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Lalilulelu escribió:Alguien es capaz de rebatirme que decir que las putas son mejores porque te gastas menos dinero y porque dan menos dolor de cabeza que las mujeres es un comentario misogino?
La pesadilla del ex asesor de Zapatero: su mujer le quitó a sus hijos por la Ley de Violencia de Género
"Por culpa de la ley que aprobó mi Gobierno, mi mujer se llevó ilegalmente a mis hijos y nada lo impidió", dice Sergio. Estuvo 7 años en Moncloa
«Dos años sin ver a tus hijos te vacían. No sabes muy bien quién eres. Que te corten de pronto ese vínculo cuando ellos tienen siete, ocho, nueve años, y que lo hagan de forma tan injusta, te mata».
«Lloras, no lo puedes controlar. Intentan que dejes de ser padre. ¿Cómo voy a dejar de ser padre, si adoro a mis hijos, si lo doy todo por ellos?».
«Además, si lo hacen acusándote injustamente de violencia de género, convirtiéndote automáticamente en un presunto maltratador, es una absoluta pesadilla».
«Por mucho que el juez lo archive todo, por mucho que no haya ni una sola prueba, como en mi caso, el estigma se te queda tatuado. Siempre vas a ser el tipo que fue denunciado por violencia de género. Conoces a alguien, te enamoras y eres correspondido, pero cuando le cuentas eso te empieza a mirar raro: tienes que demostrar tu inocencia, algo que además es imposible. Yo, cuando tengo que hacer cualquier trámite judicial, siempre llevó encima los archivos de aquellas denuncias, por si acaso».
«Mueren mujeres constantemente a manos de sus parejas, ¿cómo no va a ser uno un convencido contra la violencia de género? En mi caso, mucho más: yo formé parte del Gobierno de Zapatero, trabajé en Moncloa siete años. Siempre he sido un defensor, un militante, de pelear contra la violencia de género».
«Pero por culpa de esa ley que aprobó el Gobierno al que yo pertenecí, y al que siempre defenderé, mi ex mujer se llevó ilegalmente a mis hijos durante dos años a Mallorca y nada lo impidió. Ni siquiera el juez, que le advirtió de que no podía llevárselos, porque estaban radicados en Madrid».
Es el testimonio de Sergio Puerto, economista de 43 años. Haciendo caso omiso al juez de Familia, en 2019, cuatro años después del divorcio de ambos, su ex mujer se llevó a sus hijos, que entonces tenían 11 y siete años, a vivir a Sóller, Mallorca. Puerto estuvo dos años sin apenas contacto con ellos, y uno sin verles. «Ella me bloqueaba el acceso. Yo llamaba y me decía que no estaban, o que no se querían poner».
Su ex mujer le interpuso dos denuncias por violencia de género, además de otra por lesiones de su madre, la ex suegra de Puerto. Dichas denuncias fueron desestimadas por falta de pruebas pero, gracias a ellas, hasta su archivo, el procedimiento de Familia de Tres Cantos (Madrid) se detuvo y el juez, que en primera instancia había prohibido a la mujer llevarse a sus hijos a una isla, a 670 kilómetros, acabó validándolo para evitar más problemas a los menores.
«Es decir», sostiene Puerto, «la Justicia acabó permitiéndole hacer lo que le diera la gana con mis hijos gracias a tres denuncias que quedaron en nada. Sólo invocando una presunta violencia de género que era falsa, como al final se demostró, el procedimiento de Familia se paró y el juez no hizo nada por proteger ni mis derechos, ni los de los niños: sólo se protegieron los de ella».
Su ex mujer sostiene a través de su abogada que Puerto es una persona violenta, que se desentendió de los niños tras el divorcio, que se los dejaba constantemente a ella y que se fue a vivir lejos, a Alcorcón, a 30 minutos en coche de Tres Cantos, donde ambos habían compartido convivencia, en la casa que finalmente se quedó ella tras la separación.
«Es falso, nunca me he desentendido de los niños; de hecho, eso es lo que ellas, mi ex mujer y su madre, buscaban: que desistiera, que me olvidara, que admitiera que porque ella los dio a luz son suyos. Pero no, yo soy su padre, y quiero serlo, quiero verles crecer, protegerles y ayudarles».
Tras archivarse las tres denuncias contra él, los jueces han constatado lo contrario a lo alegado por la madre para darle a Puerto la custodia en marzo pasado, y la Fiscalía ha abierto incluso diligencias contra ella por incumplir las resoluciones judiciales. Los niños deben volver con su padre a Madrid en septiembre.
«O sea, primero se validó un desarraigo ilegal, y ahora se da marcha atrás y se obliga a otro desarraigo», explica Puerto. «Yo, desde luego, estoy muy feliz de volver a ver a mis hijos: ya he buscado un colegio, tengo listas sus habitaciones, me hace una ilusión que no puedo poner con palabras... Pero me parece tremendo que me los hayan arrancado ilegalmente y con la impunidad más absoluta. Que los poderes públicos no hayan hecho absolutamente nada».
Puerto se enfrenta ahora a un último y aún más complicado trago para recuperar a sus hijos: vencer la propia resistencia de los dos menores, que se niegan a volver con él a Madrid después de dos años en Mallorca, en manos de la madre, habiendo construido un entorno nuevo y positivo según el colegio que les ha acogido. Tras manifestaciones del mayor, de 13 años, el centro ha iniciado un protocolo de maltrato infantil y su madre ha presentado ante la Audiencia de Palma documentos que buscan acusar a Puerto de vejar a sus hijos en sus primeras visitas tras lograr la custodia.
La acción, que para Puerto es «el último intento de ella» para seguir apartándole de sus hijos, se apoya en varios documentos a los que Crónica ha tenido acceso. Por un lado hay varias grabaciones realizadas por los menores a Puerto en dichos encuentros, donde lo más agresivo que sucede es que el padre llama a su hijo mayor «tonto», en un tono más jocoso que otra cosa, por haber perdido las gafas. En realidad, lo que evidencian esos audios son más bien los intentos denodados de Puerto por conectar con sus hijos, y por que le den la oportunidad de vivir con ellos, y cómo los menores se cierran en banda. Han decidido que se quieren quedar en Mallorca.
Además, hay dos documentos médicos: un parte de lesiones en el que se manifiesta que la niña sufrió una contusión leve en un dedo estando con el padre, y un informe de Atención Primaria de Sóller en el que, en 14 imprecisas líneas, se consigna que los niños sienten ansiedad ante la perspectiva de irse a Madrid con su padre. La vista ante la Audiencia de Palma es el próximo miércoles 21, y en ella los magistrados escucharán a los menores, el mayor de los cuales ya manifestó anteriormente su deseo de quedarse en Sóller.
«No les culpo obviamente de querer quedarse allí», dice Puerto. «Son niños, no entienden la dimensión de las cosas y quieren resolver de un plumazo su dilema de lealtades. Han estado todo este tiempo con su madre, la quieren, como es lógico, y no quieren más cambios ni problemas. Pero ellos no tienen perspectiva para ver que necesitan un padre, que fui apartado de ellos injustamente, que les quiero, que lo doy y lo daré todo por ellos, que les voy a querer siempre y que debo luchar para seguir siendo su padre».
