sabíamos que se habían producido algunas agresiones dentro del entorno e intuíamos que aquello sería una llamada de atención colectiva al respecto.
Allí aparecimos más de medio centenar de hombres relacionados de un modo u otro con el entorno activista. Muchos queríamos saber lo que había pasado y nos sentíamos comprometidos a tratar el tema y ofrecer algún tipo de respuesta. Otra gente que estaba convocada no pudo o quiso acudir. Tras una larga espera en la puerta de la okupa abrieron el paso y nos hicieron subir al piso de arriba. Allí, atónitos, nos encontramos con las ventanas y paredes empapeladas con nuestras fotos y nombres; al menos habría un centenar.
De repente irrumpieron las chicas, superaban ampliamente la treintena, venían muy serias y enfadadas. Repartieron rotuladores y nos dijeron que marcáramos un "sí" sobre nuestras fotos los que se reconocieran a sí mismos como agresores. También nos conminaron a denunciar a los demás. Poco a poco la gente comenzó a señalarse a sí misma, en medio de un clima cada vez más enrarecido por la presión grupal. Algunos señalaban también a otros; hubo quién marcó absolutamente todas las fotos, los conociera o no. Fuimos muy pocos los que nos negamos a participar de este proceso autoinculpatorio, el ambiente de condicionamiento colectivo era muy fuerte y opresivo.
Una vez terminado el rosario de denuncias y “confesiones” empezaron a marcar ellas a los que consideraban agresores. Caímos casi todos. No dieron explicaciones y a gritos nos dijeron que no teníamos permitido hablar. Algunos aún seguimos devanándonos los sesos tratando de saber el motivo por el que fuimos señalados. La tensión aumentó. Nos increparon, nos amenazaron, nos gritaron. Nos dijeron que todos éramos violadores, que ninguno era inocente y que, como hombres, encubríamos las agresiones de los demás (y yo que siempre pensé que eso lo hacíamos todxs, independientemente del sexo).
Pública y expresamente nos declararon la guerra, así nos lo dijeron, y manifestaron que querían romper las relaciones con nosotros (los hombres de su entorno). Nos dijeron que ninguno se salvaba, que éramos armas de destrucción masiva, que tendríamos que cortarnos las pollas y meternos cactus por el culo. Leyeron varios manifiestos absolutamente delirantes en un clima de hostilidad creciente. Nosotros, sumisos, agachábamos la cabeza.
Fue entonces cuando comenzaron las agresiones. Primero de forma más localizada, contra gente concreta. Insultos, gritos, bofetadas, escupitajos. Ninguno hicimos ni dijimos nada. Luego vinieron las patadas y los puñetazos. Entiendo que aún se centraban en venganzas concretas por hechos especialmente graves, pero pronto las agresiones se volvieron gratuitas y arbitrarias: una chica le dijo a alguien mientras lo abofeteaba que no sabía quién era pero que no le gustaba su mirada. Ninguno hacíamos nada mientras arreciaba la violencia. El que más hostias llevó fue uno que había pintado un interrogante sobre su foto, parodiando el proceso autoinculpatorio; recibió una auténtica paliza mientras un cordón de mujeres, en actitud chulesca, defendían la agresión. Nunca en mi vida había visto un abuso semejante salvo, quizá, en los lúgubres sótanos de alguna comisaría.
Una vez se hubieron despachado a gusto, nos obligaron a marcharnos, pero antes las chicas formaron un pasillo en la puerta. Según íbamos saliendo comenzaron a repartir golpes: collejas, empujones, bofetadas... Gratuitos, por la cara. Incluso a gente que no había sido señalada como agresora y con un comportamiento escrupuloso e intachable. Daba igual, eran hombres. Esa misma mañana los saludaban con sonrisas y ahora les cruzaban la cara a bofetadas.
Salimos como zombis, las bocas abiertas y la mirada perdida. Apenas hablábamos, incrédulos, tratando de digerir lo que acababa de pasar. Nuestras amigas, nuestras compañeras de lucha, para algunos incluso sus novias, de golpe y porrazo nos trataban del mismo modo que lo haría la policía. Nos acababan de humillar, vejar y torturar de la forma cruel y gratuita típica de los antidisturbios. Puede que alguno lo mereciese, pero la mayoría desde luego que no. Habíamos asistido inermes a un linchamiento público.
Y aún por encima la mayoría de nosotros quedamos marcados como agresores. ¡Sin ni siquiera saber por qué! Una condena sumaria de la que no tenemos derecho a conocer las causas. Ni el propio Kafka habría podido idear un sinsentido tan terrorífico.
No pude evitar acordarme de los procesos autoinculpatorios en las purgas estalinistas, con antiguos revolucionarios asumiendo falsas culpas de camino hacia el cadalso. De las asambleas de “autocrítica” maoísta, basadas en la destrucción del ego de quién cuestionara al partido. De los juicios farsa de Sendero Luminoso, en los que los acusados pedían perdón por sus crímenes y desviaciones antes de ser ajusticiados públicamente con sadismo y crueldad.
En una sorprendente pirueta del destino nosotros nos vimos convertidos en las brujas y ellas en los inquisidores. Aquello fue un auténtico auto de fe, asumiendo culpas que no nos pertenecian bajo el opresivo peso de los dogmas. Tragando inmerecidas humillaciones confundidos por absurdos anatemas ideológicos. Castigados colectivamente en una persecución basada en nuestra condición física y nuestra orientación sexual. Lo que, de toda las vida, se denominó como una auténtica caza de brujas.