Puerto no lo dice, pero su abogada, Teresa Marcos, da por supuesto que la madre ha condicionado a los menores para declarar contra él: «Y me da lo mismo que a eso se le llame síndrome de alienación parental [una estrategia de separación de un progenitor por parte del otro que ha sido rechazada como trastorno mental por la OMS] o el malmeter de toda la vida: predisponer a los menores contra uno de sus progenitores se ha hecho toda la vida y en todas las culturas, el que diga que no es verdad es que no ha sido padre. En este caso, además, se presentan unas pruebas completamente inconsistentes para seguir apartando a mi cliente de sus hijos».
Así, el miércoles 21 la Audiencia de Palma de Mallorca podrá escuchar a los niños, que ahora cuentan 13 y nueve años, y revisará las pruebas que, según la madre, indicarían que Puerto es una persona violenta e incontrolada, que ha maltratado a las primeras de cambio a los mismos niños a los que ha luchado por ver durante dos años, pagando religiosamente la pensión de alimentos, cumpliendo -aunque la abogada de ella sostiene exactamente lo contrario- con todas sus obligaciones pese a los «incumplimientos» de la madre. «Porque sabía que cualquier incumplimiento mío justificaría todos los suyos», dice Puerto.
«Es el último intento», explica su abogada, «de instrumentalizar los procedimientos para apartar a Sergio de sus hijos, ahora ya con el éxito de haber logrado convencerles a ellos de que están mejor sin su padre, e incluso de invocar que les hace daño. Esperamos que los jueces vean claramente que de nuevo las pruebas de estos presuntos maltratos son inconsistentes. Por lo pronto, la madre de nuevo ha impedido a Sergio ver a los niños: desde hace un mes ya no tiene de nuevo acceso a ellos, amparándose en estos malos tratos inventados».
Puerto y su ex pareja se conocen, ambos veinteañeros, en 2001, y se casan en 2007. «Desde muy pronto comienza a jugar un papel negativo su madre, que se ha divorciado dos veces», sostiene él. Su hijo nace en 2008, la niña llega en 2012.
Con carnet del PSOE, Puerto trabaja de 2004 a 2011 en la Oficina Económica de Moncloa -en el edificio de Semillas-, para su ex profesor en la Universidad Carlos III Miguel Sebastián, y comparte el ideario y la acción de esos gobiernos de Zapatero.
«En 2012 me quedo en paro y me tiro 15 meses buscando trabajo. Aun así, vivimos de mi paro, porque ella, que nunca hasta ahora ha trabajado, sigue haciendo su doctorado en Geología mientras yo lo sostengo todo económicamente. Y lo hago con gusto, ojo, para que ella estudie», asegura.
Sergio Puerto espera poder ver a sus hijos en septiembre pero su ex mujer ha conseguido paralizar de nuevo el reencuentro.
En 2013 Puerto logra un puesto como asesor económico en la embajada de los Países Bajos en Madrid, pero su relación decae: «Ella me dice que pasamos a ser compañeros de piso, corta toda intimidad conmigo. Le digo que vayamos a un psicólogo de pareja, pero se niega. A mediados de 2015 le digo que debemos separarnos. No quería que mis hijos entendieran que una relación así, rota, era lo normal».
Puerto cede la custodia de los niños -sostiene que por falta de capacidad económica para otra casa: se ha ido a vivir con sus padres- a cambio de un régimen normal de visitas -todos los miércoles y un fin de semana de cada dos-. Pero por semana, para facilitarles ir al colegio al día siguiente, suele llevarlos a dormir a casa de su madre, que se ha quedado el piso común de Tres Cantos, cuya hipoteca -«como todo», dice- sigue pagando él. No llegan a un acuerdo económico y ella sigue invocando que él ha cercenado su carrera profesional, por lo que el juez le obliga a pagar 500 euros para la manutención de cada niño.
«Ahí me quedé muy hundido, en casa de mis padres, en Alcorcón. Lloraba cada día. Lo acepté todo porque pensaba que eso les daría más estabilidad, no me di cuenta de que ella iba a aprovechar eso para apartarme de ellos». Su ex mujer sostiene que se desentendió de los niños.
En 2018, Puerto alquila un piso en el centro de Madrid y le sugiere a su ex pareja la custodia compartida, «que hasta mi hijo me lo mencionó, porque amigos suyos la tenían y estaban contentos. Ella me dijo que ni lo soñara: claro, sus ingresos eran mi pensión para los niños...». En 2019, ella manifiesta a Puerto que tiene pareja, que esta vive en Sóller y que va a llevarse allí a los niños, dado que ha conseguido trabajo. «Le digo que no lo puede hacer, que los niños están radicados aquí y que ningún juez permitirá eso. Me dice que si no lo permito, los niños van a sufrir, y que ella lo sabe porque es hija de divorciados [versión que niega ella]. Mi abogada presenta al juez una demanda para una custodia compartida. Ella se lleva a los niños a Mallorca de vacaciones y ya sólo vuelve para las visitas, que respeta durante muy poco tiempo».
«Durante meses temo que ella me siga denunciando por malos tratos, inventándose lo que sea, y que un día, siendo como es la ley de violencia de género, aparezcan en la embajada unos policías para detenerme. Por ese motivo, comento en mi trabajo lo que está pasando, igual que ahora he tenido que comentar que iba a hacer este reportaje y que iba a dar el paso de salir a la luz. Aunque los niños están escolarizados en Madrid, increíblemente un colegio de Sóller se aviene a matricularlos, incluso comunicándole mi abogada que un juez dice que no pueden irse. Con el tiempo, veo cómo los niños se van desvinculando de mí. Su madre se victimiza ante ellos, y todos los niños siempre van a proteger al progenitor que creen débil». Su ex lo niega por boca de su letrada.
El juez de Colmenar Viejo, el de Familia, primero prohíbe a la madre llevarse a los niños de Madrid, donde están radicados, pero después «no hace nada por evitarlo», cuenta la abogada de Puerto, «incluso lo valida porque dice que los niños ya han sido desarraigados de hecho, así que mejor dejarlo. Es increíble».
Dos años después la Justicia dará la razón a Puerto y obligará al regreso de sus hijos, pero él tiene una teoría sobre por qué el magistrado de Colmenar no quiso mojarse en su causa: pocos meses antes en aquel 2019, ese mismo juez fue noticia en la Cadena SER por darle la custodia de dos niñas a un padre sin escuchar a las menores... Aun haciéndolo incluso con el apoyo de Fiscalía. «Entiendo que no querría más líos».
Puerto aclara que, aunque cree que muchos abogados recomiendan a sus clientes denunciar violencia de género para quedarse a sus hijos, su reivindicación «no va contra las mujeres en absoluto, eso es lo mismo que decir que hay que creer a las mujeres cuando denuncian cosas por el hecho de serlo: no, el género no puede decir que una persona es buena o mala, eso es la misma discriminación que se denuncia, puro racismo. Además: ¿y el daño que causan estas denuncias falsas a quienes de verdad sufren violencia de género?».
«Durante este tiempo he escuchado a mucha gente decir: "Bueno, tú no puedes ver a tus hijos, pero ellos están con su madre, estarán bien". ¿Y yo, que soy su padre? ¿No tienen los niños derecho a disfrutar de mí, y viceversa? ¿No queremos igualdad entre hombres y mujeres? ¿Es que las madres son más importantes que los padres? ¿No queremos igualdad real?».
Valmont escribió:Bueno, ahora que el masunista ya no está, vamos con los temas interesantes.
Uno que era asesor de Zapatero, víctima de su propia ley. ¿Karma?
Es para suscriptores de El Mundo, pero os hago copypaste. Leedlo porque no tiene desperdicio:La pesadilla del ex asesor de Zapatero: su mujer le quitó a sus hijos por la Ley de Violencia de Género
"Por culpa de la ley que aprobó mi Gobierno, mi mujer se llevó ilegalmente a mis hijos y nada lo impidió", dice Sergio. Estuvo 7 años en Moncloa
«Dos años sin ver a tus hijos te vacían. No sabes muy bien quién eres. Que te corten de pronto ese vínculo cuando ellos tienen siete, ocho, nueve años, y que lo hagan de forma tan injusta, te mata».
«Lloras, no lo puedes controlar. Intentan que dejes de ser padre. ¿Cómo voy a dejar de ser padre, si adoro a mis hijos, si lo doy todo por ellos?».
«Además, si lo hacen acusándote injustamente de violencia de género, convirtiéndote automáticamente en un presunto maltratador, es una absoluta pesadilla».
«Por mucho que el juez lo archive todo, por mucho que no haya ni una sola prueba, como en mi caso, el estigma se te queda tatuado. Siempre vas a ser el tipo que fue denunciado por violencia de género. Conoces a alguien, te enamoras y eres correspondido, pero cuando le cuentas eso te empieza a mirar raro: tienes que demostrar tu inocencia, algo que además es imposible. Yo, cuando tengo que hacer cualquier trámite judicial, siempre llevó encima los archivos de aquellas denuncias, por si acaso».
«Mueren mujeres constantemente a manos de sus parejas, ¿cómo no va a ser uno un convencido contra la violencia de género? En mi caso, mucho más: yo formé parte del Gobierno de Zapatero, trabajé en Moncloa siete años. Siempre he sido un defensor, un militante, de pelear contra la violencia de género».
«Pero por culpa de esa ley que aprobó el Gobierno al que yo pertenecí, y al que siempre defenderé, mi ex mujer se llevó ilegalmente a mis hijos durante dos años a Mallorca y nada lo impidió. Ni siquiera el juez, que le advirtió de que no podía llevárselos, porque estaban radicados en Madrid».
Es el testimonio de Sergio Puerto, economista de 43 años. Haciendo caso omiso al juez de Familia, en 2019, cuatro años después del divorcio de ambos, su ex mujer se llevó a sus hijos, que entonces tenían 11 y siete años, a vivir a Sóller, Mallorca. Puerto estuvo dos años sin apenas contacto con ellos, y uno sin verles. «Ella me bloqueaba el acceso. Yo llamaba y me decía que no estaban, o que no se querían poner».
Su ex mujer le interpuso dos denuncias por violencia de género, además de otra por lesiones de su madre, la ex suegra de Puerto. Dichas denuncias fueron desestimadas por falta de pruebas pero, gracias a ellas, hasta su archivo, el procedimiento de Familia de Tres Cantos (Madrid) se detuvo y el juez, que en primera instancia había prohibido a la mujer llevarse a sus hijos a una isla, a 670 kilómetros, acabó validándolo para evitar más problemas a los menores.
«Es decir», sostiene Puerto, «la Justicia acabó permitiéndole hacer lo que le diera la gana con mis hijos gracias a tres denuncias que quedaron en nada. Sólo invocando una presunta violencia de género que era falsa, como al final se demostró, el procedimiento de Familia se paró y el juez no hizo nada por proteger ni mis derechos, ni los de los niños: sólo se protegieron los de ella».
Su ex mujer sostiene a través de su abogada que Puerto es una persona violenta, que se desentendió de los niños tras el divorcio, que se los dejaba constantemente a ella y que se fue a vivir lejos, a Alcorcón, a 30 minutos en coche de Tres Cantos, donde ambos habían compartido convivencia, en la casa que finalmente se quedó ella tras la separación.
«Es falso, nunca me he desentendido de los niños; de hecho, eso es lo que ellas, mi ex mujer y su madre, buscaban: que desistiera, que me olvidara, que admitiera que porque ella los dio a luz son suyos. Pero no, yo soy su padre, y quiero serlo, quiero verles crecer, protegerles y ayudarles».
Tras archivarse las tres denuncias contra él, los jueces han constatado lo contrario a lo alegado por la madre para darle a Puerto la custodia en marzo pasado, y la Fiscalía ha abierto incluso diligencias contra ella por incumplir las resoluciones judiciales. Los niños deben volver con su padre a Madrid en septiembre.
«O sea, primero se validó un desarraigo ilegal, y ahora se da marcha atrás y se obliga a otro desarraigo», explica Puerto. «Yo, desde luego, estoy muy feliz de volver a ver a mis hijos: ya he buscado un colegio, tengo listas sus habitaciones, me hace una ilusión que no puedo poner con palabras... Pero me parece tremendo que me los hayan arrancado ilegalmente y con la impunidad más absoluta. Que los poderes públicos no hayan hecho absolutamente nada».
Puerto se enfrenta ahora a un último y aún más complicado trago para recuperar a sus hijos: vencer la propia resistencia de los dos menores, que se niegan a volver con él a Madrid después de dos años en Mallorca, en manos de la madre, habiendo construido un entorno nuevo y positivo según el colegio que les ha acogido. Tras manifestaciones del mayor, de 13 años, el centro ha iniciado un protocolo de maltrato infantil y su madre ha presentado ante la Audiencia de Palma documentos que buscan acusar a Puerto de vejar a sus hijos en sus primeras visitas tras lograr la custodia.
La acción, que para Puerto es «el último intento de ella» para seguir apartándole de sus hijos, se apoya en varios documentos a los que Crónica ha tenido acceso. Por un lado hay varias grabaciones realizadas por los menores a Puerto en dichos encuentros, donde lo más agresivo que sucede es que el padre llama a su hijo mayor «tonto», en un tono más jocoso que otra cosa, por haber perdido las gafas. En realidad, lo que evidencian esos audios son más bien los intentos denodados de Puerto por conectar con sus hijos, y por que le den la oportunidad de vivir con ellos, y cómo los menores se cierran en banda. Han decidido que se quieren quedar en Mallorca.
Además, hay dos documentos médicos: un parte de lesiones en el que se manifiesta que la niña sufrió una contusión leve en un dedo estando con el padre, y un informe de Atención Primaria de Sóller en el que, en 14 imprecisas líneas, se consigna que los niños sienten ansiedad ante la perspectiva de irse a Madrid con su padre. La vista ante la Audiencia de Palma es el próximo miércoles 21, y en ella los magistrados escucharán a los menores, el mayor de los cuales ya manifestó anteriormente su deseo de quedarse en Sóller.