Es cierto que las agresiones sexuales merecen un castigo, un rechazo colectivo y la elaboración de análisis y protocolos que permitan reconocerlas y atajarlas. Pero cuando permitimos que la indignación por un hecho horrible provoque respuestas abusivas e indiscriminadas contra colectivos enteros por su condición física o sexual, creamos el caldo de cultivo que desemboca inexorablemente en la creación del discurso totalitario.
Nadie puede negar el patriarcado, los privilegios que tenemos los hombres sobre las mujeres, las agresiones sexuales, la desigualdad estructural. Ni siquiera en lo tocante a nuestros micro-ambientes en el gueto. ¿Pero justifica eso la humillación y la violencia a la que hemos sido sometidos por el mero hecho de ser hombres? Es cierto que las mujeres han sufrido en silencio muchas injusticias durante muchos siglos, es cierto que sufren aún ahora y en nuestros propios círculos numerosas opresiones. Pero en mi opinión eso no justifica una venganza humillante y colectiva contra TODOS los hombres a los que consiguieron reunir. Justo los que acuden a una “alerta feminista”, o sea que muchos de ellos, en cierto modo, son de los pocos que en esta sociedad tratan de cuestionarse sus propios privilegios.
Querían dinamitar las relaciones con el entorno: lo han conseguido. De hecho ya no estoy muy seguro de que exista un “entorno”.
Querían que tuviéramos miedo: han triunfado. Pero aquí el miedo no ha cambiado de bando, solo de género. Y dudo mucho que se extienda más allá de los que simpatizábamos de un modo u otro con su discurso. Ahora sabemos que nuestra condición de hombres, independientemente de nuestros actos, puede acarrearnos venganzas ciegas e irracionales.
Y ahora me asalta una duda: más o menos todos sabíamos en nuestros ambientes las pautas por las que guiarse cuando un grupo de hombres humillaba y agredía colectivamente a mujeres solo por su condición. ¿Qué hacer cuando son ellas las que voluntaria y premeditadamente se sitúan en el papel del agresor?
AkrosRockBell escribió:Como te odio por dejarme pos mato a tu novia nueva y ya si puedo luego te intento echar la culpa
https://elpais.com/politica/2019/07/02/ ... 55125.html
Menos mal que la cagó y la novia nueva del hombre sobrevivió, de lo contrario le jode la vida.
CannonlakeEvo escribió:https://www.elmundo.es/cataluna/2019/07/02/5d1b7d02fdddffe65d8b4666.html
¿Dónde estáis, femisándricas?
¿Por qué no estáis llamando a Sánchez y floodeando Twitter pidiendo una pira de penes amputados?
¿Os dá corte que os digan rasistas porque son extranjeros?
¿O acaso son violadores de tercera?
¿O son sus costumbres y hay que respetar?
Y por esto no lloráis, ni dais por saco, ni os manifestais....
CannonlakeEvo escribió:https://www.elmundo.es/baleares/2019/07/02/5d1b05affdddff52948b45e8.html
Vaya putada, ya es mala suerte! DEP.
Primer crimen pétreo machista.
Al hombre como era hombre que le zurzan, ¿No?
Cómo vea a alguna misándrica soltar algo así, es para, como decía su gerifalte, azotarla hasta sangrar.
Plage escribió:@vicodina Había una en twitter que ha dicho que no había manifestación porque hay que avisar con 10 días de antelación jajajajaja las buenas excusas
Plage escribió:@vicodina Había una en twitter que ha dicho que no había manifestación porque hay que avisar con 10 días de antelación jajajajaja las buenas excusas
kornshell escribió:Plage escribió:@vicodina Había una en twitter que ha dicho que no había manifestación porque hay que avisar con 10 días de antelación jajajajaja las buenas excusas
Y para cuándo dicen que han avisado para organizarla?
elmorgul escribió:todavía sigue este hilo en EOL-FOROCOCHES protagonizado por los mismos lloricas de siempre?
vaya plan....
Lord_Link escribió:elmorgul escribió:todavía sigue este hilo en EOL-FOROCOCHES protagonizado por los mismos lloricas de siempre?
vaya plan....
Deberias decir personas lloricas, llamarles lloricas los deshumaniza y estigmatiza
kornshell escribió:Lord_Link escribió:elmorgul escribió:todavía sigue este hilo en EOL-FOROCOCHES protagonizado por los mismos lloricas de siempre?
vaya plan....
Deberias decir personas lloricas, llamarles lloricas los deshumaniza y estigmatiza
Persones, seamos policorrectos.
elmorgul escribió:todavía sigue este hilo en EOL-FOROCOCHES protagonizado por los mismos lloricas de siempre?
vaya plan....
Por ejemplo, una búsqueda sobre "La Manada" a finales de 2018 ofrecía desde los primeros resultados una mayoría de vídeos de carácter machista y muy ofensivos hacia la víctima de la violación y el colectivo feminista. Además, deslizaban todo tipo de interpretaciones basadas en conspiraciones
dark_hunter escribió:elmorgul escribió:todavía sigue este hilo en EOL-FOROCOCHES protagonizado por los mismos lloricas de siempre?
vaya plan....
¿Algún argumento o solo vienes a llorar?