«No les culpo obviamente de querer quedarse allí», dice Puerto. «Son niños, no entienden la dimensión de las cosas y quieren resolver de un plumazo su dilema de lealtades. Han estado todo este tiempo con su madre, la quieren, como es lógico, y no quieren más cambios ni problemas. Pero ellos no tienen perspectiva para ver que necesitan un padre, que fui apartado de ellos injustamente, que les quiero, que lo doy y lo daré todo por ellos, que les voy a querer siempre y que debo luchar para seguir siendo su padre».
Puerto no lo dice, pero su abogada, Teresa Marcos, da por supuesto que la madre ha condicionado a los menores para declarar contra él: «Y me da lo mismo que a eso se le llame síndrome de alienación parental [una estrategia de separación de un progenitor por parte del otro que ha sido rechazada como trastorno mental por la OMS] o el malmeter de toda la vida: predisponer a los menores contra uno de sus progenitores se ha hecho toda la vida y en todas las culturas, el que diga que no es verdad es que no ha sido padre. En este caso, además, se presentan unas pruebas completamente inconsistentes para seguir apartando a mi cliente de sus hijos».
Así, el miércoles 21 la Audiencia de Palma de Mallorca podrá escuchar a los niños, que ahora cuentan 13 y nueve años, y revisará las pruebas que, según la madre, indicarían que Puerto es una persona violenta e incontrolada, que ha maltratado a las primeras de cambio a los mismos niños a los que ha luchado por ver durante dos años, pagando religiosamente la pensión de alimentos, cumpliendo -aunque la abogada de ella sostiene exactamente lo contrario- con todas sus obligaciones pese a los «incumplimientos» de la madre. «Porque sabía que cualquier incumplimiento mío justificaría todos los suyos», dice Puerto.
«Es el último intento», explica su abogada, «de instrumentalizar los procedimientos para apartar a Sergio de sus hijos, ahora ya con el éxito de haber logrado convencerles a ellos de que están mejor sin su padre, e incluso de invocar que les hace daño. Esperamos que los jueces vean claramente que de nuevo las pruebas de estos presuntos maltratos son inconsistentes. Por lo pronto, la madre de nuevo ha impedido a Sergio ver a los niños: desde hace un mes ya no tiene de nuevo acceso a ellos, amparándose en estos malos tratos inventados».
Puerto y su ex pareja se conocen, ambos veinteañeros, en 2001, y se casan en 2007. «Desde muy pronto comienza a jugar un papel negativo su madre, que se ha divorciado dos veces», sostiene él. Su hijo nace en 2008, la niña llega en 2012.
Con carnet del PSOE, Puerto trabaja de 2004 a 2011 en la Oficina Económica de Moncloa -en el edificio de Semillas-, para su ex profesor en la Universidad Carlos III Miguel Sebastián, y comparte el ideario y la acción de esos gobiernos de Zapatero.
«En 2012 me quedo en paro y me tiro 15 meses buscando trabajo. Aun así, vivimos de mi paro, porque ella, que nunca hasta ahora ha trabajado, sigue haciendo su doctorado en Geología mientras yo lo sostengo todo económicamente. Y lo hago con gusto, ojo, para que ella estudie», asegura.
Sergio Puerto espera poder ver a sus hijos en septiembre pero su ex mujer ha conseguido paralizar de nuevo el reencuentro.
En 2013 Puerto logra un puesto como asesor económico en la embajada de los Países Bajos en Madrid, pero su relación decae: «Ella me dice que pasamos a ser compañeros de piso, corta toda intimidad conmigo. Le digo que vayamos a un psicólogo de pareja, pero se niega. A mediados de 2015 le digo que debemos separarnos. No quería que mis hijos entendieran que una relación así, rota, era lo normal».
Puerto cede la custodia de los niños -sostiene que por falta de capacidad económica para otra casa: se ha ido a vivir con sus padres- a cambio de un régimen normal de visitas -todos los miércoles y un fin de semana de cada dos-. Pero por semana, para facilitarles ir al colegio al día siguiente, suele llevarlos a dormir a casa de su madre, que se ha quedado el piso común de Tres Cantos, cuya hipoteca -«como todo», dice- sigue pagando él. No llegan a un acuerdo económico y ella sigue invocando que él ha cercenado su carrera profesional, por lo que el juez le obliga a pagar 500 euros para la manutención de cada niño.
«Ahí me quedé muy hundido, en casa de mis padres, en Alcorcón. Lloraba cada día. Lo acepté todo porque pensaba que eso les daría más estabilidad, no me di cuenta de que ella iba a aprovechar eso para apartarme de ellos». Su ex mujer sostiene que se desentendió de los niños.
En 2018, Puerto alquila un piso en el centro de Madrid y le sugiere a su ex pareja la custodia compartida, «que hasta mi hijo me lo mencionó, porque amigos suyos la tenían y estaban contentos. Ella me dijo que ni lo soñara: claro, sus ingresos eran mi pensión para los niños...». En 2019, ella manifiesta a Puerto que tiene pareja, que esta vive en Sóller y que va a llevarse allí a los niños, dado que ha conseguido trabajo. «Le digo que no lo puede hacer, que los niños están radicados aquí y que ningún juez permitirá eso. Me dice que si no lo permito, los niños van a sufrir, y que ella lo sabe porque es hija de divorciados [versión que niega ella]. Mi abogada presenta al juez una demanda para una custodia compartida. Ella se lleva a los niños a Mallorca de vacaciones y ya sólo vuelve para las visitas, que respeta durante muy poco tiempo».
«Durante meses temo que ella me siga denunciando por malos tratos, inventándose lo que sea, y que un día, siendo como es la ley de violencia de género, aparezcan en la embajada unos policías para detenerme. Por ese motivo, comento en mi trabajo lo que está pasando, igual que ahora he tenido que comentar que iba a hacer este reportaje y que iba a dar el paso de salir a la luz. Aunque los niños están escolarizados en Madrid, increíblemente un colegio de Sóller se aviene a matricularlos, incluso comunicándole mi abogada que un juez dice que no pueden irse. Con el tiempo, veo cómo los niños se van desvinculando de mí. Su madre se victimiza ante ellos, y todos los niños siempre van a proteger al progenitor que creen débil». Su ex lo niega por boca de su letrada.
El juez de Colmenar Viejo, el de Familia, primero prohíbe a la madre llevarse a los niños de Madrid, donde están radicados, pero después «no hace nada por evitarlo», cuenta la abogada de Puerto, «incluso lo valida porque dice que los niños ya han sido desarraigados de hecho, así que mejor dejarlo. Es increíble».
Dos años después la Justicia dará la razón a Puerto y obligará al regreso de sus hijos, pero él tiene una teoría sobre por qué el magistrado de Colmenar no quiso mojarse en su causa: pocos meses antes en aquel 2019, ese mismo juez fue noticia en la Cadena SER por darle la custodia de dos niñas a un padre sin escuchar a las menores... Aun haciéndolo incluso con el apoyo de Fiscalía. «Entiendo que no querría más líos».
Puerto aclara que, aunque cree que muchos abogados recomiendan a sus clientes denunciar violencia de género para quedarse a sus hijos, su reivindicación «no va contra las mujeres en absoluto, eso es lo mismo que decir que hay que creer a las mujeres cuando denuncian cosas por el hecho de serlo: no, el género no puede decir que una persona es buena o mala, eso es la misma discriminación que se denuncia, puro racismo. Además: ¿y el daño que causan estas denuncias falsas a quienes de verdad sufren violencia de género?».
«Durante este tiempo he escuchado a mucha gente decir: "Bueno, tú no puedes ver a tus hijos, pero ellos están con su madre, estarán bien". ¿Y yo, que soy su padre? ¿No tienen los niños derecho a disfrutar de mí, y viceversa? ¿No queremos igualdad entre hombres y mujeres? ¿Es que las madres son más importantes que los padres? ¿No queremos igualdad real?».
La pesadilla del ex asesor de Zapatero: su mujer le quitó a sus hijos por la Ley de Violencia de Género
rockbass escribió:Lalilulelu escribió:Alguien es capaz de rebatirme que decir que las putas son mejores porque te gastas menos dinero y porque dan menos dolor de cabeza que las mujeres es un comentario misogino?
lo que es , es una verdad como un templo , el que folla pagando acaba ahorrando
Therequiem escribió:"En 2012 me quedo en paro y me tiro 15 meses buscando trabajo. Aun así, vivimos de mi paro, porque ella, que nunca hasta ahora ha trabajado, sigue haciendo su doctorado en Geología mientras yo lo sostengo todo económicamente. Y lo hago con gusto, ojo, para que ella estudie»", asegura.
Puerto cede la custodia de los niños -sostiene que por falta de capacidad económica para otra casa: se ha ido a vivir con sus padres- a cambio de un régimen normal de visitas -todos los miércoles y un fin de semana de cada dos-. Pero por semana, para facilitarles ir al colegio al día siguiente, suele llevarlos a dormir a casa de su madre, que se ha quedado el piso común de Tres Cantos, cuya hipoteca -«como todo», dice- sigue pagando él. No llegan a un acuerdo económico y ella sigue invocando que él ha cercenado su carrera profesional, por lo que el juez le obliga a pagar 500 euros para la manutención de cada niño.
«Ahí me quedé muy hundido, en casa de mis padres, en Alcorcón. Lloraba cada día. Lo acepté todo porque pensaba que eso les daría más estabilidad, no me di cuenta de que ella iba a aprovechar eso para apartarme de ellos». Su ex mujer sostiene que se desentendió de los niños.
En 2018, Puerto alquila un piso en el centro de Madrid y le sugiere a su ex pareja la custodia compartida, «que hasta mi hijo me lo mencionó, porque amigos suyos la tenían y estaban contentos. Ella me dijo que ni lo soñara: claro, sus ingresos eran mi pensión para los niños...»
Tremendo.
Delian escribió:El dice que les pasaba 1.000€ de pensión, ella que se desentendía de los niños, ¿Cómo saber quien miente?
IvanQ escribió:Delian escribió:El dice que les pasaba 1.000€ de pensión, ella que se desentendía de los niños, ¿Cómo saber quien miente?
Una cosa no quita la otra, las 2 podrían ser ciertas.
Teuti escribió:Valmont escribió:Bueno, ahora que el masunista ya no está, vamos con los temas interesantes.
Uno que era asesor de Zapatero, víctima de su propia ley. ¿Karma?
Es para suscriptores de El Mundo, pero os hago copypaste. Leedlo porque no tiene desperdicio:La pesadilla del ex asesor de Zapatero: su mujer le quitó a sus hijos por la Ley de Violencia de Género
"Por culpa de la ley que aprobó mi Gobierno, mi mujer se llevó ilegalmente a mis hijos y nada lo impidió", dice Sergio. Estuvo 7 años en Moncloa
«Dos años sin ver a tus hijos te vacían. No sabes muy bien quién eres. Que te corten de pronto ese vínculo cuando ellos tienen siete, ocho, nueve años, y que lo hagan de forma tan injusta, te mata».
«Lloras, no lo puedes controlar. Intentan que dejes de ser padre. ¿Cómo voy a dejar de ser padre, si adoro a mis hijos, si lo doy todo por ellos?».
«Además, si lo hacen acusándote injustamente de violencia de género, convirtiéndote automáticamente en un presunto maltratador, es una absoluta pesadilla».
«Por mucho que el juez lo archive todo, por mucho que no haya ni una sola prueba, como en mi caso, el estigma se te queda tatuado. Siempre vas a ser el tipo que fue denunciado por violencia de género. Conoces a alguien, te enamoras y eres correspondido, pero cuando le cuentas eso te empieza a mirar raro: tienes que demostrar tu inocencia, algo que además es imposible. Yo, cuando tengo que hacer cualquier trámite judicial, siempre llevó encima los archivos de aquellas denuncias, por si acaso».
«Mueren mujeres constantemente a manos de sus parejas, ¿cómo no va a ser uno un convencido contra la violencia de género? En mi caso, mucho más: yo formé parte del Gobierno de Zapatero, trabajé en Moncloa siete años. Siempre he sido un defensor, un militante, de pelear contra la violencia de género».
«Pero por culpa de esa ley que aprobó el Gobierno al que yo pertenecí, y al que siempre defenderé, mi ex mujer se llevó ilegalmente a mis hijos durante dos años a Mallorca y nada lo impidió. Ni siquiera el juez, que le advirtió de que no podía llevárselos, porque estaban radicados en Madrid».
Es el testimonio de Sergio Puerto, economista de 43 años. Haciendo caso omiso al juez de Familia, en 2019, cuatro años después del divorcio de ambos, su ex mujer se llevó a sus hijos, que entonces tenían 11 y siete años, a vivir a Sóller, Mallorca. Puerto estuvo dos años sin apenas contacto con ellos, y uno sin verles. «Ella me bloqueaba el acceso. Yo llamaba y me decía que no estaban, o que no se querían poner».
Su ex mujer le interpuso dos denuncias por violencia de género, además de otra por lesiones de su madre, la ex suegra de Puerto. Dichas denuncias fueron desestimadas por falta de pruebas pero, gracias a ellas, hasta su archivo, el procedimiento de Familia de Tres Cantos (Madrid) se detuvo y el juez, que en primera instancia había prohibido a la mujer llevarse a sus hijos a una isla, a 670 kilómetros, acabó validándolo para evitar más problemas a los menores.
«Es decir», sostiene Puerto, «la Justicia acabó permitiéndole hacer lo que le diera la gana con mis hijos gracias a tres denuncias que quedaron en nada. Sólo invocando una presunta violencia de género que era falsa, como al final se demostró, el procedimiento de Familia se paró y el juez no hizo nada por proteger ni mis derechos, ni los de los niños: sólo se protegieron los de ella».
Su ex mujer sostiene a través de su abogada que Puerto es una persona violenta, que se desentendió de los niños tras el divorcio, que se los dejaba constantemente a ella y que se fue a vivir lejos, a Alcorcón, a 30 minutos en coche de Tres Cantos, donde ambos habían compartido convivencia, en la casa que finalmente se quedó ella tras la separación.
«Es falso, nunca me he desentendido de los niños; de hecho, eso es lo que ellas, mi ex mujer y su madre, buscaban: que desistiera, que me olvidara, que admitiera que porque ella los dio a luz son suyos. Pero no, yo soy su padre, y quiero serlo, quiero verles crecer, protegerles y ayudarles».
Tras archivarse las tres denuncias contra él, los jueces han constatado lo contrario a lo alegado por la madre para darle a Puerto la custodia en marzo pasado, y la Fiscalía ha abierto incluso diligencias contra ella por incumplir las resoluciones judiciales. Los niños deben volver con su padre a Madrid en septiembre.
«O sea, primero se validó un desarraigo ilegal, y ahora se da marcha atrás y se obliga a otro desarraigo», explica Puerto. «Yo, desde luego, estoy muy feliz de volver a ver a mis hijos: ya he buscado un colegio, tengo listas sus habitaciones, me hace una ilusión que no puedo poner con palabras... Pero me parece tremendo que me los hayan arrancado ilegalmente y con la impunidad más absoluta. Que los poderes públicos no hayan hecho absolutamente nada».
Puerto se enfrenta ahora a un último y aún más complicado trago para recuperar a sus hijos: vencer la propia resistencia de los dos menores, que se niegan a volver con él a Madrid después de dos años en Mallorca, en manos de la madre, habiendo construido un entorno nuevo y positivo según el colegio que les ha acogido. Tras manifestaciones del mayor, de 13 años, el centro ha iniciado un protocolo de maltrato infantil y su madre ha presentado ante la Audiencia de Palma documentos que buscan acusar a Puerto de vejar a sus hijos en sus primeras visitas tras lograr la custodia.
La acción, que para Puerto es «el último intento de ella» para seguir apartándole de sus hijos, se apoya en varios documentos a los que Crónica ha tenido acceso. Por un lado hay varias grabaciones realizadas por los menores a Puerto en dichos encuentros, donde lo más agresivo que sucede es que el padre llama a su hijo mayor «tonto», en un tono más jocoso que otra cosa, por haber perdido las gafas. En realidad, lo que evidencian esos audios son más bien los intentos denodados de Puerto por conectar con sus hijos, y por que le den la oportunidad de vivir con ellos, y cómo los menores se cierran en banda. Han decidido que se quieren quedar en Mallorca.
Además, hay dos documentos médicos: un parte de lesiones en el que se manifiesta que la niña sufrió una contusión leve en un dedo estando con el padre, y un informe de Atención Primaria de Sóller en el que, en 14 imprecisas líneas, se consigna que los niños sienten ansiedad ante la perspectiva de irse a Madrid con su padre. La vista ante la Audiencia de Palma es el próximo miércoles 21, y en ella los magistrados escucharán a los menores, el mayor de los cuales ya manifestó anteriormente su deseo de quedarse en Sóller.
«No les culpo obviamente de querer quedarse allí», dice Puerto. «Son niños, no entienden la dimensión de las cosas y quieren resolver de un plumazo su dilema de lealtades. Han estado todo este tiempo con su madre, la quieren, como es lógico, y no quieren más cambios ni problemas. Pero ellos no tienen perspectiva para ver que necesitan un padre, que fui apartado de ellos injustamente, que les quiero, que lo doy y lo daré todo por ellos, que les voy a querer siempre y que debo luchar para seguir siendo su padre».
Puerto no lo dice, pero su abogada, Teresa Marcos, da por supuesto que la madre ha condicionado a los menores para declarar contra él: «Y me da lo mismo que a eso se le llame síndrome de alienación parental [una estrategia de separación de un progenitor por parte del otro que ha sido rechazada como trastorno mental por la OMS] o el malmeter de toda la vida: predisponer a los menores contra uno de sus progenitores se ha hecho toda la vida y en todas las culturas, el que diga que no es verdad es que no ha sido padre. En este caso, además, se presentan unas pruebas completamente inconsistentes para seguir apartando a mi cliente de sus hijos».
Así, el miércoles 21 la Audiencia de Palma de Mallorca podrá escuchar a los niños, que ahora cuentan 13 y nueve años, y revisará las pruebas que, según la madre, indicarían que Puerto es una persona violenta e incontrolada, que ha maltratado a las primeras de cambio a los mismos niños a los que ha luchado por ver durante dos años, pagando religiosamente la pensión de alimentos, cumpliendo -aunque la abogada de ella sostiene exactamente lo contrario- con todas sus obligaciones pese a los «incumplimientos» de la madre. «Porque sabía que cualquier incumplimiento mío justificaría todos los suyos», dice Puerto.
«Es el último intento», explica su abogada, «de instrumentalizar los procedimientos para apartar a Sergio de sus hijos, ahora ya con el éxito de haber logrado convencerles a ellos de que están mejor sin su padre, e incluso de invocar que les hace daño. Esperamos que los jueces vean claramente que de nuevo las pruebas de estos presuntos maltratos son inconsistentes. Por lo pronto, la madre de nuevo ha impedido a Sergio ver a los niños: desde hace un mes ya no tiene de nuevo acceso a ellos, amparándose en estos malos tratos inventados».
Puerto y su ex pareja se conocen, ambos veinteañeros, en 2001, y se casan en 2007. «Desde muy pronto comienza a jugar un papel negativo su madre, que se ha divorciado dos veces», sostiene él. Su hijo nace en 2008, la niña llega en 2012.
Con carnet del PSOE, Puerto trabaja de 2004 a 2011 en la Oficina Económica de Moncloa -en el edificio de Semillas-, para su ex profesor en la Universidad Carlos III Miguel Sebastián, y comparte el ideario y la acción de esos gobiernos de Zapatero.
«En 2012 me quedo en paro y me tiro 15 meses buscando trabajo. Aun así, vivimos de mi paro, porque ella, que nunca hasta ahora ha trabajado, sigue haciendo su doctorado en Geología mientras yo lo sostengo todo económicamente. Y lo hago con gusto, ojo, para que ella estudie», asegura.
Sergio Puerto espera poder ver a sus hijos en septiembre pero su ex mujer ha conseguido paralizar de nuevo el reencuentro.
En 2013 Puerto logra un puesto como asesor económico en la embajada de los Países Bajos en Madrid, pero su relación decae: «Ella me dice que pasamos a ser compañeros de piso, corta toda intimidad conmigo. Le digo que vayamos a un psicólogo de pareja, pero se niega. A mediados de 2015 le digo que debemos separarnos. No quería que mis hijos entendieran que una relación así, rota, era lo normal».
Puerto cede la custodia de los niños -sostiene que por falta de capacidad económica para otra casa: se ha ido a vivir con sus padres- a cambio de un régimen normal de visitas -todos los miércoles y un fin de semana de cada dos-. Pero por semana, para facilitarles ir al colegio al día siguiente, suele llevarlos a dormir a casa de su madre, que se ha quedado el piso común de Tres Cantos, cuya hipoteca -«como todo», dice- sigue pagando él. No llegan a un acuerdo económico y ella sigue invocando que él ha cercenado su carrera profesional, por lo que el juez le obliga a pagar 500 euros para la manutención de cada niño.
«Ahí me quedé muy hundido, en casa de mis padres, en Alcorcón. Lloraba cada día. Lo acepté todo porque pensaba que eso les daría más estabilidad, no me di cuenta de que ella iba a aprovechar eso para apartarme de ellos». Su ex mujer sostiene que se desentendió de los niños.
En 2018, Puerto alquila un piso en el centro de Madrid y le sugiere a su ex pareja la custodia compartida, «que hasta mi hijo me lo mencionó, porque amigos suyos la tenían y estaban contentos. Ella me dijo que ni lo soñara: claro, sus ingresos eran mi pensión para los niños...». En 2019, ella manifiesta a Puerto que tiene pareja, que esta vive en Sóller y que va a llevarse allí a los niños, dado que ha conseguido trabajo. «Le digo que no lo puede hacer, que los niños están radicados aquí y que ningún juez permitirá eso. Me dice que si no lo permito, los niños van a sufrir, y que ella lo sabe porque es hija de divorciados [versión que niega ella]. Mi abogada presenta al juez una demanda para una custodia compartida. Ella se lleva a los niños a Mallorca de vacaciones y ya sólo vuelve para las visitas, que respeta durante muy poco tiempo».
«Durante meses temo que ella me siga denunciando por malos tratos, inventándose lo que sea, y que un día, siendo como es la ley de violencia de género, aparezcan en la embajada unos policías para detenerme. Por ese motivo, comento en mi trabajo lo que está pasando, igual que ahora he tenido que comentar que iba a hacer este reportaje y que iba a dar el paso de salir a la luz. Aunque los niños están escolarizados en Madrid, increíblemente un colegio de Sóller se aviene a matricularlos, incluso comunicándole mi abogada que un juez dice que no pueden irse. Con el tiempo, veo cómo los niños se van desvinculando de mí. Su madre se victimiza ante ellos, y todos los niños siempre van a proteger al progenitor que creen débil». Su ex lo niega por boca de su letrada.
El juez de Colmenar Viejo, el de Familia, primero prohíbe a la madre llevarse a los niños de Madrid, donde están radicados, pero después «no hace nada por evitarlo», cuenta la abogada de Puerto, «incluso lo valida porque dice que los niños ya han sido desarraigados de hecho, así que mejor dejarlo. Es increíble».
Dos años después la Justicia dará la razón a Puerto y obligará al regreso de sus hijos, pero él tiene una teoría sobre por qué el magistrado de Colmenar no quiso mojarse en su causa: pocos meses antes en aquel 2019, ese mismo juez fue noticia en la Cadena SER por darle la custodia de dos niñas a un padre sin escuchar a las menores... Aun haciéndolo incluso con el apoyo de Fiscalía. «Entiendo que no querría más líos».
Puerto aclara que, aunque cree que muchos abogados recomiendan a sus clientes denunciar violencia de género para quedarse a sus hijos, su reivindicación «no va contra las mujeres en absoluto, eso es lo mismo que decir que hay que creer a las mujeres cuando denuncian cosas por el hecho de serlo: no, el género no puede decir que una persona es buena o mala, eso es la misma discriminación que se denuncia, puro racismo. Además: ¿y el daño que causan estas denuncias falsas a quienes de verdad sufren violencia de género?».
«Durante este tiempo he escuchado a mucha gente decir: "Bueno, tú no puedes ver a tus hijos, pero ellos están con su madre, estarán bien". ¿Y yo, que soy su padre? ¿No tienen los niños derecho a disfrutar de mí, y viceversa? ¿No queremos igualdad entre hombres y mujeres? ¿Es que las madres son más importantes que los padres? ¿No queremos igualdad real?».
La pesadilla del ex asesor de Zapatero: su mujer le quitó a sus hijos por la Ley de Violencia de Género
Creo que mi yo del pasado si que hubiese dicho lo de "karma" y hubiese pensado que se lo merece, pero no... es jodido el testimonio, al igual que muchos otros, y empatizo más actualmente con ese tipo de cosas. Que no, no me pilló de cerca, pero con al porrón de testimonios que llevan saliendo últimamente se le queda a uno el alma de piedra, debe ser un infierno.
Ojalá alguien encuentre una ventana de oportunidad para luchar contra estos casos, o esta ley, desde un punto de vista legal, porque vaya puta tela... la imagen de prescindibilidad y menosprecio que está generando sobre los hombres en nuestra sociedad da miedo, y lleva tiempo dándolo
Schwefelgelb escribió:Absueltos los miembros de la diputación de todos los cargos por dar la custodia al marido de Irune Costumero. Archivadas también todas las diligencias de maltrato contra el padre.
En el escrito se utilizó el término alienación parental, dejando bien claro que no se referían a un síndrome. Aún así, esta es la respuesta de Montero:
Veremos. Y de paso, ha vuelto a llamar maltratador al padre sin condena, razón por la cual ha tiene una denuncia en otro caso por saltarse la presunción de inocencia.
Falkiño escribió:Schwefelgelb escribió:Absueltos los miembros de la diputación de todos los cargos por dar la custodia al marido de Irune Costumero. Archivadas también todas las diligencias de maltrato contra el padre.
En el escrito se utilizó el término alienación parental, dejando bien claro que no se referían a un síndrome. Aún así, esta es la respuesta de Montero:
Veremos. Y de paso, ha vuelto a llamar maltratador al padre sin condena, razón por la cual ha tiene una denuncia en otro caso por saltarse la presunción de inocencia.
Lo bueno de este caso es que ya dijimos algunos lo que se buscaba con la prohibición del SAP. Nos dijeron que lo que se prohibía era lo de llamarlo síndrome, que el argumento de la manipulación de padres a hijos podría seguir usándose solo que no es una enfermedad y todo eso. Pues bien, primera sentencia que vemos (o que tenemos noticia) que habla de alienación parental sin usar la palabra síndrome ni nada de eso y ¿qué tenemos? a Irene Montero diciendo que está prohibido
Me haría el sorprendido, pero para eso tendría que ser una sorpresa y no lo es.
Valmont escribió:
Una vez se entra a discriminar en la LIVG, cualquier cosa es posible. Básicamente, lo que piden es que las mascotas de una mujer maltratada también son víctimas de violencia machista y que por lo tanto si ella tiene mascotas se debería agravar las órdenes de alejamiento y el tipo penal que se le imponga a él.
Por delirante y peligroso que parezca todo esto, ya han montado el correspondiente chiringuito subvencionado: https://www.viopet.es/
kopperpot escribió:No, una denuncia inverosimil presentada por una mujer sin prueba alguna no puede arruinarte la vida, no, que va
Y por supuesto, esto no era denuncia falsa,no, que va
La Audiencia de Murcia ve "inverosímiles" los relatos de las americanas violadas por tres jóvenes afganos
nail23 escribió:kopperpot escribió:No, una denuncia inverosimil presentada por una mujer sin prueba alguna no puede arruinarte la vida, no, que va
Y por supuesto, esto no era denuncia falsa,no, que va
La Audiencia de Murcia ve "inverosímiles" los relatos de las americanas violadas por tres jóvenes afganos
Pero si había una de ellas que le pillaron con el carrito del helao, además, según tengo entendido, estas se hicieron un seguro en Estados Unidos en caso de que les pasara esto mismo justo antes de venir, vamos que venían a pillar a algún pardillo para joderle.
@Valmont igual a querido escribir hijos y se a equivocado llamándole perros.
Lobo Damon escribió:Ha pasado desapercibida por el hilo una polémica que me ha parecido interesante.
Hace poco un conocido TikToker presumía en uno de sus vídeos de engañar a sus parejas diciéndoles que era estéril para no usar preservativo. La polémica fue tremenda, y aunque yo no estoy familiarizado con estos temas, parece que engañar a tu pareja de esa manera, puede ser un delito de abuso (repito, yo no lo se).
Esto ha resucitado una no tan nueva polémica y dejo por aquí la gran pregunta ¿Qué sucede si la cosa es al contrario? es decir ¿Qué pasa si una mujer engaña a su pareja con el objetivo de quedarse embarazada?
Lobo Damon escribió:Ha pasado desapercibida por el hilo una polémica que me ha parecido interesante.
Hace poco un conocido TikToker presumía en uno de sus vídeos de engañar a sus parejas diciéndoles que era estéril para no usar preservativo. La polémica fue tremenda, y aunque yo no estoy familiarizado con estos temas, parece que engañar a tu pareja de esa manera, puede ser un delito de abuso (repito, yo no lo se).
Esto ha resucitado una no tan nueva polémica y dejo por aquí la gran pregunta ¿Qué sucede si la cosa es al contrario? es decir ¿Qué pasa si una mujer engaña a su pareja con el objetivo de quedarse embarazada?
Lobo Damon escribió:Esto ha resucitado una no tan nueva polémica y dejo por aquí la gran pregunta ¿Qué sucede si la cosa es al contrario? es decir ¿Qué pasa si una mujer engaña a su pareja con el objetivo de quedarse embarazada?
Schwefelgelb escribió:Y siendo justos con el chaval, en ningún momento dice que dijera que es estéril para follar sin preservativo.
Schwefelgelb escribió:nail23 escribió:kopperpot escribió:No, una denuncia inverosimil presentada por una mujer sin prueba alguna no puede arruinarte la vida, no, que va
Y por supuesto, esto no era denuncia falsa,no, que va
La Audiencia de Murcia ve "inverosímiles" los relatos de las americanas violadas por tres jóvenes afganos
Pero si había una de ellas que le pillaron con el carrito del helao, además, según tengo entendido, estas se hicieron un seguro en Estados Unidos en caso de que les pasara esto mismo justo antes de venir, vamos que venían a pillar a algún pardillo para joderle.
@Valmont igual a querido escribir hijos y se a equivocado llamándole perros.
Si no llega a haber multitud de grabaciones, se van al hoyo.
Más brecha de empatía. Un año de prisión por meterle 20 puñaladas a su hija (que sobrevivió). Palabras textuales de la sentencia "no es de extrañar que se sintiera traicionada por ambos", En esta última atenuante, la sentencia afirma que lo ocurrido fue «un delito pasional» en el que la condenada actuó bajo influencia de la «afectación emocional» por las palabras «despectivas» de su hija y por saber de las relaciones sexuales de su marido con la menor.
https://www.levante-emv.com/sucesos/202 ... ssion=true
Sólo imaginad si hubiese sido hombre.
Schwefelgelb escribió:@Valmont desde el PP han dicho que urge cambiarla. Pero bueno, del PP no te puedes esperar nada. Y menos con Cuca Gamarra como ideóloga en política social.
Lobo Damon escribió:Ha pasado desapercibida por el hilo una polémica que me ha parecido interesante.
Hace poco un conocido TikToker presumía en uno de sus vídeos de engañar a sus parejas diciéndoles que era estéril para no usar preservativo. La polémica fue tremenda, y aunque yo no estoy familiarizado con estos temas, parece que engañar a tu pareja de esa manera, puede ser un delito de abuso (repito, yo no lo se).
Esto ha resucitado una no tan nueva polémica y dejo por aquí la gran pregunta ¿Qué sucede si la cosa es al contrario? es decir ¿Qué pasa si una mujer engaña a su pareja con el objetivo de quedarse embarazada?
nail23 escribió: @Lobo Damon lo vi hace unos días, hay que reconocer que el pavo es tonto, pero lo de la Montero querer denunciarle por violación o abuso me parece patético de manual, habría que preguntarles a las chicas porque no lo han denunciado.
Schwefelgelb escribió:@GXY lo equiparó al stealthing, que ahí sí hay jurisprudencia (y ahí creo que todos o casi todos coincidimos que sí debería ser delito). Pero este caso no tiene nada que ver. Aquí aceptaban follar sin condón sin decirles nada de que fuera estéril (se lo decía al terminar).
Schwefelgelb escribió:Más brecha de empatía. Un año de prisión por meterle 20 puñaladas a su hija (que sobrevivió). Palabras textuales de la sentencia "no es de extrañar que se sintiera traicionada por ambos", En esta última atenuante, la sentencia afirma que lo ocurrido fue «un delito pasional» en el que la condenada actuó bajo influencia de la «afectación emocional» por las palabras «despectivas» de su hija y por saber de las relaciones sexuales de su marido con la menor.
Señor Ventura escribió:Schwefelgelb escribió:Más brecha de empatía. Un año de prisión por meterle 20 puñaladas a su hija (que sobrevivió). Palabras textuales de la sentencia "no es de extrañar que se sintiera traicionada por ambos", En esta última atenuante, la sentencia afirma que lo ocurrido fue «un delito pasional» en el que la condenada actuó bajo influencia de la «afectación emocional» por las palabras «despectivas» de su hija y por saber de las relaciones sexuales de su marido con la menor.
¡Nos ha jodido!, pues claro que ha sido un crimen pasional, ¿desde cuando un crimen pasional tiene el atenuante de crimen pasional?, es que me explota la cabeza macho, ya está bien.
Dead-Man escribió:Señor Ventura escribió:Schwefelgelb escribió:Más brecha de empatía. Un año de prisión por meterle 20 puñaladas a su hija (que sobrevivió). Palabras textuales de la sentencia "no es de extrañar que se sintiera traicionada por ambos", En esta última atenuante, la sentencia afirma que lo ocurrido fue «un delito pasional» en el que la condenada actuó bajo influencia de la «afectación emocional» por las palabras «despectivas» de su hija y por saber de las relaciones sexuales de su marido con la menor.
¡Nos ha jodido!, pues claro que ha sido un crimen pasional, ¿desde cuando un crimen pasional tiene el atenuante de crimen pasional?, es que me explota la cabeza macho, ya está bien.
Artículo 21 Código Penal:
Son circunstancias atenuantes:
3.ª La de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante.
hi-ban escribió:Dead-Man escribió:Señor Ventura escribió:
¡Nos ha jodido!, pues claro que ha sido un crimen pasional, ¿desde cuando un crimen pasional tiene el atenuante de crimen pasional?, es que me explota la cabeza macho, ya está bien.
Artículo 21 Código Penal:
Son circunstancias atenuantes:
3.ª La de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante.
Excepto si el acusado es varón, en cuyo caso es violencia de género siempre.